Estrategia Internacional N° 10
Noviembre/Diciembre  - 1998

UNA NUEVA OLA DE LUCHAS URBANAS

Eduardo Molina

El desarrollo de la crisis económica internacional ha puesto un brusco fin al corto período de recuperación que América Latina vivió después del “tequilazo” y la subsiguiente recesión de 1995 y la primer mitad del 96 (y que fuera particularmente aguda en México y Argentina). Es cierto que América Latina no ha sufrido, al menos en esta fase de la crisis, un estallido y derrumbe similares al que hundió al Sudeste Asiático. Pero la “desaceleración” de la economía regional, aceptada por la mayoría de los analistas, no es más que la curva descendente hacia una recesión que promete ser mucho más profunda, generalizada y duradera que la del “tequilazo”, y que no puede excluirse, ante un estallido en Brasil por ejemplo, que termine en una depresión económica regional.

Un reciente informe de CEPAL caracterizaba que: “El año 1997 fue muy exitoso para muchas economías de América Latina y el Caribe, tanto por la marcada expansión del producto como por la baja inflación. Sin embargo, de acuerdo a lo previsto, los shocks externos, unidos a las políticas adoptadas para hacer frente al incipiente desequilibrio observado en varios países, impidieron que esa situación se repitiera en el presente año.” El documento, del 15 de setiembre, agregaba optimista: “En cambio, se prevé que, en promedio, las economías de la región crezcan apenas cerca del 3% en 1998, es decir, un poco menos que el promedio del actual decenio.”1

Poco después, CEPAL debió volver a corregir sus propias pronósticos, admitiendo que “la desaceleración en el crecimiento económico de América Latina (...) impactará más en la segunda mitad de este año que lo verificado en la primera”. 2

Los hechos dicen mucho más que los cautos y “oficialmente optimistas” análisis de la CEPAL. Tomemos algunas noticias de la prensa:

“El peso mexicano se devaluó un 24% con respecto al dólar en lo que va del año, pero además las tasas de interés se han duplicado para soportar la presión de la especulación financiera.” En este marco, amenazan con quebrar a muchos bancos y empresas mexicanas, enormemente endeudadas, y de allí la tormenta política que sacude al país, donde se discute la “estatización” de deudas privadas por valor de unos 65 mil millones de dólares3.

En Venezuela: “La severa caída de los precios del petróleo (85% de los ingresos en divisas de la nación y 58% de los ingresos fiscales) generó una contracción del PBI general en 7% para este año.” “Las causas fueron: la reducción del gasto fiscal, la disminución de la inversión en la industria petrolera, la baja de los precios internacionales del crudo y el debilitamiento de la demanda privada de consumo e inversión.”

En Argentina, todos los índices de la economía señalan una retracción pronunciada: “La industria cayó 2,5% en setiembre.”4 Mientras que en la industria automotriz “la producción nacional bajó en el noveno mes un 4.8% respecto a agosto. (...) Las ventas al mercado interno se redujeron un 11%” en el mismo lapso.5 Reflejando la caída del consumo y la producción: “El gobierno registró una caída en la recaudación impositiva de este año, de entre 1500 y 1800 millones de pesos, lo que obligará a (...) imponer nuevos recortes en el presupuesto”6, con lo que “Roque Fernández (ministro de economía, N. de R.)tuvo que reconocer que 1999 deberá ser obligadamente un año de austeridad”.7

“También en Chile soplan vientos fríos”, titula The Economist una nota en que dice: “Chile ha quedado atrapado en la tormenta financiera mundial. Sus clientes asiáticos se han deslizado hacia la recesión. Sus socios del Mercosur en Sudamérica tiritan al borde del tifón, esperando que cambie el rumbo. El cobre simboliza los males de Chile. Representa alrededor de dos quintos de sus exportaciones. A medida que la demanda mundial se ha ido retrayendo y el precio se ha derrumbado, el actual déficit en cuenta corriente de Chile se ha ampliado, amenazando llegar al 7% del PBI.” (...) “Las altas tasas de interés (...) están enfriando rápidamente la economía.”8

Brasil se ha convertido en uno de los grandes puntos débiles de la economía mundial, y ya estuvo a punto de ser arrastrado por la conmoción en las bolsas que causó el derrumbe de Rusia. “Desde que se agudizó la crisis financiera internacional, Brasil perdió más de 30.000 millones de dólares de sus reservas, reduciéndolas a menos de 45.000 millones.” “Saldrían 12.000 millones más de aquí a fin de año.” Para evitar un estallido, Cardoso viene tomando medidas recesivas como elevar los intereses a un insostenible 50% anual, y discute con el FMI un durísimo ajuste fiscal. Muchos analistas ya pronostican una recesión con una caída de -3% en el PBI para el próximo año.9 Pero aún así, no está dicho que Brasil se sostenga y pueda evitar una devaluación masiva o una estampida de capitales.

La crisis no se instala con el mismo ritmo e intensidad en todos los países. Golpeó con más fuerza en un primer momento a los países más ligados al Sudeste Asiático y al comercio con el Pacífico, o dependientes en mayor grado de exportaciones muy concentradas en las materias primas que sufrieron mayor desvalorización. Pero ya alcanza al Cono Sur, el área que con México, tuvo un mayor y más consistente dinamismo durante los 90, acaparando el grueso de las inversiones extranjeras y de la expansión económica. No se puede decartar que sean estos (Brasil, Argentina, México, Chile), precisamente por su mayor ligazón con el mercado mundial y las inversiones capitalistas concentradas que los exponen más a la crisis, los que en una fase superior de ésta sufran consecuencias más explosivas.

