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Estrategia Internacional N° 16
invierno (austral) de 2000

Trotsky rojo.gif (17656 bytes)

DOSSIER:
HOMENAJE A LEON TROTSKY A 60 AÑOS DE SU ASESINATO

 

Un clásico olvidado:
"La historia de la revolución rusa hasta
Brest-Litovsk", de León Trotsky

Al Richardson

Al Richardson es el editor en jefe de la revista Revolutionary History, que en el curso de más de una década de trabajo sostenido lleva publicados más de 20 volúmenes. Ha realizado aportes muy valiosos al conocimiento de la historia viviente del trotskismo en el siglo XX.

Al Richardson inició su estudio de la historia del movimiento trotskista en los años '70, y ha publicado diversos libros, entre ellos, "War and the International", sobre la actuación de los trotskistas ingleses en la segunda guerra mundial y "In defence of the Russian Revolution" (En defensa de la revolución rusa), compilación de escritos de los principales dirigentes bolcheviques, entre otros.

La historia de la revolución rusa hasta Brest Litovsk*, de León Trotsky, fue publicada en el verano de 19181, y luego traducida a siete idiomas, incluyendo el chino, turco y el yiddish. La versión inglesa se editó por primera vez por Allen and Unwin, para la venta general a mediados de agosto de 1919, e inmediatamente después, luego de un acuerdo con el Socialist Labour League, se publicó una versión más económica. Se reeditó sólo una vez, en el año 1963 dentro del libro The essential Trotsky (páginas 23-111), como parte de una serie de trabajos de pensadores modernos que incluía a Marx, Engels, Lenin, Schopenhauer y Vasari. Denominado por Deutscher como ‘uno de los clásicos menores de Trotsky’ 2 y por Segal como ‘un relato incisivo de los hechos’3, la primera edición se agotó en sólo cuatro semanas4. Incluso hasta los opositores en ese momento describieron a este trabajo como ‘escrito con una gran destreza – claro, fácil de leer, vívido’ 5 . ‘ Su lectura es esencial... para conocer la posición actual de Europa del este’6, y elaborado con una ‘destreza política y mordaz’ y una ‘obra maestra de la narrativa’7. Es difícil dar cuenta de la razón por la cual dicho trabajo ha sido olvidado desde entonces.

Una razón quizás sea que dicho trabajo pronto fue eclipsado en alcance y extensión por la obra clásica de Trotsky "Historia de la revolución rusa". Comparándolo con éste último sólo parecería ‘una breve idea general de la historia soviética’8. Desde ya que se ve perjudicado si se lo compara con la "Historia de la revolución rusa", que ‘es un trabajo más sólido, con más imaginación y ritmo, que recrea los hechos en vez de limitarse a relatarlos’. Pero sería un error explicar la superioridad de este libro más voluminoso solamente por ‘los beneficios que surgen de mirar hacia atrás después que ocurrieron los hechos y por el tiempo libre que le permitió el exilio forzoso’9. Suponer esto sería confundir los diferentes propósitos que hay detrás de cada libro. "Historia de la Revolución Rusa", es la historia de una revolución completa, con todos sus entretelones, orígenes, desarrollo y fuerzas motoras expuestas de una manera clara; tenía el objetivo de explicarle al movimiento obrero en todo el mundo cómo se hacen las verdaderas revoluciones, en un momento en el cual la memoria de la gente sobre este hecho empezaba a borrarse debido a la neblina de la propaganda estalinista. El primer libro no parece estar destinado a ser una historia de la revolución como un proceso general, sino que es un estudio particular de la insurrección de 191710. El libro fue dictado a un equipo de estenógrafos de la ex-Duma durante los intervalos en las sesiones de las negociaciones de Brest-Litovsk, ‘en un primer momento estaba pensado para los trabajadores extranjeros’ debido a ‘la necesidad de explicarles lo que había pasado’11. Sólo cuando analizamos las circunstancias en las cuales fue escrito queda claro cuál fue exactamente esa ‘necesidad ‘primordial, que Trotsky ya había discutido con Lenin antes de ir a la conferencia de Brest.

