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Debate

La LIT y su programa ante los 500 mil despidos en Cuba: Una vez más enterrando en vida las conquistas que quedan de la revolución

22/11/2010

El anuncio de Raúl Castro de eliminar 500 mil puestos de trabajo como parte de un recorte de 1.300.000 puestos de trabajo, y de la demostración por parte del propio Fidel Castro de que apoya esta política, habiendo declarado días después que “el sistema cubano no sirve ni para Cuba” puso nuevamente el destino de la isla en el centro de los debates entre la izquierda. En un artículo publicado por la LIT el 17 de octubre, titulado Cuba: en nombre del socialismo despiden a 500.000 trabajadores estatales, esta organización nuevamente comente los mismos errores que ya están transformándose en parte de su perfil político. La conclusión que sacan frente a este anuncio realizado por Raúl Castro, y validado por el propio Fidel, es que “la única explicación real es que estas medidas son la consecuencia inevitable del hecho de que el capitalismo ya fue restaurado en Cuba, y solo se puede entender en este marco como la respuesta de un gobierno capitalista a la actual crisis económica internacional y la cubana en particular”.

Como no podría dejar de ser, luego de insistir en este error sobre la apreciación del carácter del Estado cubano hoy, que debería partir necesariamente de una justa comprensión sobre en qué punto estaría el proceso de intento de acelerar los ataques por parte de la burocracia gobernante, si completo o en pleno curso, la política levantada por la LIT es completamente impotente para defender los intereses de los trabajadores y de las masas cubanas. Su respuesta es defender una nueva revolución socialista, sin partir de la defensa de lo que ya existe y aún permanecen de las conquistas de la revolución de 1959. Difícilmente un trabajador cubano se convencería de eso. Sobre todo en nuestros días, cuando la burocracia castrista acaba de presentar una plataforma para el VI Congreso del PC cubano, previsto para abril del próximo año, en la que se propone pegar un salto en el desmantelamiento de estas conquistas, atacando a los trabajadores con el fin de los subsidios de alimentos, del aumento de los trabajadores cuentapropistas, de facilidades al ingreso del capital extranjero, entre una serie de otras medidas de ataques profundos, que están lejos de ser simples “ajustes capitalistas”.

La LIT, en su polémica, intenta transmitir la visión de que habría una política independiente con respecto a los defensores de la burocracia castrista. Independiente de ese sector, tal vez. Revolucionaria, de ninguna manera. Esta organización termina cometiendo el error diametralmente opuesto de los que llevan adelante la política de defensa de la casta gobernante de los Castro, e inventa una Cuba capitalista, polarizando los elementos procapitalistas existentes en la economía de la isla, y negándose a ver que a pesar de que este proceso esté en curso aun no se encuentra consumado. Esta diferencia es muy importante para definir qué programa levantar para Cuba. Así, la LIT con la política unilateral de defender que Cuba sería un país capitalista, termina siendo la contracara, la imagen invertida de aquellos que defienden que el gobierno castrista sería socialista. Ambas pecan por la unilateralidad y llevan a programas equivocados, con el agravante de que la LIT se reivindica trotskista. Por lo tanto, nuevamente abrimos un debate contra la política de esta organización, en un intento por rescatar los elementos fundamentales del programa de la revolución política, única respuesta posible para los revolucionarios ante Cuba hoy, y que constituye una herencia lamentablemente poco utilizada por las organizaciones que se reivindican trotskistas.

¿Cuál es el contenido de las medidas anunciadas por la burocracia castrista?

Cuba se encuentra hoy nuevamente en una encrucijada. El anuncio realizado por la plataforma presentada por la burocracia gobernante para el VI Congreso del PC apunta a un aceleramiento de los ataques a los trabajadores, y por una muy superior flexibilización de las bases de planificación aún vigentes en la economía. La burocracia castrista está, más allá de los despidos, defendiendo también la ampliación de los criterios de pago por productividad y la expulsión de trabajadores que hoy actúan en las empresas estatales hacia el cuentapropismo, liberando al Estado de garantizar trabajo para todos.

