La clase trabajadora y el pueblo pobre han sido los verdaderos golpeados por el terremoto. Son miles sin pan, sin trabajo y sin vivienda. El gobierno gerencial de la derecha, intenta engañar a la clase trabajadora, diciendo que subirán los impuestos a las grandes fortunas de manera transitoria. Lo cierto es que con la ley de donaciones, los grandes empresarios se ahorrarán millones gracias a los descuentos tributarios que contempla la ley. Con esto y con la política impulsada por el ministerio del trabajo, de acabar con las indemnizaciones por años de servicios, el gobierno derechista muestra sus garras.

Del mismo modo, lo hizo con el toque de queda político el 29 de marzo en Concepción. Con el despliegue de milicos en las calles que contó con la aprobación de la Concertación. Con la nominación de empresarios inmobiliarios –verdaderos responsables de los derrumbes- en las intendencias, como Echeverría, en Santiago. Aunque no pueden golpear de manera frontal, y recurren a las negociaciones con la oposición concertacionista y llaman a dialogar a los dirigentes de la clase trabajadora, revelan que su objetivo es incrementar las ganancias de la clase patronal.

Es necesario que la clase trabajadora comience a unificarse para defender sus derechos y luchar por sus intereses. La división entre varias centrales sindicales, como la CUT, la UNT, la CAT y la CGT, sólo sirve a los empresarios. Este 1° de mayo, esta división se hace visible en el hecho de que habrá actos separados. Es necesario que la CUT y estas centrales, los sindicatos de base, las organizaciones como la Federación Minera de Chile, la Agrupación Sindical por la Reconstrucción de Talcahuano, las organizaciones de izquierda, los colectivos de trabajadores, llamemos a luchar por una Gran Coordinadora Sindical para unificar las filas de la clase trabajadora. Una Coordinadora que se base en el principio de la independencia de los trabajadores respecto de toda variante patronal. Del mismo modo es necesario luchar porque haya cuerpos de delegados en cada lugar de trabajo. Y por una política clasista, independiente de toda variante patronal. ¡Basta de diálogos estériles! La dirección de la CUT, no ha tenido esta política independiente. Arturo Martínez ahora se ha abierto a "dialogar sobre todos los temas". Así deja una puerta abierta a que se discuta el fin de las indemnizaciones. Previamente había avalado el pacto con la CPC y la Conapyme, para que haya facilidades a la hora de disminuir las jornadas laborales y los sueldos. Con el pretexto de parar los despidos. Gajardo, del Colegio de Profesores y del PC, mantiene un dialogo estéril con el ministerio de educación, mientras los parlamentarios de este partido, como Tellier, tienen gestos similares, por ejemplo con el viaje de éste último a Buenos Aires, junto a Piñera, como parte de la comitiva presidencial. Esto no le sirve a la clase trabajadora. ¡Hay que luchar para que la catástrofe social la paguen los empresarios! Hay que exigir impuestos progresivos a las grandes fortunas y luchar por la nacionalización del cobre y la banca bajo control de los trabajadores. De allí podrán salir los recursos para la reconstrucción, que debería ser también controlada por el pueblo trabajador. Hay que acabar con la subcontratación, luchar por el derecho efectivo a huelga y la negociación colectiva por rama. Luchar por un sueldo mínimo de $360.000 y por el fin de los despidos. Esta es la pelea de Clase contra Clase.