Lenin y Trotsky jamás creyeron en ‘el socialismo en un solo país’. No tenían expectativas en que la revolución sobreviviera si no se extendía a otros países, y el libro termina con la esperanza de que ‘el cerco imperialista que nos está ahogando se rompa por la acción de una revolución proletaria’ (pag. 111). La verdad es siempre la primera víctima en una guerra, y en el momento de Brest-Litovsk la guerra mundial ya llevaba más de tres años. La simpatía por la revolución que sentía la clase obrera en el extranjero sólo podía ser aprovechada corriendo la cortina de la propaganda de los tiempos de guerra que rodeaban a la Unión Soviética, con una clara explicación de sus causas y objetivos. A menos que estos sean entendidos, no sería posible para otros imitar el ejemplo ruso.

En gran parte la oposición a la Primera Guerra Mundial de la clase obrera a nivel internacional tenía una base pacifista confusa, envuelta en vagos sentimientos democráticos. La primera necesidad de Trotsky era explicar a la clase obrera en el resto del mundo por qué había sido necesario para los bolcheviques recurrir a la revolución armada, y por lo tanto usar la fuerza para disolver la Asamblea Constituyente. Kautsky, casi inmediatamente denunció la disolución de la Constituyente (p.94), y Kerensky estaba por aparecer ante la Conferencia del Partido Laborista en junio de 1918 para atacar el derrocamiento del gobierno provisional12. Los comentaristas de este país (se refiere a Gran Bretaña -NT) rápidamente señalaron a Trotsky por su ‘extensa apología a favor de derribar la Asamblea Constituyente a través de la fuerza’13, e incluso W. N. Ewer, quien poco tiempo después se hizo comunista, admitió que la ‘disolución de la Asamblea Democrática era una afrenta a las instituciones democráticas como occidente ya sabe’. ‘ Ya tuvimos la versión de Kerensky de un episodio del otoño de 1917 en Rusia’, señaló, ‘Ahora llega el relato de Trotsky de los hechos desde la revolución de marzo al Tratado de Brest Litovsk. Es más breve y mucho más fácil de leer que la apología de Kerensky’14. La prensa burguesa, que apoyaba a Kolchak al mismo tiempo que atacaba a los bolcheviques por ser antidemocráticos, resaltaba naturalmente aquellas partes del libro donde Trotsky explica la necesidad de la revolución armada y la superioridad de los soviets sobre la democracia burguesa. ‘ La publicación de este libro sería muy útil en ciertas regiones de Inglaterra donde se insiste en ver una conexión entre el bolchevismo y la democracia, y se denuncia como una amenaza contra la democracia cualquier intento que irrite al gobierno bolchevique’, escribió quien hizo la reseña en The Morning Post: ‘Es mejor que esos caballeros lean lo que Trostky tiene que decir sobre la democracia. La desprecia por completo’15. No tenemos que tomar muy seriamente las pretensiones democráticas del The Morning Post en este momento. Su reseña empezaba con las palabras ‘El judío Bronstein’ y el tono antisemita usado cada vez que se hablaba de los asuntos rusos era tan pronunciado que Lord Rothschild, Gollancz y otros se vieron obligados a escribir que ‘recibimos con agrado la sugerencia’ que ‘los judíos británicos deberían separarse de este curso que le está haciendo tanto daño a los judíos en todas partes del mundo’16.

La segunda necesidad fue explicar por qué el gobierno ruso se había visto obligado a retirarse de la guerra y negociar solo una paz en términos tan perjudiciales con la fuerza más reaccionaria en Europa, el gobierno imperial alemán. Había muchos revolucionarios, tanto en Rusia como en el exterior, que se oponían tenazmente a la firma de la paz de Brest 17, además del sentimiento de inquietud que despertó en los círculos democráticos o la escandalosa hostilidad de la propaganda de la Entente. La reseña de Ewer se concentró por completo en el punto de que ‘La necesidad de Rusia era la paz, y la paz era literalmente inevitable, porque el ejército era incapaz de seguir peleando. Sólo los bolcheviques estaban dispuestos a hacer la paz. Por eso llegaron al poder’18. William Paul, citando una observación de ‘Mr. Winston Churchill’ al Aldwych Club (NT: un club de caballeros, estos centros eran frecuentados por hombres de negocios y eran lugares de tinte muy reaccionario), que decía ‘cada soldado británico y francés asesinado el último año fue asesinado por Lenin y Trotsky, no en una guerra justa, sino como el resultado de la deserción traidora de un aliado sin ningún paralelo en la historia del mundo’, usó el libro para contestar que ‘toda persona inteligente y honesta sabe que los aliados fueron invitados a participar en la conferencia de paz entre Alemania y Rusia. Cualquiera sea la duda que se pueda tener sobre este asunto está completamente aclarada nada menos que por el mismo Trotsky’19. Hasta este punto el libro es una extensión lógica de la propaganda revolucionaria hecha por Trotsky en Brest Litovsk, y tiene que ser entendido dentro de ese contexto.