Políticamente, estas medidas se dan en paralelo con la continuidad del diálogo del gobierno castrista con la iglesia católica y la Unión Europea, y en particular con el Estado Español, que viene dando asilo a los presos políticos opositores que el gobierno está liberando, como parte de un esfuerzo por “generar las condiciones para que las trasformaciones en Cuba se den de la manera más ordenada posible” en las palabras del propio Raúl Castro. Es evidente que eso significa un intento de avanzar en un sentido restauracionista. Cuando el gobierno cubano plantea que los desocupados tendrán que ser reabsorbidos por el sector privado, eso indica su disposición no solo para despedir trabajadores, sino para abrir más el Estado cubano al ingreso de capital privado, que a su vez no será capaz de absorber a todos los sectores que se quedarán sin trabajo si el ataque de despidos en masa es aprobado. Tendrá lugar así un elemento hasta entonces inédito en Cuba en esta escala, sin el cual ningún país capitalista sobrevive: la conformación de un ejército industrial de reserva.

Esto hará temblar los pilares de toda la estructura económica de Cuba, y de la respuesta que den los trabajadores dependerá en gran medida el futuro de la isla. Todos estos elementos demuestran que los “amigos de Cuba”, provenientes en su mayoría de corrientes stalinistas y populistas que defienden que la burocracia castrista debe ser preservada en nombre de la defensa del socialismo, llevan a los trabajadores y al pueblo cubano a un callejón sin salida. En este escenario, las ilusiones de que la burocracia castrista podría auto reformarse y avanzar en un sentido revolucionario, sobre todo en medio de la crisis capitalista que golpea la economía cubana, superar la política de defender sus propios privilegios para restablecer las bases de la producción de acuerdo con los intereses de los trabajadores, es una utopía reaccionaria.

Sin embargo, no se tratan de simples ajustes en el marco de una economía ya capitalista, como defiende la LIT, sino de un intento de terminar con lo que queda del Estado obrero deformado originado de la revolución de 1959. Así, la caracterización que hace esta organización de que estaría al servicio de la defensa de las conquistas de los trabajadores, como estarían “en cualquier país capitalista” es completamente impotente para orientar a la clase trabajadora. Las “conquistas” de Cuba no son equiparables a las conquistas de cualquier Estado capitalista: tienen un carácter muy superior. Un ejemplo es la liberación nacional en relación al imperialismo norteamericano. Hasta 1959, Cuba era una semicolonia totalmente oprimida por EEUU, que con leyes como la Enmienda Platt determinaba completamente la política y la economía del país, realidad que fue cambiada por la revolución y sigue vigente hasta nuestros días. La LIT plantea como argumento que en Cuba el salario promedio es de 15 dólares. Pero no dice que el alquiler cuesta en promedio 2 dólares, y que hasta ahora los servicios están todos subsidiados. Que la salud y la educación son gratuitas. Si el capitalismo fuese completamente restaurado, esta realidad cambiará. Y en este sentido apunta la política de la burocracia para el VI Congreso del PC.

Esta diferenciación es importante para que se pueda definir qué programa debe ser defendido para parar este proceso. En el caso de la Cuba actual, es necesario levantar un programa que parta de parar los 500 mil despidos para plantear abiertamente la necesidad de una revolución política, que termine con la dominación de la burocracia y sus privilegios, dando la más amplia libertad para las organizaciones obreras y los partidos que defienden la revolución, restableciendo el control de los sectores de la economía en los que el capital privado, de acuerdo a los planes del gobierno, daría un salto, y revisando todas las medidas procapitalistas tomadas en la isla durante las últimas décadas a un mínimo necesario de acuerdo con los intereses de los trabajadores de asegurar las bases de la economía socializada en un momento de amplias dificultades económicas provenientes de la crisis capitalista mundial. Esta revolución política no se circunscribe solo a un cambio de régimen, pero debe abarcar también la conformación de los organismos de autodeterminación de productores y consumidores, es decir, de los trabajadores y el pueblo.

Por otro lado, como si esto fuese un argumento muy “contundente”, para explicar la inexplicable cuestión de cuáles serían los motivos por los que, a pesar de la restauración capitalista los gusanos exiliados en Miami no han retornado a la isla, o por qué EEUU aún mantiene el embargo y no están lucrando con dicha restauración, la LIT afirma que Cuba sería una semicolonia de Canadá y Europa. ¿Cuáles son los problemas de principio que los gusanos tendrían con Canadá? ¿O con Europa? ¿Por qué no se transformaron en socios menores de estos imperialismos, como lo hace toda la burguesía de las semicolonias latinoamericanas? Difícil aceptarlo.

