¡Abajo las sanciones y amenazas de guerra!
Operación aislamiento a Irán
27/09/2007
La política de Argentina con respecto a Irán es parte de una gran campaña internacional, encabezada por el nuevo presidente frances, Nicolás Sarkozy y que cuenta con el visto bueno de la Casa Blanca, que busca aislar diplomáticamente al régimen iraní. El objetivo de tal presión internacional es lograr que Teherán se avenga a una negociación sobre Irak con su contraparte norteamericana, con menores pretensiones que en las fracasadas rondas bilaterales realizadas en los pasados meses y eventualmente justificar una acción guerrerista contra aquél país, aunque por ahora esta posibilidad no está planteada en lo inmediato y su ejecución podría traer más desventajas que beneficios para EE.UU.
Esto es lo que se pudo ver en la 62 Asamblea General de la ONU en Nueva York. En su discurso Sarkozy dijo que “si la comunidad internacional deja que Irán se dote de armas nucleares, estaremos asumiendo un riesgo inaceptable para la estabilidad en la región y en el mundo entero”. El mandatario advirtió que “la debilidad y la dejación no llevarán a la paz, sino a la guerra”. Por último aseveró: “Quiero decir en nombre de Francia que esta crisis sólo será resuelta si van a la par la firmeza y el diálogo”. El pasado día 16, el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, llegó al extremo de decir que el mundo debía “prepararse para lo peor”, esto es, para “la guerra”, ante las ambiciones nucleares de Teherán, aunque días después, Sarkozy se desmarcó ligeramente de las declaraciones de su ministro al decir que Francia no quiere una guerra.
Por su parte, Bush se transformó súbitamente en un promotor de la paz y los derechos humanos, con un discurso humanista, solidario, olvidando por un momento su discutida guerra contra el terrorismo y recordando a los gobernantes presentes su responsabilidad en luchar contra la opresión y contra los regímenes tiránicos. Que los delegados a la Asamblea de la ONU permanezcan sentados y aplaudan cortesmente esta arenga hipócrita del principal criminal de guerra de la actualidad, responsable nada más ni nada menos que de la muerte de más de 700.000 iraquíes con su invasión, es una muestra patética de la complicidad de todos los gobiernos mundiales y de la ONU misma con esta política reaccionaria y asesina.
Así mientras el presidente francés hace de “policía malo” y Bush de “policía bueno”, el objetivo de ambos -al que se sube como un pequeño peón el presidente Kirchner- es ir acorralando a Irán y que éste se sienta aislado y con menos confianza que hace unas semanas cuando se disponía con tono triunfante a llenar el vacío dejado por el fracaso de la invasión norteamericana.
En este marco, el día lunes la secretaria de estado norteamericana, Condoleezza Rice, dijo que no veía signos de conversaciones con Irán sobre el tema de Irak. Sin embargo, ella dijo que la administración Bush “dejaría abierto tal canal”, a pesar de que probablemente “no lo siga inmediatamente”. En otras palabras, EE.UU. está buscando crear un contexto internacional favorable que haga repensar sus opciones al régimen iraní. De ahí la andanada diplomática de las últimas semanas encabezada por Francia. Angela Merkel, canciller alemana, a su vez expresó que si Irán posee el arma nuclear, Israel pero también Europa “sufrirán consecuencias devastadoras”, exigiendo nuevas sanciones. Holanda habla de la obligación moral de resistir al programa nuclear iraní. Italia también apoya nuevas sanciones. A su vez, la aviación israelí el pasado 6 de septiembre realizó una operación, increíblemente guardada en secreto, en el norte de Siria en respuesta aparentemente a un cargamento de material nuclear, lo que constituye un alerta hacia Irán (a la vez que el pasado lunes el departamento de Estado norteamericano invitó a Siria- el único aliado de Irán y con el cual EE.UU. no dialoga desde hace años- a una conferencia internacional sobre los territorios palestinos, para noviembre). En síntesis, el objetivo es hacer que Irán se sienta aislado, hacerlo temer que sus enemigos están al borde de usar la fuerza militar y hacerlo sentir que la menos mala de todas las opciones es reabrir las negociaciones con EE.UU. El resultado de esta estrategia aún no lo sabemos. Podría fracasar como tantas acciones programadas por EE.UU. en su desastrosa operacion iraquí. Debemos repudiar que en este caso la diplomacia argentina se sume a una campaña tan reaccionaria que sólo sirve al debilitado EE.UU. y al mismísimo Bush.