Decir esto no significa que el libro tiene sólo un valor puramente histórico y efímero. El mismo incluye síntesis teóricas increíblemente concentradas de temas tales como la superioridad del poder soviético sobre la democracia burguesa (pag. 46-77, 93), por qué la conciencia de la clase obrera se desarrolla tan rápidamente en situaciones de crisis (pág. 47), la necesidad de la insurrección armada para derrocar el viejo orden (pag. 51-20), y cómo un partido revolucionario gana a la mayoría para esta insurrección planteando a los líderes reformistas la consigna del poder para la clase obrera (pág. 31, 34, 51, 52). Estos temas son los que le dan al libro un valor permanente. Y no debería de sorprendernos encontrar tales joyas en un libro tan corto. Muchas de las grandes exposiciones marxistas, incluyendo El XVIII Brumario de Luis Bonaparate y El estado y la revolución fueron escritos rápidamente en momentos precisos y con objetivos particulares. Extraer lo general de lo particular es una de las disciplinas esenciales del marxismo.

Al mismo tiempo su estilo lacónico y las circunstancias en las que el libro fue escrito requieren con frecuencia aclaraciones posteriores. A este fin nos ayuda el hecho de que también en el equipo de la delegación rusa a Brest Litovsk estaba Karl Radek20, sometido al mismo período de inactividad forzosa y trabajando en el mismo tipo de proyectos escritos, quien debe de haber debatido muchos de los puntos en discusión con Trotsky. Por ejemplo, Trotsky se refiere, sin identificarlos, a los ‘teóricos de nuestro partido’ que formularon la teoría de la revolución permanente, pronosticando que ‘inevitablemente pondría el poder del estado en las manos del proletariado, apoyado por las amplias masas del campesinado más pobre’ (pag. 25). El hecho que diga que esto era así, ‘incluso antes de la revolución de 1905’ muestra que no sólo pensaba en él, y una comparación con el texto de Radek Paths of the Russian Revolution demuestran que esta observación iba dirigida a Plejanov 21. El análisis de Trotsky de cómo el campesinado, una clase normalmente difusa y desorganizada, se transformó en compacta y políticamente activa a causa de la guerra (pag. 25-6) es luego desarrollado con mucho más detalle en el trabajo de Radek The driving Forces of the Russian Revolution22 . Del mismo modo, Trotsky no hace ningún intento posterior de explicar que si los mencheviques y los Socialistas Revolucionarios, que juntos eran mayoría en los soviets antes de noviembre de 1917, hubieran roto su coalición con el gobierno provisional ‘la lucha del proletariado por el poder se hubiera trasladado naturalmente hacia la base de las organizaciones soviéticas, y se hubiese desarrollado de una manera más fácil’ (pag. 36). La evidencia de esto está en los escritos de Lenin, que se encuentran resumidos muy bien por Victor Serge23. ‘El alférez B’ que desarmó los cadetes en las academias militares de Pavlovskoye y Vladimirskoye en noviembre de 1917 (pag. 78) puede ahora ser identificado como el hermano menor de Raskolnikov, A.F. Illyin-Zhenevsky (1894-1941)24. La razón por la cual Trotsky se negó a identificarlo es probablemente porque en el momento de las negociaciones de Brest Litovsk estaba jugando un rol central en la construcción de Ejército Rojo, y en la primavera de 1918 hubiera quedado expuesto a represalias. Pero la mejor guía para entender lo que Trotsky en realidad quiere decir es generalmente el mismo Trotsky, en su posterior historia completa. Su extraña observación de que la revolución ‘en realidad empezó’ en 1912, por ejemplo (pag. 25) se explica a través de su discusión sobre las cifras de la oleada de huelgas demostrando la recuperación en la combatividad de la clase obrera luego de la derrota de la revolución de 1905 en su segundo libro25.

