Chile: Tras 34 días de huelga, paro y movilizaciones
La gran huelga de Correos de Chile, truncada por la burocracia y el camino abierto por los trabajadores de base y los delegados
29/08/2013
Fueron 34 días de huelga, paro y movilizaciones.
La empresa los tuvo arrodillados por años, con derrotas a cuestas en huelgas anteriores traicionadas por la burocracia, con sueldos equivalentes casi el mínimo mientras los gerentes ganaban sueldos millonarios, con externalización o privatización parcial de servicios.
Pero este mes de agosto los trabajadores de Correos de Chile se pusieron de pie con la fuerza de sus justas demandas, de sus nuevas formas de organización, de entrega en la lucha, de unidad en la base. Sumaron sectores que en otras huelgas no paralizaban. Con el grito alto de “¡Basta de salarios de hambre!”. Con la organización desde la base con los Delegados. Con una extensión nacional. Imponiendo la unidad de los 4 sindicatos para una negociación conjunta que fortaleciera la huelga y sus demandas.
¿Se conquistó todo lo que se pedía? No. La empresa intransigente no quería ceder nada. Empezó ofreciendo lo que no era más que una burla. Terminó teniendo que conceder más de lo que pretendía, aunque no lo que los trabajadores demandaban justamente. ¿Por qué? Porque la burocracia sindical, una vez más, maniobró contra los trabajadores y así a favor de la empresa. La rabia y la desazón se mezclaron en las asambleas de base, en los comentarios entre compañeros. Muchos ni siquiera votaron. Algunos comienzan a sacar conclusiones y prepararse, no solo para las próximas huelgas de Correos de Chile, sino para las grandes batallas que comienza a dar toda la clase trabajadora.
Y es que no fue una nueva traición más a la que tienen acostumbrados a los trabajadores. En esta huelga larga, algo nuevo está naciendo. ¿De qué se trata esto nuevo que puja por nacer?
La justeza de las demandas, la fuerza de la base
Las demandas eran justas, y las resumieron en un grito que resonaba en las asambleas: “¡Basta de salarios de hambre!”
No es para menos. Apenas $200.000 les paga la empresa a los trabajadores, y sueldos de a millones para los gerentes. Un despilfarro.
¿Es tan asi? Lo es. Según informa la misma empresa, estos son los sueldos de los gerentes: Susana Carey Claro- Presidenta: $7.698.912, Alejandro Alvarez Aravena- Vicepresidente: $2.243.480, Antonio Recabarren Medeiros. Director: $3.529.416, Eduardo Bizama Cabalá- Director: $3.209.376, Rafael Luis Tapia de la Puente- Director: $1.285.936, Juan Carlos Muñoz Boudeguer- Ex – Director: $2.888.056. El Gerente General, Pablo Montané Alliende cobra $ 91.486.400.
En total, 20 Gerentes reciben $656.188.837, 15 subgerentes $246.820.834, y 139 Directivos $1.340.377.029. Es decir, 174 gerentes y directivos reciben $2.243.386.700 (dos mil doscientos cuarenta y tres millones, trescientos ochenta y seis mil, setecientos pesos). Mientras que 5.000 trabajadores reciben $19.696.527.933.
Y la fuerza de la base se impuso. el viernes 26 de julio, los trabajadores de Correos de Chile salieron a la calle, y los días previos realizaron paros parciales, huelgas de brazos caídos, asambleas en las salas. Sectores de trabajadores que hasta ahora no se sumaban a las movilizaciones, comenzaron a hacerlo, como los trabajadores de los centros de distribución.
¿Se avanzaría a la huelga? Un Cuerpo de Delegados, nacido ante las anteriores traiciones de la burocracia, se activó, autoconvocándose para asegurar que se avanzara a la huelga. En una gran asamblea con más de 1.500 trabajadores el 25 de julio, se oía el grito de “avanzar, avanzar a la huelga general”. El 27 de julio, se dio inicio a la huelga.
Una nueva forma de organización en el movimiento obrero hacía sentir su voz y su fuerza. ¿Lograría desarrollarse en el transcurso de la huelga, como forma de organización de los trabajadores de base contra las traiciones de la burocracia? Una encrucijada se abría para los trabajadores.
La huelga larga de Arica a Punta Arenas: entre el espejismo y la encrucijada de la lucha
La fuerza de los trabajadores movilizados se hizo sentir en todo Chile. Con preocupación, la prensa patronal de El Mercurio, La Tercera y otros advertía que más de 5 millones de cartas y correspondencia estaban sin distribuirse. La empresa sembraba el terrorismo económico y anti-obrero diciendo que se si accedía a las demandas de los trabajadores la empresa quebraría. ¡Mentira! Lo que la lleva a la quiebra es el despilfarro de los sueldos millonarios de gerentes y directivos y la externalización, la privatización parcial de los servicios. El Gobierno los reprimió con sus Carabineros.