Nuevamente: Cuba, una dictadura capitalista?

La LIT define que Cuba sería una dictadura capitalista, y que esto estaría demostrado por dos factores: el económico, al que responderemos abajo, y a la represión y negación de derechos democráticos ejercidos por el gobierno de Raúl Castro. Cabe recordar a los compañeros de la LIT que en los años 30 del siglo pasado la URSS bajo el comando de Stalin había sido responsable de la muerte de cerca de 1.053.829 personas, y aún así Trotsky luchó contra los sectores de la izquierda, presentes en la misma IV Internacional, y contra todos los que decían que la URSS había dejado de ser un estado obrero debido a su burocratización y represión. Nunca negó la represión stalinista brutal, y la combatió con todas sus energías. Sin embargo, hizo uso de un análisis materialista y dialéctico de la realidad, lo que le pudo proveer un programa de independencia de clase, concretado en la revolución política para responder a esta situación.

Ante presiones inmensamente menores, la LIT cede y niega la dialéctica como método de análisis para evaluar si el salto de calidad – por caso la restauración capitalista – ya se dio o no en Cuba. El intento de la LIT de enmascarar su política de contenido de derecha afirmando que defiende las conquistas de los trabajadores mientras define que Cuba sería una “dictadura capitalista” – comparable, por lo tanto, a la de Pinochet y Videla que fueron responsables por la muerte y la tortura de centenares de miles de trabajadores y la destrucción total de sus organizaciones en defensa de los intereses de la burguesía – se muestra nuevamente impotente para dar una salida a la situación justamente en el momento en que los ataques del gobierno castrista dan un salto. Es necesario levantar un programa que derrumbe a la burocracia e instaure la más amplia libertad democrática y de organización, no para “todos” independientemente de su clase, – algo muy raro a cualquier revolucionario – como quiere la LIT sino para las organizaciones políticas y sindicales que defienden las conquistas de la revolución cubana. Para la LIT eso puede ser un simple detalle. Para los gusanos y Obama por un lado, y los trabajadores y el pueblo por el otro, seguramente que no.

Cuba y sus grandes diferencias con China

Según la LIT, “Si en Rusia y en Europa del Este los PCs perdieron el poder, el proceso chino probó que se puede restaurar el capitalismo sin cambiar el régimen político. (...) lo cierto es que más allá de las diferencias entre ambos países, en Cuba se dió un proceso similar a la ‘vía china’ al capitalismo: la restauración fue impulsada por el PC”. Si es verdad que en China se restauró el capitalismo sin que el poder del PCCh fuese tocado, eso se dio por razones profundamente específicas que la LIT no cita. China se benefició de su papel como proveedor de mano de obra barata, atrajo inversiones capitalistas y se transformó en una de las principales economías del mundo. Eso hizo que el proceso de restauración capitalista en ese país se viese acompañado por tasas e crecimiento de dos dígitos durante más de dos décadas, lo que a su vez fue lo que proveyó la estabilidad política relativa para que el PCCh restaure el capitalismo desde arriba. Convenía más al imperialismo norteamericano reatar los lazos con la burocracia del PCCh, ya que buscaba un terreno de extracción de mayor plusvalía a costos extraordinariamente bajos, y China reunía no solo estas condiciones, sino un vasto territorio y recursos a ser explotados. Esta relación no se encuentra en Cuba, ya que permanece afuera de la Organización Mundial de Comercio (OMC), con la continuidad del embargo económico de EEUU. Además, si el capitalismo fuese realmente restaurado en Cuba, las consecuencias para la isla serían mucho más desastrosas, ya que Cuba se transformaría en una semicolonia. Y es difícil creer que en esas condiciones la dominación de la casta burocrática se mantendría intacta.

Además, para los imperialismos, sobre todo el estadounidense, la importancia fundamental de restaurar el capitalismo en Cuba es la imposición de una derrota política a las masas y trabajadores de la región, terminando con el primer Estado obrero producto de una revolución en América Latina. Por eso, EEUU mantiene el embargo, mientras que Europa, sobre todo el Estado Español, busca aumentar las negociaciones para aperturas democráticas en el régimen, siendo que para China ambos conviven pacíficamente con los rasgos dictatoriales del régimen mientras sus negocios sigan fluyendo.

