Bolivia
El MAS negocia la Nueva Constitución con la derecha
30/10/2008
Bolivia: Evo termina de enterrar la “Agenda de Octubre”
Cuenta la historia de la colonización, que los españoles, aprovechando el desconocimiento de algunos objetos sin valor producidos en Europa, como los espejitos de colores, iniciaron el saqueo de estas tierras, combinando muy hábilmente la fuerza que les proporcionaba una tecnología desconocida y el engaño.
Hoy en Bolivia, según los personeros de gobierno, indigenistas como Patzi, estalinistas privatizadores como los del PCML (Partido Comunista Marxista-Leninista), y PCB (Partido Comunista de Bolivia ), etc., estaríamos iniciando uno de los más profundos procesos de descolonización, y la Nueva Constitución Política del Estado sería expresión de esto. Sin embargo, lo que más llama la atención, luego del acuerdo alcanzado el 20 de octubre entre los representantes de la oposición y el gobierno, es que todos se disponen a llevar adelante una campaña por el SI el próximo 25 de enero, cuando se lleve a cabo el referéndum aprobatorio. Todos han iniciado la campaña mostrando las virtudes del nuevo texto, y para ello empezaron a repartir ejemplares del texto a aprobarse. Portadores de la “colonialidad” como terratenientes y latifundistas, junto a los esclavistas de Alto Parapeti, empresarios privatizadores como Doria Medina, tecnócratas de Banco Mundial como Tuto Quiroga, se ponen a la cabeza de la lucha por la “descolonización” y llaman a votar SI al nuevo texto, junto a Evo Morales y todos aquellos que día a día preocupados por el bienestar nacional y de los pueblos originarios, buscan preservar su lugar de “combate” en los ministerios, prefecturas y reparticiones estatales.
¿Qué es lo que ha sucedido? ¿Un acto de sublime conciencia y arrepentimiento de gente que hace un par de semanas participó u observó con simpatía el asesinato en Pando de casi 20 compañeros campesinos? ¿Un acto de nobleza inspirado en la caridad cristiana? ¿Quizás un reflejo de patriotismo tardío para avanzar en la unidad nacional? Nada de eso. El gobierno de Evo y su partido han decidido ser los timoneles de la reconstrucción del maltrecho régimen político burgués y semicolonial boliviano y para ello necesitaban dos cosas: por un lado, hacerse creíbles a la gran burguesía terrateniente, garantizando, como ninguna constitución lo ha hecho en este continente la propiedad privada y el latifundio; y por otro lado, montar una gigantesca campaña de engaño y mentira a las decenas de miles que se movilizaron, a los cientos de miles que esperan un pedazo de tierra y a los millones que realmente anhelaban y aun anhelan un genuino proceso de descolonización y liberación nacional.
Mediante el artículo 398 se definen nuevos límites a la posesión de la tierra, entre 5.000 o 10.000 hectáreas, cuestión que será definida en el próximo referéndum del 25 de enero. Sin embargo con el nuevo artículo 399 se garantiza la irretroactividad de la ley y la inaplicabilidad de esta norma a los latifundios ya existentes. De esta forma se constitucionaliza el latifundio y todos los derechos adquiridos por la clase dominante en casi 20 años de neoliberalismo. Se constitucionaliza el carácter sagrado de la propiedad privada urbana, que no podrá ser objeto de reversión al Estado (Art. 57). Se constitucionaliza el control de las iglesias en las escuelas de convenio (Art. 87), la privatización de los recursos energéticos e hídricos, mediante el sistema de licencias y registros conforme a Ley (Art. 20, Inc. III), se abre la puerta para el ingreso de transgénicos, etc. Los derechos laborales quedan de la misma forma que la constitución actual (es decir en la nada), así como los acuerdos internacionales, tendrán 4 años en lugar de 2 para adecuarse al nuevo texto, condicionando aun más las veleidades reformistas del gobierno. La reaccionaria institución de la Cámara de Senadores, que facilita la estabilidad al servicio de la clase dominante, no sólo que se mantiene, sino que se agregan 9 curules más. Todas estas garantías para la clase dominante, son las que han permitido que hoy, las fracciones burguesas más importantes se dispongan a votar por este texto.
Por otro lado, esto ha sido recibido en forma entusiasta por importantes sectores populares. Ello obedece en primer lugar al desconocimiento de lo aprobado, y segundo, a que el texto aun conserva parte de la retórica popular y de los pueblos indígenas, aunque esto no se refleje en medidas concretas que permitan terminar con las bases materiales de la pobreza, opresión y explotación que sufre la mayoría de los trabajadores y el pueblo. La Nueva Constitución jerarquiza y reconoce la existencia en el seno del pueblo boliviano de 36 nacionalidades que, como parte del colonialismo republicano y posteriormente el nacionalismo del MNR, se encontraban “negadas” y asimiladas al actual Estado. Sin embargo, este “reconocimiento” de las naciones y pueblos existentes viene acompañado de mucho discurso sobre la intraculturalidad, especialmente en el sistema educativo y en la relación del Estado nacional con las instituciones, idioma y costumbres de los pueblos originarios. Ahora en Bolivia, los pueblos originarios tendrán la “ventaja” de ser expropiados en su propio idioma, tendrán la ventaja de que la justicia comunitaria que existió durante siglos exista por primera vez en el papel. ¡Grandiosa descolonización! ¡Cuando 3.000 familias de la Asamblea del Pueblo Guaraní deben trabajar gratuitamente para gente que sólo habla castellano! Esta combinación entre reformismo sin reformas, exceso de retórica indígena y popular, combinado con el conservadurismo neoliberal en las cuestiones materiales, es lo que convierte a esta constitución social-liberal en una nueva trampa y engaño para los trabajadores, el pueblo y a las naciones originarias.
Se termina de enterrar la Agenda de Octubre, se termina con la dualidad institucional y legalidad que existió en estos 2 años entre la llamada “media luna” y el Estado central controlado por el MAS. En suma, se han puesto las piedras fundacionales de un nuevo régimen político, controlado por la burguesía semicolonial y conducido por el MAS. La campaña en marcha, el reparto de textos de la Constitución, el enorme engaño a los miles de originarios nos hacen recordar, lamentablemente, los “espejitos de colores” hoy convertidos en texto constitucional plurilingüe, multinacional, intracultural y pacifista.