Los trabajadores no se intimidaron. Las concentraciones y movilizaciones se extendían por todo Chile. Se realizó una movilización conjunta con otros trabajadores en huelga como los de Ripley y Sintrabos, Sindicato de Trabajadores de Bodegas de Sodimac en Santiago, a donde viajaron delegaciones de todo el país.
La fuerza de la movilización alertó a la burocracia. Convocaron a una asamblea en la CUT a la que cambiaron de día en el último minuto, impidiendo que participaran todos los trabajadores. Primera advertencia de las maniobras de la burocracia. Al mismo tiempo, por abajo, juraban que nada harían sin consultar a la base en asambleas.
Los trabajadores comenzaron a discutir cómo fortalecer su lucha. Un sector, decidió tomarse la ribera del Mapocho cerca de Plaza Italia. ¿Sería suficiente?
La fuerza de la movilización, generó un espejismo: el trabajador de base, constatando su fuerza, confiaba en que entonces la burocracia no podría traicionar como hizo en otras huelgas. ¿Sería suficiente?
Se imponía la necesidad de que los delegados se integraran a la mesa de negociación, para asegurar que se cumplieran sus demandas y que fueran votadas en las asambleas de base. ¿Pero esto no dividiría la fuerza de los 4 sindicatos que venían actuando unidos? Una encrucijada se presentaba antes los trabajadores.
Entonces la burocracia redobló sus maniobras: presentó una propuesta de la empresa, difícil de entender, exigiendo que se votara inmediatamente. La exigencia fue rechazada. Pero daba otro paso más contra los trabajadores.
Y los trabajadores decidieron entonces, convocar a una movilización nacional en Valparaíso hacia el Congreso, y realizar asambleas nuevamente.
Y nuevamente la burocracia maniobró: canceló buses para que fracasara la movilización en Valparaíso, impuso nuevamente que se hicieran votaciones apresuradas. Y no sólo eso: dividió las votaciones: si hasta ese momento los 4 sindicatos habían actuado unidos, forzaron una votación dividida por sindicato.
Muchos trabajadores, indignados, se negaron a votar. La última propuesta de la empresa, con las votaciones forzadas por la burocracia, se impuso, sin que ni siquiera se conocieran completamente sus detalles.
¿Cómo la gran fuerza de lucha desplegada en las calles, en las acciones comunes, en las asambleas, en los delegados, concluyó en esta maniobra traicionera de la burocracia?
Lecciones de una gran huelga
La patronal y la burocracia atacan a los trabajadores con todas sus armas. La represión. Las amenazas del terrorismo económico. El desgaste. Dejar pasar el tiempo para quebrarlos por el hambre. Las maniobras y el engaño de la burocracia.
Los trabajadores tuvieron una herramienta única: sus delegados. Que hicieron sentir su fuerza al inicio. Pero con el paso de los días, la burocracia en nombre de la unidad, una falsa unidad para negociar todo por arriba y ganar tiempo para sus maniobras, lo fue transformando en correa de transmisión de sus decisiones, relegando a los delegados a organizar las concentraciones y movilizaciones, en vez de ser quienes decidieran y discutieran de igual a igual con la empresa.
La fuerza de la movilización resultó en un espejismo: con esta fuerza, esta vez no nos van a defraudar, decían muchos trabajadores.
Había una salida: usar esa herramienta que pusieron en pie. Los delegados necesitaban ser parte de las negociaciones, para así impedir que la burocracia maniobrara contra los trabajadores.
Así, a la movilización y la huelga, hay que unir la construcción de herramientas para asegurar la conquista de las demandas. Hay que refundar los sindicatos. Un sindicato único basado en Cuerpos de Delegados y la Asamblea General, que sean los que decidan en todas las cuestiones de importancia.
No se salió con las manos vacías, a diferencia de otras huelgas. Aunque la fuerza desplegada mostró que se podía ir por más. Y se impuso la negociación colectiva de los 4 sindicatos, todo un triunfo en sí mismo. Pero se podía ir por más. Ahora que se aumentará el sueldo mínimo, los trabajadores quedarán nuevamente cercano a ese monto. Es necesario que toda la clase trabajadora luche por un sueldo mínimo igual al costo de la canasta básica real, que hoy se estima en $370.000.
Para llevar adelante esta lucha, para refundar las organizaciones sindicales en base a Cuerpos de Delegados, hay que organizar una corriente de trabajadores que ponga entre sus banderas de lucha, esta tarea.
No sólo para las próximas luchas de los trabajadores de Correos de Chile. También, para las luchas de toda la clase trabajadora.
Los trabajadores de Correos de Chile, abrieron un camino. Hay que recorrerlo hasta el final, sostenidos en esta gran huelga, y en sus lecciones.