La LIT y su falsa visión lineal del Período Especial en Cuba

Como marxistas revolucionarios que comprenden la constitución de las economías socializadas como parte de la formación de un Estado transicional y por lo tanto contradictorio, no nos oponemos por principios a la toma de medidas de flexibilización y concesiones al capital para que se pueda hacer frente a situaciones críticas o al aislamiento económico, muchas veces impuesto por sanciones políticas de los imperialismos, como es el propio embargo económico mantenido por EEUU a Cuba hace más de 50 años. La NEP – Nueva Política Económica – ejecutada en los años 20 de Lenin fue una variante de medidas de este tipo que buscaban asegurar las bases de la economía socializada, proveyendo el crecimiento necesario para la recuperación de la URSS luego de los duros años de guerra civil. En Cuba, sin embargo, la adopción de estas medidas en lo que se conoció como el Plan del Período Especial, adoptado después de la caída de la URSS, trajo una serie de contradicciones porque se trataba de medidas adoptadas por un régimen dominado por una casta burocrática, que siempre buscó mantener sus privilegios en detrimento de promover una planificación de la economía basada en los organismos de autodeterminación de productores y consumidores.

Sin embargo, la tesis fundamental que lleva a la LIT a defender la caracterización de que Cuba hoy sería una dictadura capitalista está basada en la falta de conocimiento de esta organización sobre la realidad económica de la isla. La LIT se basa en el Período Especial para defender que ahí Cuba habría dado un salto de calidad en las transformaciones de las bases económicas del Estado para transformar en un país capitalista como cualquier otro. Las medidas puestas en vigencia en aquel momento incluían la dolarización parcial en sectores de la economía y utilización de esta divisa para parte de la población, la liberación a la inversión extranjera directa en sectores importantes y la creación de empresas mixtas. La economía fue más abierta en algunos sectores de la economía como el turismo. En ese momento, el monopolio del comercio exterior, elemento clave para la planificación y control de las bases socializadas de la producción, fueron bastante golpeados. Si hubiese avanzado de esa manera, como pretenden los compañeros de la LIT-PSTU, es probable que el capitalismo de hecho ya hubiese sido restaurado. Sin embargo, la introducción de medidas procapitalista en la economía cubana no fue lineal, lo que dificulta la apreciación de sus implicancias por parte de la LIT, visto que la dialéctica de hecho no ha sido el fuerte de los análisis de esta organización. Se hace necesario que hablemos de la realidad tal como es, y no de simplificaciones mecánicas.

En el período que se abrió luego del año 2003, marcado por una valorización de materias primas en el ámbito internacional, la economía cubana experimenta una importante recuperación, producto del aumento del precio del níquel. Con esta tela de fondo, se da una cierta recentralización de la economía, a pesar de haberse mantenido la participación del capital extranjero en sectores como la explotación de níquel. Como planteamos en textos anteriores: “En el año 2003 se desdolarizó la economía y el dólar fue reemplazado por el CUC (la moneda cubana convertible que se usa para comprar divisas y para adquirir bienes de consumo importados en tiendas minoristas especiales). Esto le permitió al estado concentrar las divisas disponibles y controlar su asignación, lo que tiene consecuencias tanto en el plano interno como en las operaciones de comercio exterior. En cuanto a la planificación, hubo un cierto restablecimiento de un plan económico para las empresas 100% cubanas, en el que intervienen el Ministerio de Economía y Planificación y el Banco Central. Esta relativa planificación burocrática combina las asignaciones del presupuesto estatal con decisiones de inversión que pasaron de los sectores no relacionados con la generación de divisas durante los años del período especial, a invertir en sectores de rápida generación de divisas y en la sustitución de importaciones, entre otros energía y biotecnología (Ver ‘Plan Económico Social 2010, Lineamientos de Presupuesto del Estado’, presentado por el ministro Murillo al Consejo de Estado y de Ministros)” [1]. Estas medidas llevaron a la reversión parcial de las medidas de corrosión del control del comercio exterior del período especial. Como señala el economista Carlos Mesa: “China rompió el control del comercio exterior por el ministerio central y devaluó la moneda para hacer sus exportaciones competitivas, mientras que Vietnam liberó la tasa de cambio y dejó que la moneda flotase con resultados similares. Por el contrario, en 2003 Cuba revirtió la descentralización modesta del comercio exterior de los años 90 y reconcentró el poder en el Ministerio de Comercio Exterior y el Banco Central (Carmelo Mesa Lago, op cit)” [2].