No puede esperarse que esta recesión sea como el tequilazo, con una caída abrupta de la producción pero de corta duración, gracias al rol de salvataje de Estados Unidos, y sobre todo a la prosperidad de su economía que permitió en un breve lapso la prosecución del ritmo de la expansión capitalista latinoamericana. El cambio en la perspectiva de la economía mundial marca la diferencia. Un analista resumía la perspectiva en los siguientes términos: “Cabe esperar que el promedio mundial de crecimiento para el PBI se encuentre ligeramente por debajo del anterior piso histórico más bajo, que corresponde a los años 1981/82. Por entonces, se registró la última gran onda recesiva que, como se recordará, tuvo tan graves consecuencias para nuestra economía. Fue uno de los factores que tornó más impagable aún la irracional deuda externa contraída en los años anteriores y que terminó siendo estatizada.” “Ahora bien, si la depresión en los nuevos ‘tigres’ asiáticos, así como en Corea y Japón se acentúa, aumenta el riesgo de rebote sobre Estados Unidos. En consecuencia, no cabe descartar que deban volver a revisarse las proyecciones sobre el crecimiento mundial. Y, en ese caso, podría terminar siendo el más bajo de los últimos sesenta años. ”10 Recordemos que 1982 es el año que abrió para América Latina la gran “crisis de la deuda”, inaugurando la llamada “década perdida”, que significó un verdadero terremoto económico, político y social para la región.

Por eso, la crisis asume características y mecanismos distintos a los del “tequilazo” cuyo motor estuvo en la crisis financiera y cambiaria mexicana. Estamos ante un ciclo de baja a largo plazo en los precios de las materias primas que conforman la base de la exportaciones regionales, y de retracción y encarecimiento en los flujos de capitales (tanto inversiones como préstamos) que financiaron los planes económicos de los 90. Esta combinación explosiva encuentra a la mayoría de los países soportando fuertes déficits en las balanzas de pagos, una situación insostenible de fuertes déficits fiscales, y en particular, un enorme endeudamiento de los estados y las empresas11. Entre tanto, aumenta el peso creciente en las cuentas nacionales del servicio de la deuda, configurando nuevos y pesados “cuellos de botella” en el sector externo, como los que la región sufrió en otros períodos de crisis.

Los duros programas de “ajuste” y “austeridad” que están poniendo en marcha los distintos gobiernos, apuntan desesperadamente a alejar esta perspectiva, apelando a medidas recesivas cuyo eje es mantener al día el pago de la enorme deuda y seguir siendo “atractivos” para el capital financiero. En varios países se avanza una nueva ronda de privatizaciones, mayor apertura al capital y la banca extranjera, etc. En definitiva, ensayan una “huída hacia adelante”, profundizando los planes actuales.

El contenido fundamental que queremos precisar es que ha cambiado radicalmente el escenario mundial que enfrenta América Latina, y con ello, asistimos a la “vuelta de página” de los 90. Se han terminado los años de ascenso de los así llamados “mercados emergentes” latinoamericanos, con sus fabulosos negocios para los monopolios imperialistas, el capital financiero, y sus socios locales, aceitados con la venida de fondos y préstamos de todo el mundo. Llega la “hora de pagar” ese período de un “crecimiento” económico, que por un lado significó un salto en la penetración imperialista, y por otro, deja un pavoroso balance de empobrecimiento y miseria para las masas latinoamericanas. Los escenarios más probables para el desarrollo de la crisis son, en consecuencia, o una dura recesión de la que tarde en salirse, o incluso, si estalla Brasil o la economía norteamericana entra abruptamente en recesión, no puede descartarse una nueva depresión económica como la que hoy sacude al Sudeste del Asia.

Una nueva ronda de penetración imperialista

De esta forma, el impacto de la crisis motoriza una nueva ronda de penetración imperialista sobre el conjunto de la región, en particular, por parte de los monopolios y la banca norteamericana.

Esta política del imperialismo yanqui hacia América Latina no puede separarse del contexto mundial, donde se multiplican las disputas interimperialistas, bajo la presión de la crisis, que multiplica las guerras comerciales y diferendos de todo tipo, buscando posicionarse y consolidar sus bases de apoyo en la disputa por el mercado mundial.

Estados unidos, apoyándose en su mejor situación relativa y su superioridad militar, ha tenido una política agresiva en África, contra el imperialismo europeo, y en el Sudeste Asiático y China, aprovechando las dificultades de Japón.

En América Latina procura consolidar el control sobre “su bloque”, disciplinando a los gobiernos y burguesías locales, y profundizando su predominio en áreas económicas claves, como la banca, los seguros, servicios, el petróleo, el “agrobusiness”, etc. Y el copamiento del mercado de una región que le provee de un importante saldo comercial favorable.

Pero este mayor despliegue no está exento de dificultades y contradicciones. El predominio norteamericano se debilita a medida que se desciende hacia el Sur. Es casi hegemónico sobre México, Centroamérica y el Caribe. Su peso es muy grande sobre los Estados de la región Andina. Pero en el Cono Sur, debe lidiar con una firme implantación de sus competidores, fundamentalmente de Europa. La Unión Europea tiene una política de acercamiento hacia el Mercosur. Además, en Brasil, el imperialismo norteamericano choca con los regateos de la burguesía local ante algunos de los términos del programa de copamiento de la economía brasileña que quiere imponer Washington como parte de su “ayuda”.

Es poco probable que la penetración de Estados Unidos pueda jugar el mismo rol en esta nueva situación que durante el “tequilazo” cuando pudo sostener a México, facilitando así la salida de la recesión y sosteniendo la expansión de 1996/97. Hoy el escenario de la economía mundial es muy distinto al de hace tres años, mientras que el propio Estados Unidos enfrenta crecientes dificultades económicas y políticas. En ese momento, el ascenso del Mercosur también jugó un papel secundario “contrarrestante”. Hoy, por el contrario, Brasil, es una bomba de tiempo que puede hundir a toda América Latina.

Así, en el nuevo escenario mundial y latinoamericano, la enorme presión norteamericana sobre su “patio trasero” histórico, lejos de “contrarrestar” la crisis del subcontinente, se torna una fuente adicional de contradicciones económicas, sociales y políticas, como es evidente en Brasil.