Paradójicamente, las faltas que Carmichael y Segal ven en este libro porque es breve y compacto, lo hacen una publicación ideal en nuestros días. Gran parte de los trabajos que han sido considerados como teoría revolucionaria por una generación ahora aparecen como francamente academicista, extenuantemente largos e increíblemente complicados. Los jóvenes que se acercan al movimiento revolucionario se desconciertan ante el aparente acopio de datos que ven delante de ellos, algo parecido a lo que pasa en la historia del emperador y sus ropas nuevas (NT: es un cuento para niños cuya moraleja es que hay cosas que lucen mucho pero en el fondo no valen nada). Pero aquí tenemos un libro que demuestra cómo la teoría y la práctica se interrelacionan mutuamente, que a su vez es fácil de leer para los principiantes y está presentado con una narrativa muy placentera. Trotsky da al mismo tiempo lecciones básicas de teoría revolucionaria, política y organización, junto con una educación básica en la historia de la más grande conquista jamás lograda por la clase obrera. Y cuando tantos que se reclaman revolucionarios, desde hace mucho tiempo están enterrando ansiosamente la revolución rusa y todo lo que ésta significa, esta defensa hecha por un exponente excepcional permanece tan clara y convincente como en el día que fue escrita.


Notas:

* Este libro se editó en Argentina con el título "¿Cómo hicimos la revolución rusa?", Ediciones del Siglo, 1973. Como otras obras de Trotsky, la edición está agotada. El CEIP "León Trotsky" de Argentina planea reeditarlo en los próximos meses.

1 El prefacio lleva la fecha 29 de mayo de 1918.

2 Isaac Deutscher, El profeta armado, Oxford 1976, p.378.

3 Ronal Segal, La tragedia de León Trotsky, Londres, 1979, p.200.

4 Trotsky’s Great Book, en The Socialist, Vol. xviii, nº 215, 24-9 de mayo 1919, p.222.

5 H.S., Trotsky’s Apology , en The Manchester Guardian, 22 de abril de 1919.

6 ‘Who ruined Russia?’ (¿Quién arruinó a Rusia?), en The New Statemen, vol.xiii, nº326.

7 ‘Trotsky’s Apology’, en The Morning Post, 17 de abril de 1919, p.5. Aquellos que iban a la brevedad a afiliarse al Partido Comunista, mostraban, por supuesto, más entusiasmo. Frank Horrabin lo describe como ‘muy interesante y de un gran valor’ (The Plebs, vol.xi, nº5, junio de 1919, pag.76), y William Paul como ‘una historia brillante’ (‘Trotsky’s Reply to Churchill’ (La respuesta de Trotsky a Churchill), en The Socialist, nº 212, vol.xviii. 8 de mayo de 1919, pag.197).

8 Joel Carmichael, Trotsky: An Appreciation of his life, Londres, 1975, pag. 225

9 Segal, obra citada en nota 3. El autor anónimo de la reseña de The New Statemen, desilusionado por esperar una completa narrativa de los hechos de manera expositiva, también comentó sobre sus ‘páginas algo finitas’ (op. cit. En nota número 6 ). En un intento similar de reducir la última historia de Trotsky a un ‘drama’, c.f. Baruch Knei-Paz, The Social and Political Thought of Leon Trotsky, Oxford, 1978. Pag. 497-513, plagiadas por Peter Beilharz, en History Workshop , xx, 985, y Trotsky, el trotskismo y la transición al socialismo, Londres, 1987, pag. 41-48.

10 A pesar de esto, Trotsky señala que por varios años este libro ‘le sirvió como un manual de historia’, fue traducido a una docena de idiomas y fue publicado por la Comintern en ediciones innumerables. (Mi vida, Nueva York, 1960, pag. 370; Historia de la revolución rusa, Londres, 1965, pag. 1134)

11 L.D. Trotsky, Mi vida, pag. 370, de acuerdo al editor de la edición de 1963 se trata de ‘una considerable hazaña (proeza) de la memoria’ (pag. 22).