Aún en relación al comercio internacional, hay un control que a pesar de no constituir el monopolio del comercio exterior en su forma integral, tampoco es típico de un país capitalista, menos aún de una semicolonia, como define la LIT a Cuba. La importación y la exportación son realizadas a través de empresas estatales que son las importadoras de bienes de consumo para la población y para empresas privadas, mixtas o estatales sin licencia para importar; empresas estatales que tienen autorización para importar insumos para su actividad; y algunas empresas extranjeras que tienen licencia para importar. En lo que se refiere a las relaciones entre los inversores extranjeros y los trabajadores, tampoco vemos una relación típicamente semicolonial. Los trabajadores cubanos empleados por empresas extranjeras son contratados por una agencia nacional de empleo, que luego provee esta mano de obra a las empresas.

Sin embargo, si esta recentralización parcial del período 2003-2007 fue uno de los elementos fundamentales que hicieron que hasta el momento Cuba no haya culminado la restauración capitalista como lo hizo China durante los años ’80, por otro, al darse bajo un régimen dominado por la burocracia castrista, tampoco abrió el camino al control de la producción por parte de los trabajadores y realizar una planificación que revirtiese estratégicamente las contradicciones que llevaron a la toma de medidas del período especial. Eso hizo que la economía cubana haya sido una de las más golpeadas cuando la crisis capitalista internacional explotó en 2008 luego de la quiebra de Lehman Brothers. Se estima que el crecimiento de la economía del país no sobrepasaría el 1%. Eso es lo que la burocracia cubana quiere responder acelerando la marcha del proceso restauracionista, mediante el ataque que serán los 500 mil despidos. Su objetivo estratégico es crear las condiciones para que a partir del despido en masa se consiga flexibilizar el control estatal existente sobre la relación entre la patronal y los trabajadores, de modo que permita un salto rumbo al pleno funcionamiento de la ley del valor como definidora de las relaciones de producción del conjunto de la economía, y no solo de algunos sectores, como los es actualmente. Esto es lo que está previsto como eje ordenador del VI Congreso del PC cubano que busca terminar con esta recentralización parcial de la economía desde el 2003.

Sin embargo, la LIT, al tratar un ataque que se está dando ahora como algo que ya habría ocurrido, desarma nuevamente la clase trabajadora, ya que no se trata solo de parar estos despidos sino de levantar un programa para que eso sea una palanca para la defensa de las conquistas de la revolución de 1959 y de la movilización por la caída de los privilegios de la burocracia, es decir, por su eliminación. Se trata de un objetivo mucho más profundo que una lucha defensiva contra un pretendido “ajuste capitalista”.

Solo un programa basado en la revolución política puede responder a las contradicciones cubanas

De hecho, defender los despidos y todos los ataques de la burocracia castrista contra los trabajadores como “defensa del socialismo” es ensuciar el nombre del socialismo. Sin embargo, defender que Cuba es una dictadura capitalista no es mucho mejor. Ya venimos desarrollando en diversos artículos y polémicas la necesidad de una política revolucionaria, que retome el mejor legado dejado en el programa de la revolución política, que sea capaz de derrumbar la dominación de la burocracia, y revertir las medidas económicas tomadas por ella, como la única vía para no cometer ni el error de los “amigos de Cuba”, ni el error de la LIT. Este es el único programa que permite derribar también el bloqueo imperialista y defender la democracia de los defensores de las conquistas de la revolución.

Estamos abiertamente en contra del régimen de partido único existente, de la misma manera que lucharemos para impedir la emergencia de una democracia burguesa, que traerá de vuelta la dominación de clase a la isla, lanzándola en la miseria. Para eso, necesitamos defender el programa para terminar con el régimen burocrático y establecer un Estado obrero basado en los consejos de trabajadores, campesinos y de todos los sectores que se reivindiquen anticapitalistas. Solo así se podrá revertir las medidas procapitalistas adoptadas y borrar los ataques que amenazan las conquistas de la primera revolución que expropió a la burguesía en América Latina.

  • NOTAS
    ADICIONALES
  • [1Declaración de la FT-CI “Cuba en la Encrucijada”, 28/09/2010.

    [2ídem.

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