Brasil, clave de la situación

Brasil se ha convertido en una bomba de tiempo, y de cuya suerte están pendientes todas las miradas, comenzando por la de los gobiernos de Argentina y todo el Cono Sur, ya que una devaluación masiva, una nueva estampida de capitales o el estallido del plan de Cardoso, provocarían un brutal agravamiento de la crisis en toda la región y repercutirían a nivel mundial.

El gigante de América Latina, como decíamos más arriba, sufre una brutal sangría de divisas y está sometido a enormes presiones devaluatorias. La producción, el comercio, el consumo, ahogados por la astronómica suba de intereses que dictó Cardoso en un intento por detener la hemorragia de capitales, están en franca retracción, mientras que el estado, que acumula una sideral deuda interna, que no puede frenar el inmenso déficit fiscal de un 8% del PBI, camina a mediano plazo a una virtual cesación de pagos. Esto ya tensa incluso las relaciones con Argentina en el Mercosur, donde se agita la disputa comercial en varias ramas, proyectando un horizonte de nubarrones sobre el futuro del acuerdo.

Caracterizando al primer gobierno de Cardoso, la revista británica The Economist reseña sobre el avance del plan imperialista: “Los intereses estatales en el acero y muchos de ellos en la química han sido privatizados antes de ahora. Pero ha vendido, o está en proceso de vender, ferrocarriles, minas, electricidad, telecomunicaciones, bancos, puertos y mucho más. Aún la compañía estatal de petróleo, Petrobras, símbolo de nacionalismo autárquico, ha perdido su monopolio y puede ser vendida. Las barreras comerciales han sido reducidas: en términos de dólares, las importaciones este año serán casi el doble que las de 1994. El Sr. Cardoso ha sido a veces acusado de no ir lo suficientemente rápido. Él podría muy bien preguntar por qué? En apenas 4 años él ha hecho tanto como la británica Margaret Thatcher hizo en cerca de 12.”12

Sin embargo, frente a la crisis mundial, el gran capital norteamericano, no está satisfecho con las enormes concesiones que ha venido haciendo Cardoso, y exige copar sectores decisivos como las finanzas y una mayor apertura comercial (diluyendo de hecho el Mercosur), etc. Los roces se han manifestado en múltiples ocasiones, y están detrás del regateo con el FMI. En el encuentro anual del Banco Mundial y el FMI, en Washington a principios de mes: “El presidente del FMI, Michel Camdessus, presionó a Brasil: ‘Ciertamente es del interés de Brasil confirmar rápidamente su posición y permitir a la comunidad internacional concretar su apoyo financiero al país,...” Cardoso, contestó el mismo día en San Pablo: “Estamos dispuestos a negociar con el G-7, el Banco Mundial, el FMI, pero sólo si podemos mostrar que somos un país con condiciones de crecimiento, que no desperdicia sus recursos en obras faraónicas, que no sobrevaluó sus activos, que saneó su sistema financiero.”

El programa que anunció Cardoso no parece recoger todos los reclamos, aunque signifique una nueva vuelta de rosca en la entrega de Brasil, y de constituir un fuerte golpe sobre las masas y profundizar la recesión. El centro de las medidas está puesto en el ajuste fiscal (recorte al gasto, reforma previsional, etc.) y en un aumento impositivo. “El paquete deberá asegurar recursos -entre cortes de gastos y aumentos de impuestos- de 25.000 millones de dólares. Si el FMI queda conforme con el plan, se estima que entregará otros 25.000 millones. De esa forma Brasil tendría asegurados los 50.000 millones de dólares que necesitará el año próximo para cubrir el déficit de su cuenta corriente más los gastos con intereses de la deuda externa.”13 “En resumen, ya se anuncia que el presupuesto para 1999 será un 20% menor, y eso incluirá cortes en el área de salud y educación.”14

Ya vimos las presiones del FMI y EE.UU. La Federación de Industriales de San Pablo acaba de afirmar que “el ajuste fiscal no cierra” protestando, en relación a la presión impositiva y a los altos intereses que “El gobierno metió un tigre en la sala y ahora le cobra un precio inmenso a la sociedad para enfrentar ese peligro.”15

Es improbable que el “pacote” pueda conciliar todas estas presiones contrapuestas. Cardoso se mueve sobre enormes contradicciones, en un estrecho camino de cornisa, entre una durísima recesión “administrada” o un estallido sin control, y está por verse como se resuelven los interrogantes de una ecuación políticamente muy complicada, en un sinuoso proceso de negociaciones con los intereses regionales y los gobiernos estaduales, ... y todo ello además de sortear la previsible resistencia de un movimiento obrero que si bien no ha dado en el último período grandes luchas masivas y está contenido por sus direcciones en un “pacto social”, difícilmente se resigne a dejar pasar ataques de esta envergadura sin resistencia.

Hoy Brasil es así la clave de la situación regional, sea porque puede desencadenar un agravamiento de la crisis económica en toda el área, de repercusiones decisivas para el Mercosur, sea porque la probable resistencia de los trabajadores al ataque comience a incorporar a la mayor clase obrera del subcontinente a los procesos de lucha de masas que hoy tienen su avanzada en los países andinos.

Tendencia a una contraofensiva obrera y popular

Los primeros embates de la crisis han obligado a los gobiernos del área a lanzar nuevos ajustes y paquetes de medidas económicas, incluyendo devaluaciones, impuestazos y alzas de tarifas, golpeando sobre el conjunto de la población. Las nuevas medidas de “austeridad” en el gasto fiscal, al afectar en primer lugar los presupuestos destinados al “gasto social”: educación y salud fundamentalmente, están en la base de la amplia ronda de huelgas de empleados públicos, de maestros, de trabajadores de salud, que agita desde Honduras hasta Chile. Estas huelgas son la avanzada de una ola de luchas urbanas obreras, estudiantiles y populares, en resistencia a los “ajustes” y “paquetazos” y motorizadas también en Perú y Chile por el odio al régimen fujimorista y a Pinochet, dos símbolos bonapartistas, que enfrentan a pie firme la dura respuesta y la represión de gobiernos como el de Pastrana o Mahuad, recién electos, lo que muestra de conjunto tendencias a una mayor polarización de la lucha de clases. A esta oleada no se han incorporado aún los países de mayor peso en la región, como Brasil, México o Argentina, pero tienen un enorme valor anticipando muy posiblemente hacia donde van las masas latinoamericanas.