12 Kerensky era, por supuesto, totalmente desconocido en el exterior antes de que los eventos de 1917 lo lanzaran a la luz de manera tan inesperada, sus razones en favor de un gobierno provisional eran, incluso, mucho más débiles que las de la Asamblea Constituyente, y él era de cualquier modo un teórico de poco peso. (c.f. The Crucifixion of Liberty, Londres, 1934). Los argumentos de Kautsky como autoridad mundial en marxismo, en contra de la disolución de la Asamblea Constituyente eran mucho más serios. Los publicó por primera vez a principios de 1918 en ‘Demokratie and Diktatur’ (Leipziger Volkszeitung, nº 8, 9-10, .I; Sozialistische Auslandspolitik iv, nº 1-3.I), del que Trotsky debe de haber tenido conocimiento cuando estaba escribiendo este libro. Kautsky más tarde desarrolló sus tesis de manera completa en La dictadura del proletariado (agosto de 1918) y Terrorismo y Comunismo (junio de 1919) , a los cuales Lenin respondió con La revolución proletaria y el renegado Kautsky (Obras completas, vol. xxxviii, Moscú 1965, pág. 227-325; también páginas 105-113) y Trotsky respondió con Terrorismo y Comunismo (Londres, 1975). La Historia de Trotsky fue sucesivamente citada como parte de la polémica en el trabajo de Leipziger Wolkszeitung del 18 de octubre de 1918.

13 ‘Trotsky’s Apology’, en The Morning Post, 17 de abril de 1919, pág. 5

14 W.N.Ewer, ‘El nacimiento de los soviets’, en The Daily Herald, 26 de abril de 1919, pag. 8. Ewer se encontró entre los primeros en atacar a Trotsky cuando Moscú dio la señal seis años más tarde, más tarde, él mismo fue sometido al mismo tratamiento ignominioso.

15 Op. cit en nota número 13. Ver también The Manchester Guardian account, nota 5.

16 ‘Bolshevism and Jewry’, en The Morning Post, 23 de abril de 1919, pág. 6. Al día siguiente los lectores se encontraron con otro artículo antisemita, esta vez con ‘el judaismo y Alemania’. Es sorprendente tener que recordar que Gollancz va a ser más tarde el editor de la versión completa de la historia de Trotsky, y luego continuó siendo el editor del Left Book Club que pasó los años anteriores a la guerra acusándolo de ser un agente de Hitler.

17 La oposición dentro del Partido Bolchevique, ver Tesis de los comunistas de izquierda (1918), Critique 1977, Robert V. Daniels, The Conscience of the Revolution, Oxford 1960, pag. 70-91; Ronald L. Kowalski, The Bolshevik Party in Conflict, Londres 1991. Algunos comunistas de izquierda tales como los de la ICC definen hasta el día de hoy la firma de la Paz de Brest Litovsk como una traición.

18 Obra citada en nota número 14.

19 William Paul, ‘Trotsky’s reply to Churchill’, en The Socialist, nº212, vol.xviii, 8 de mayo de 1919, pág. 197.

20 Segal, obra citada, en la nota 3 y Carmichael, en nota 8.

21 Plejanov se vuelve un defencista durante la Primera Guerra Mundial. ‘El grupo de Plejanov’ al cual Trotsky se refiere en la pág. 32 era el ala de extrema derecha del menchevismo, agrupados alrededor del periódico Yedinstvo. Radek también señala las contribuciones de Kautsky, Parvus y Rosa Luxemburgo, diciendo que aplican la teoría de la revolución permanente de Marx a las condiciones de Rusia: The paths of the Russian Revolution, In Defence of the Russian Revolution, pag. 35-40.

22 Obra citada, en nota 21, pag. 22-3

23 ‘Lenin in 1917’, en Revolutionary History, vol. v, nº3, otoño 1994, pag. 22.

24 F.F. Raskolnikov, Kronstad and Petrograd in 1917, Londres, 1982, pag. 309; A.F. Ilyin-Zhenevsky, The Bolsheviks in Power, Londres, 1984, pag.x, 6-25.

25 La historia de la revolución rusa, pag. 55-7.

 

 

   

 

   
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