En este contexto, debe destacarse la situación de Colombia, en medio de lo que un periodista llama “la peor crisis del siglo” 16, donde domina la escena política del país la trampa del “diálogo de paz” promovido por Pastrana (con el respaldo del Alto mando, la Iglesia, los empresarios privados y el imperialismo), con los jefes de la guerrilla, y con el que busca pactar con los jefes guerrilleros para un “gran acuerdo nacional” que desarme la guerrilla y las integre al régimen como ocurrió con las guerrillas centroamericanas (El Salvador, Nicaragua, Guatemala),17 negociando en todo caso algunas reformas políticas cosméticas del régimen, como concesión a la guerrilla que pide “reformas constitucionales” para reintegrarse como partido político para “luchar por la democracia” y las “reformas”.

Pastrana busca así, con el concurso de las FARC y el ELN, y apoyándose en las ilusiones y anhelos de paz de las masas, poder pasar sus dos objetivos centrales: recomponer el estado y el régimen, en profunda crisis, y el programa proimperialista de ajustes, privatizaciones y “apertura”.

En este marco político ha estallado la gran lucha nacional de los trabajadores públicos, que ya llevan tres semanas de paro, manifestaciones, cortes de calles y enfrentamientos con la policía, y que es el punto más alto de movilizaciones obreras en este país desde el gran “Paro Cívico” de 1977. Los cientos de miles de empleados públicos iniciaron su lucha con un paro de 48 horas a principios de mes, “respondiendo a la convocatoria de las tres centrales sindicales (CTC, CUT, CGTD).” Además del reclamo salarial de 18,5% de aumento para compensar la inflación, “Estas centrales sindicales participaron en la paralización con la exigencia que se suspendan las privatizaciones de las empresas estatales, la aplicación de la reforma agraria, mayor presupuesto para salud y educación, así como la ampliación de la cobertura del Seguro Social.”

Desde el 7 de octubre se lanzó la huelga indefinida, que se mantiene hasta el cierre de este artículo: “Los funcionarios estatales colombianos, - más de 800.000- rebelados contra la política económica del gobierno de Pastrana, iniciaron ayer miércoles un paro indefinido... Ayer los hospitales sólo atendieron urgencias, seis millones de estudiantes quedaron sin clases y la justicia permaneció estancada. Resultó además imposible lograr una comunicación nacional o internacional a través de operadoras. El poderoso sindicato de los petroleros -USO- ordenó la reducción en un 50% del bombeo de gasolina en el puerto petrolero de Barrancabermeja. (...) Los trabajadores de la empresa de energía de Bogotá tomaron pacíficamente las embajadas de España y Chile, para pedir mediación por sus problemas laborales. Más de 2.000 trabajadores han sido despedidos desde la entrada de capitales españoles y chilenos a la empresa.”18

Las manifestaciones que conmovieron Bogotá chocaron en durísimos enfrentamientos con la policía. El día 10, “mientras centenares de trabajadores estatales marchaban por las calles de las principales ciudades del país, el Ministro de Trabajo, Hernando Yepes, dio a conocer la declaratoria de ilegalidad del paro.”19 Entre tanto, Pastrana mantiene una intransigente negativa a ceder, y junto a la brutal represión policial, han comenzado a operar los paramilitares, llegando a asesinar al vicepresidente de la CUT y a seis activistas sindicales (mientras siguen asesinando a decenas de campesinos en el interior del país). Sin embargo, la lucha se mantiene firme mostrando la gran fuerza de los trabajadores movilizados: maestros, trabajadores de salud, petroleros, etc., y amenazando incluso con que entren en lucha trabajadores del sector privado.

Esta gran huelga constituye una gran prueba de fuerzas política entre un movimiento obrero que viene dando grandes pruebas de recuperación después de varios años de retroceso, y el gobierno conservador que recién ha asumido funciones y que tiene que imponer un profundo programa proimperialista.

Mientras los 800.000 trabajadores públicos protagonizan esta extraordinaria lucha que podría cambiar el curso del país, avanza el “diálogo de paz” entre Pastrana y los comandantes de la guerrilla de las FARC ( y también el ELN) habiendo acordado ya la “desmilitarización” de 5 municipios para instalar las conversaciones y comenzando a programar la visita de los comandantes guerrilleros al Congreso nacional para fin de año.

El principal obstáculo para una gran lucha obrera y campesina unificada contra el gobierno está en la política de las FARC (junto al resto de la guerrilla), que mientras en las ciudades Pastrana reprime a los trabajadores en lucha, prosiguen negociando en el monte, dándole de hecho la espalda a esta gran lucha. ¡Baste pensar en el golpe político que sería para Pastrana el simple hecho de que la guerrilla suspenda el diálogo hasta que el gobierno acepte los reclamos de los 800.000 trabajadores!

Así, la dirección de la guerrilla divide tareas con la burocracia de las centrales sindicales, que también concibe la huelga como una herramienta de presión sobre el gobierno, que quiere mantener bajo estos estrechos límites (que pueden llevar a la derrota), como sea la lucha de los estatales, y que teme como a la peste que esta se desarrolle como una gran lucha política independiente de las masas. La guerrilla desnuda su nefasto papel, como un enorme obstáculo para la unidad obrera y campesina, aislando a las luchas del movimiento campesino y de los trabajadores estatales, y proporcionándole objetivamente un inestimable sostén indirecto al gobierno.

Los trabajadores del Estado están poniendo en la calle, con energía y combatividad, la moción de unir a todo los trabajadores contra el gobierno y sus planes. No podemos prever las próximas vicisitudes de esta gran lucha, pero sí está planteando objetivamente la necesidad de abrirse camino hacia una gran huelga general política que una a empleados públicos en lucha, a los obreros del sector privado, a los pobres de las ciudades y al movimiento campesino.

En Ecuador, a poco de haber asumido el gobierno, Jamil Mahuad, quien trae en el bolsillo un programa similar al que le costó el puesto a Bucaram hace cosa de un año y medio, lanzó un brutal paquetazo, devaluando a la mitad el sucre y aumentando los precios de los servicios, etc. La respuesta de las masas fue un gran paro general de 48 horas contra el paquetazo, que unió a obreros, campesinos y estudiantes.

“Tres muertos, dos civiles y un policía, 16 heridos entre civiles y uniformados, 79 detenidos, 2 centenares de semiasfixiados y cuantiosos daños materiales es el saldo de la violenta jornada de protesta contra el gobierno del Presidente Jamil Mahuad en todo el país. Fuerzas combinadas de Ejército y policía arremetieron contra los manifestantes, especialmente en Esmeraldas, Manabí y Guayas, con el saldo anotado, desatándose la furia popular que se lanzó con palos, piedras y todo tipo de armas para repeler la acción de los uniformados.”20 Mientras muchas rutas fueron cortadas, en varias ciudades, como Milagro (Guayas) los manifestantes, obreros, campesinos y estudiantes, asaltaron dependencias policiales y de gobierno, demostrando la combatividad y ánimo de lucha de los trabajadores movilizados, que se apoyan en la experiencia de haber volteado a Bucaram, y de haber continuado protagonizando durante el año y medio innumerables luchas locales y nacionales.

“Ecuador entero está levantado contra el gobierno de la Democracia Popular (partido oficialista). Obreros, campesinos, indígenas, maestros y estudiantes nos hemos volcado a las calles para exigir la inmediata derogación de las medidas económicas” dijo Luis Villacís, presidente del Frente Popular (una de las centrales sindicales ecuatorianas).21

Sin embargo, la dureza del gobierno, que no quiere permitirse una derrota a manos de las masas apenas asumida la presidencia, y que ha entablado en consecuencia una prueba de fuerzas decisiva para su futuro, obliga a las direcciones del movimiento de masas a ir a nuevas movilizaciones, planteando objetivamente la necesidad de retomar el camino que derribó a Bucaram en febrero del 97, sin embargo, no es esta la política de los dirigentes, que como dice el propio Villacís quieren limitar el objetivo de la lucha a la “derogación de las medidas económicas” cuando se trata de una lucha frontal contra el gobierno y su plan. La misma es la política de los dirigentes campesinos e indígenas, como Antonio Vargas, presidente de la poderosa CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) que buscan a toda costa el “diálogo” habiendo incluso entrevistándose sin éxito con Mahuad.

A principios de 1997, fue la traición de las direcciones stalinistas-maoístas, socialdemócratas e indigenistas, en nombre de su política conciliadora y de colaboración de clases la que impidió que las masas, después de haber derribado a Bucaram, avanzaran más por el camino de una ofensiva revolucionaria, y permitieron así que se recompusiera, aunque debilitado, el régimen democrático burgués. Hoy, reabrir ese camino es la cuestión que la heroica lucha de las masas ecuatorianas está planteando nuevamente.

En Perú, a principios de octubre, las imágenes de obreros, estudiantes y maestros superando el cordón policial e invadiendo el patio de la casa de Gobierno en Lima, llenaron los medios de prensa. Esta acción de un sector desprendido de las manifestaciones de maestros, obreros y estudiantes que ese día recorrieron la ciudad, fue sólo el acto más espectacular de una jornada de movilizaciones. Ese día la antigua CGTP22, había convocado a una Jornada Nacional de Lucha Cívico-popular contra la política económica de Fujimori y sus intenciones de reelección. Decenas de miles se manifestaron combativamente en Lima y otras ciudades y esta acción de un sector desprendido de las columnas que recorrieron Lima, al grito de “¡Abajo Fujimori!”. Días después, las elecciones municipales: “ dejaron como saldo una derrota de los candidatos más cercanos al gobierno y un triunfo de reelecto alcalde de Lima, Alberto Andrade, figura que emerge con mayor peso para suceder a Fujimori. Así mismo, mostraron un avance de fuerzas y dirigentes locales o regionales independientes, que ganaron en _ partes de las 194 provincias. Se votó además con signo opositor en la mayoría de las capitales de los 24 departamentos.”23

El fujimorato está en retirada en medio de una aguda crisis política, que incluye roces entre el presidente y el mando militar, y que es producto del debilitamiento del régimen más brutal y bonapartista de los 90 en toda la región, hoy odiado por más del 70% de la población. La clase dominante no parece haber montado una “transición” ordenada que pueda lidiar con las contradicciones explosivas que incuba Perú: miles de presos y desaparecidos, decenas de miles de asesinados en la “guerra sucia” contra las masas obreras y campesinas con el pretexto de arrasar con la guerrilla, y los generales que necesitan garantizarse la “impunidad”.

Esto, en el contexto de un país que tiene la mitad de la población sumida en la pobreza, y enormes tasas de desocupación y “subocupación”, y donde comienza a entrar en escena, después de haber sufrido severas derrotas durante los 90, la combativa clase obrera peruana, que ya vino dando en los últimos dos años varias luchas que demuestran signos de su recuperación.

La gran conmoción que sacude a Chile con la detención de Pinochet en Gran Bretaña, viene a sumarse a un clima de creciente descontento social y luchas obreras y populares.

Una profunda división política polariza la sociedad chilena entre la clase media alta y la burguesía y los trabajadores y jóvenes que odian al dictador, y le crea una crisis mayúscula al gobierno de la Concertación Democrática, garante de la impunidad del general, poniendo al rojo vivo las perspectivas, en la nueva situación regional y chilena, del régimen de “democracia blindada” bajo tutela militar que forjó Pinochet con el concurso de la Concertación (DC-PS). (Ver artículo en pág. 7)

Entre tanto, 120.000 docentes mantienen también desde hace unas tres semanas una combativa huelga reclamando mejoras en los salarios, a pesar de la dureza del gobierno y de las amenazas represivas, y que incluye grandes movilizaciones, como la que el 15, reunió a los alrededor de 60.000 docentes, según informó CNN, que volvieron a concentrarse en Santiago y todo el país. En protesta contra los planes de privatización de los puertos, miles de estibadores realizaron también un paro, que se suma a las luchas que desde el año pasado vienen protagonizando estudiantes, universitarios, maestros, etc. La clase obrera chilena viene haciendo sentir, con estos pasos, el ritmo de su recuperación, y en el marco de esta crisis, puede dar nuevos saltos.

En Venezuela, que viene de un largo período de crisis políticas y luchas sociales (en particular, hace un par de años, de los asalariados de clase media, como médicos, profesores universitarios, etc.), el descontento de las masas fue canalizado hacia la trampa electoral por las expectativas en un eventual gobierno del Cnel. Chávez, que probablemente se imponga en las próximas elecciones nacionales. Entre tanto, el clima de descontento se mantiene, y el 22, las “Universidades iniciaron acciones de protesta. (...) Profesores, estudiantes y empleados realizaron caravana en demanda de mayor presupuesto.”24

En Bolivia, hace unos días, mientras continúan las movilizaciones de cocaleros (ver artículo en pág.6), una suba de tarifas servicios provocó una virtual paro general en La Paz, al sumarse la población a la convocatoria de la Federación de Juntas Vecinales de esa ciudad y los transportistas. Fuera de la región andina, en Honduras, a mediados de octubre salieron a la huelga y protagonizaron nutridas manifestaciones los profesores secundarios en protesta contra recortes salariales, con que el gobierno quiere imponer “austeridad” en los gastos del estado.

Esta oleada de luchas muestra tendencias a la unidad obrera y popular para enfrentar los paquetazos y las medidas de “austeridad”, a poner en primera fila al movimiento obrero con sus organizaciones y sus métodos: paros, huelgas, la movilización callejera, etc. Y a un endurecimiento recurriendo a los cortes de rutas, las manifestaciones violentas que enfrentan a pie firme las fuerzas represivas. Con una gran participación de los trabajadores del estado, entre los que hay fuertes contingentes de obreros de sectores decisivos de la producción (electricidad, petróleo, etc.), tanto en Colombia como en Ecuador.

Estas grandes acciones del movimiento obrero y de masas tienden a cuestionar directamente los planes gubernamentales y levantar consignas de carácter político, mostrando la tendencia profunda de las masas a avanzar hacia la huelga general política.

El movimiento campesino, viene de dos años de importantes movilizaciones en Ecuador, Bolivia, Brasil, Paraguay, etc., y continúa movilizándose por la tierra y contra los ataques a sus condiciones de existencia, y como muestra Ecuador, está dispuesto a luchar codo a codo con los trabajadores. Otro componente que se suma a este proceso de luchas son los estudiantes universitarios y secundarios, como hemos visto en Chile, Perú y Ecuador. Y las banderas democráticas contra Pinochet y Fujimori añaden otra vertiente a esta oleada de luchas.

Recordemos que a las incrementadas penurias para las masas que significó el “tequilazo” en el 95, le contestó un amplio arco de contraofensiva obrera y popular en varios países, con los paros generales del 96 en Argentina, Paraguay, Bolivia, Ecuador, que fue el pico más alto con la caída de Bucaram en febrero del 97, etc.

Hoy, esta ronda de grandes luchas, con claro epicentro en los Andes, (Colombia, Ecuador, Perú), no ha alcanzado la masividad de esa oleada, ni incorpora todavía a los principales proletariados de la región (Cono Sur), pero muestra la tendencia a retomar esa contraofensiva, incorporando desde sus primeros pasos una mayor presencia de luchas urbanas con una radicalización en los métodos y polarización en su enfrentamiento con el régimen.

Crisis políticas

La burguesía enfrenta este nuevo escenario con regímenes que en varios países están fuertemente debilitados. En países importantes del área, como México, no ha podido completar en los 90 una “transición” estable. La crisis desnuda la debilidad estructural de ls “democracias para ricos” latinoamericanas, sometidas a enormes contradicciones, bajo la presión creciente del imperialismo, y ante el mar de pobreza y penurias intolerables que sufren las masas. Un aspecto de esta crisis es la decadencia de los viejos sistemas de partidos, expresión de la pérdida de base social de los regímenes más deteriorados.

Hemos pasado rápida revista, más arriba, a la crisis del fujimorato en Perú, a la conmoción de la “democracia” pinochetista en Chile, y a las dificultades de Pastrana y Mahuad, dos gobiernos recién electos, en Colombia y Ecuador. Podríamos agegar Paraguay, donde la profunda crisis divide al Partido colorado y a las Fuerzas Armadas en dos alas, “oviedistas” y “antioviedistas, corroe un régimen que no ha podido asentarse en años. O el caso de México, un país clave donde la “transición” del priato en crisis está lejos de haberse estabilizado y completado.

Decíamos que un aspecto importante de esta crisis es el deterioro de los viejos partidos políticos burgueses. Tomamos dos comentarios referidos a Perú y Venezuela:

Refiriéndose a Venezuela, Allan R. Brewer-Carías, Presidente de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales de Venezuela, escribe:

... “La situación política que vive el país, configurada por una grave crisis por la que transitamos desde hace 10 años y que no se logra superar; más bien se agrava, sin que se perciban salidas viables para la futura gobernabilidad de la democracia.” ... “Se trata, en definitiva, de la crisis terminal del sistema político que fue instaurado a partir de los años cuarenta,”... ... “Lamentablemente, en el actual momento histórico estamos en una situación algo similar, con una crisis institucional global, pues la mayoría no sólo no cree ni confía en el Congreso, ni en el Poder Judicial, ni en la Administración Pública, ni en las fuerzas de seguridad ciudadana, sino que tampoco cree ni confía en los partidos políticos, ni en las sociedades intermedias que éstos penetraron y controlaron, como los sindicatos, los colegios profesionales y los gremios. Y además, en medio de una de las crisis económicas más agudas del Estado petrolero, en la cual, sin conciencia alguna de lo que significa, la gente pide más como si la riqueza petrolera fuera inagotable, y como si no se hubiera comprobado que el modelo de repartir esa riqueza dadivosa, ha sido no sólo una fuente de corrupción, sino una de las causas de la crisis por la que estamos ahora atravesando.”25

Este contexto de crisis estructural y política, y descontento de masas, explica el surgimiento de un fenómeno como el del Cnel. Hugo Chávez, que quizás gane las próximas presidenciales. Chávez, con el apoyo de sectores de la izquierda y presentando vagas promesas sociales y nacionalistas (llegó a hablar de moratoria de la deuda) aparece como una nueva aunque inestable mediación burguesa, ante el agotamiento de los partidos tradicionales tras una década de descontento obrero y popular, para canalizarlo vía las elecciones en los marcos del régimen. No obstante, la burguesía y el imperialismo desconfían de la “seriedad” de Chávez, a pesar de que éste, a medida de que se acercan las elecciones, multiplica su giro a la derecha y modera sus discursos. Por todo ello, un panorama de crisis política aguda se cierne sobre el país.

Sobre las recientes elecciones locales en Perú, el diario argentino Clarín escribe:

“El cuadro que viene ofreciendo Perú es el de una aguda y demoledora crisis de su sistema de partidos y fuerzas políticas tradicionales, no remontada por cierto por la recomposición del poder del Estado que se operó bajo el gobierno de Fujimori. (...) “Llama la atención, en tal sentido, que un país con tradiciones políticas e ideológicas ciertamente arraigadas haya borrado del mapa de la representación a la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), la democracia cristiana o los partidos de izquierda. En ese lugar han aparecido formaciones que con rótulos tan abarcativos como “Somos Perú” o “Vamos vecino”...”26 Lo que preocupa al editorialista de Clarín es la ausencia de sólidos partidos burgueses enraizados en las masas, para organizar una “transición” ordenada en el marco de la crisis, un dato que es común a varios países andinos, aunque no es el común denominador de la región: el Cono Sur, México y Brasil, por ejemplo, tienen mediaciones comparativamente más sólidas.

Pero nos interesa subrayar que esta descomposición de los viejos partidos, que es más avanzada en los países que atraviesan procesos más agudos de deterioro económico y lucha de clases, dificulta montar “recambios” para los gobiernos “neoliberales” desprestigiados, y pone un signo de interrogación sobre lo que el Sr. Brewer llama “gobernabilidad de la democracia” ante la perspectiva de crecientes conmociones que se abre en la región.

Ya antes de la apertura de la crisis, en países como México o Argentina, la burguesía tuvo que apelar prematuramente a la oposición (el cardenismo y la Alianza) para sostener a los gobiernos en crisis. (En Brasil, por el contrario, Lula y su Unión del Pueblo, a pesar de su sostén a Cardoso, han podido jugar un rol más indirecto hasta ahora). Mientras en Europa, el desgaste de los viejos gobiernos “neoliberales” tuvo el recambio de los nuevos gobiernos de la “tercera vía”, de los viejos partidos socialdemócratas, laboristas o stalinistas “reciclados”, en el marco de regímenes democrático burgueses fuertes, los regímenes semicoloniales de nuestra región muestran una profunda debilidad estructural y un desgaste, expresado en la crisis de sus partidos, que hace que la burguesía latinoamericana deba enfrentar los primeros embates de la crisis y atacar al movimiento de masas en condiciones mucho más desventajosas.

El papel de las direcciones

Mientras los partidos que aspiran a jugar el rol de “tercera vía” como administradores y “humanizadores” del modelo, como el PRD, o la Alianza, ya desde el llano deben comprometerse hasta el cuello en sostener la labor de los gobiernos “neoliberales”. Esta es la ubicación general de los partidos del “Foro de San Pablo”, (incluso su “izquierda” como el PT, el Frente Amplio o el FSLN).

La burocracia sindical y las corrientes pequeñoburguesas (guerrilleras o no) se ubican como pata izquierda de este recambio “antineoliberal”, y en este primer acto de la crisis, como podemos ver en los países andinos, ante los primeros pasos de la oleada obrera y popular, juegan abiertamente el rol de freno de las luchas obreras, campesinas y estudiantiles, de obstáculo a un curso unitario e independiente del movimiento de masas, de sostenes del régimen burgués. Sin embargo, el primer acto de la conmoción que golpea a nuestra región tiende a “llevarlas para arriba”. Chávez disputa la presidencia en Venezuela. En Las elecciones de Brasil mostraron un fortalecimiento del PT, mientras el MST es un polo de referencia al frente de los “sem terra”. En Chile, el PCCh se viene fortaleciendo en los sindicatos y el estudiantado. La dirigencia sindical en Ecuador, maoísta, está a la cabeza de ese gran proceso de lucha. En Colombia, las FARC aparecen como una gran alternativa.

En Brasil, Argentina o México, la burocracia sindical mantiene al movimiento obrero maniatado mediante “pactos sociales” con la patronal y el régimen de turno. Donde los fenómenos de lucha de clases son más avanzados, como en Colombia o Ecuador, la burocracia sindical se pone al frente de las luchas para frenar, contenerlas en el terreno de la reivindicaciones puramente gremiales o económicas, y subordinarlas a programas políticos reformistas, de colaboración de clases.

Ya hemos visto en Colombia, con el “diálogo de paz” el papel de la guerrilla de las FARC. Entre tanto, el EZLN en México actúa como una pata de izquierda del acuerdo PRI-PAN-PRD (ver artículo sobre México en pág. 36)

En Perú, la política de la vieja CGTP es poner la fuerza del movimiento obrero al servicio de un frente burgués opositor para organizar una transición “democrática”. En Chile, Gladys Marín, dirigente del PCCH, llama a pelear por ...un plebiscito para decidir si hay que castigar a Pinochet.

En Brasil, el MST convocó en la segunda vuelta a votar por el socialdemócrata Covas, aliado de Cardoso, “para derrotar al fascismo” de Paulo Maluf, otro aliado de Cardoso. En cuanto a Lula y el PT, ya hemos visto cómo intercambiaron escandalosamente apoyos con Cardoso, mientras impiden la preparación de toda resistencia contra el “pacote”. Por su parte el PSTU luego de obviar todo ataque a Lula durante la primera vuelta llamó escandalosamente a votar por los candidatos del frente de colaboración de clases Lula-Brizola en la segunda.

Este papel de freno, de obstáculo al desarrollo de la movilización, de enemigos frontales de que la clase obrera y las masas sigan un curso independiente, que cumplen con celo las direcciones actuales (de acuerdo con su rol históricamente contrarrevolucionario), abre unas crecientes “tijeras” entre su curso y el de las masas descontentas, y conspira contra sus posibilidades de estabilizarse como grandes mediaciones a largo plazo. Se prepara el terreno para su crisis y la aparición de nuevos fenómenos que expresen el curso a izquierda de las masas, abriendo un amplio espacio para nuevos fenómenos políticos y de vanguardia, en la medida en que se desarrolle la situación.

Perspectivas

Estamos en una situación, como decimos, preparatoria, que apunta hacia un período de crecientes conmociones económicas, políticas y de la lucha de clases en el continente. Los países andinos muestran el sentido de la flecha.

La tarea de los revolucionarios latinoamericanos es prepararse para estar a la altura de esos desafíos y combates, participando de los actuales, y comenzando a sentar las bases para construir verdaderos partidos trotskistas, secciones latinoamericanas de la Cuarta Internacional, que puedan disputar la dirección de las masas en los enfrentamientos decisivos. Quienes editamos Estrategia Internacional combatimos por un programa y una estrategia como las que el lector encontrará desarrollada en otras páginas de esta revista. Para América latina, esta lucha se sintetiza en una frase: ¡Construir verdaderos partidos obreros revolucionarios, que sean las secciones latinoamericanas de la Cuarta Internacional, el Partido Mundial de la Revolución Socialista cuyas bases dejó Trotsky!

NOTAS:
1 Declaración de la CEPAL sobre la crisis económica internacional, 15/09/98
2 CEPAL, Página 12, 22/10/98.
3 Esta medida reconoce un antecedente en la estatización de la deuda privada en Argentina en 1982, por el entonces funcionario del Proceso, Domingo Cavallo. Constituye una gran operación de salvataje de la banca y las empresas endeudadas, transfiriendo las cargas a todo el país.
4 El Cronista Comercial, 21/10/98.
5 El Economista, 9/10/98.
6 La Nación, 15/10/98.
7 El Economista 9/10/98.
8 The Economist, 9/10/98.
9 El Cronista, 21/10/98.
10 “Incierto camino de la economía mundial”, por Héctor Valle, en BAE, 14/10/98.
11 Esta situación pone al rojo el estado de cuentas de países profundamente endeudados, que arrastran enormes déficit fiscales (en brasil equivale al 7,5% del PBI, en Colombia al 5%, y así sucesivamente) y que han acumulado colosales deudas externas (tanto públicas como privadas). La deuda externa pública latinoamericana se eleva a casi 800 mil millones de dólares. Pero también hay un norme endeudamiento privado: Las empresas brasileñas se han prestado unos 100 mil millones. Y además, un colosal endeudamiento interno: nuevamente, Brasil lleva la delantera, con unos 350 mil millones.
El pago de estas deudas comienza a pesar de manera similar a los años previos a la crisis del 82: “El gobierno mexicano destinará en 1.999 unos u$s 30.000 millones al pago de intereses por la deuda, que equivale al 37,5% del presupuesto del país para ese año.” Brasil tiene un total de vencimientos e intereses en los próximos doce meses por unos 100 mil millones, una suma impagable que se verá obligado a reprogramar. “La Argentina necesita financiar deudas externas por más de 22.000 millones de dólares hasta el fin de año próximo. Más de 6.000 millones corresponden al sector privado y unos 16.000 millones son del gobierno. Los intereses de la deuda pública superan los 8.000 millones de dólares anuales, sin contar con los de la deuda privada, que deben sumar otros 2.000 millones.”
12 The Economist. 10/10/98.
13 La Nación, 14/10/98.
14 Clarín, 17/10/98.
15 Clarín, 28/10/98.
16 Aunque la imagen sea exagerada, es cierto que hay una fuerte crisis: el déficit fiscal supera el 5% del PBI y ha puesto al sistema de hospitales y la educación al borde del colapso por la falta de fondos. El desempleo urbano ha trepado en 1998 a un 15%. El crecimiento del PBI en 1997 fue de sólo un 3%, según datos de CEPAL y se redujo abruptamente este año.
17 En una nota de E.I nº9 hemos desarrollado un análisis de la situación colombiana, del carácter de clase pequeño burgués de las FARC, y una crítica de su estrategia de colaboración de clases con la burguesía. Los acontecimientos actuales confirman el nefasto rol contrarrevolucionario de la política de “reformismo armado” de la guerrilla y sus diálogos de paz.
18 El País, 10/10/98.
19 Agencia informativa Pulsar, 17/10/98.
20 Agencia informativa Pulsar, 11/10/98.
21 Tomado de Semanario Socialista (MST), nº 236, 7/10/98.
22 Confederación General de Trabajadores del Perú, tradicionalmente con influencia stalinista.
23 Clarín, 16/10/98.
24 El Universal de Caracas, 21/10/98.
25 Allan Brewer-Carías, revista Venezuela Analítica, octubre 1998, caracas.
26 Clarín, 16/10/98.