Trabajadores de pie en Chile
Se forma la Confederación del Cobre
04/07/2007
Viva la unidad organizada de los trabajadores
Los trabajadores contratistas sindicalizados del Cobre formaron la Confederación de Trabajadores del Cobre. Es un punto de inflexión que fortalece a los trabajadores.
La Confederación nace de la fuerza objetiva de los trabajadores contratistas del cobre, que es indiscutible: 28.000 sólo en Codelco, 80.000 incluyendo la minería privada. Por cada trabajador directo, hay tres trabajadores contratistas.
La Confederación nace del desprecio patronal: porque los patrones impulsan la subcontratación para bajar costos y aumentar sus ganancias, creyendo que solucionaban este problema, pero se crearon otro: si creían que dividían a la clase trabajadora, la terminaron fortaleciendo, creando un nuevo sector de trabajadores, y al tratarlos como trabajadores de segunda, fue germinando en este trabajador la necesidad de hacer valer sus derechos y sus intereses.
La Confederación nace de la lucha de los trabajadores contratistas, que a fines del 2005, principios del 2006, sentó un jalón en sus luchas instalando en el debate nacional el problema del trabajador subcontratista. En ese momento, la clase patronal y sus políticos patronales de la Concertación y la derecha hicieron promesas varias. Promesas que buscaron evitar cumplir. Creyeron que, como hasta ahora, todo seguiría igual. Se equivocaron. Los trabajadores se pusieron de pie.
Maniobras patronales, respuesta obrera
Los trabajadores reclamaron a lo largo del 2006 y lo que va del 2007 que se cumplieran los acuerdos alcanzados tras su lucha de enero del 2006. Que se les pagara el bono de reconocimiento por su aporte a la extracción del cobre. Y que se cumpliera la Ley de Subcontratación, que implica la internalización de varios miles de trabajadores, al menos 3.000.
La patronal, en este caso los directivos de Codelco, realizó todo tipo de maniobras. En primer lugar, la misma instalación de una mesa de diálogo, que se instaló en lugar de ejecutar los compromisos, como debería haber sido. Buscaban ganar tiempo, que el movimiento se diluyera y quedara en la nada. Movilizaciones, asambleas, bloqueos de carreteras, paralizaciones de la producción, mostraron que estaban equivocados. Nuevas maniobras en las mesas de diálogo, con representantes de la empresa o del gobierno, sin capacidad de decisión, el retiro de representantes del gobierno, la aceptación parcial del petitorio, intentaban desgastar la fuerza de las demandas. Se mostraron intransigentes, hasta el punto de empujar a romper toda negociación.
Pero no podía aceptarse. Este año, los ingresos adicionales al fisco por concepto de excedentes del cobre alcanzará los 28.000 millones de dólares (y casi todos se depositarán en el exterior para enriquecer a los bancos, en lugar de invertirse productivamente y en inversión social en el país, según un plan que favorezca los intereses de la clase trabajadora y no la demagogia de los políticos patronales). No sólo eso, expertos afirman que, en condiciones normales (es decir, si no hay una crisis económica internacional de magnitud), los precios del cobre seguirán altos (alrededor de 3 dólares la libra) por unos diez años más. Y tampoco terminan acá las buenas noticias: tampoco creen que vaya a haber sustitutos del cobre que amenacen al metal. El escenario y las perspectivas son de los mejores.
Con esta seguridad, ante las maniobras y la intransigencia patronal, la respuesta obrera fue contundente: se anunció la formación de la Confederación de Trabajadores del Cobre, y el anuncio de un paro nacional si no se accedía al cumplimiento de los compromisos.
Un punto de inflexión en la lucha de todos los trabajadores de Chile
La contundencia de los trabajadores contratistas del cobre no fortalece tan sólo su lucha, sino que pertenece a todos los trabajadores de Chile. Porque hay trabajadores subcontratistas en todas las ramas de la economía y en muchas empresas. En todos lados, tratados injustamente como trabajadores de segunda, con menos salarios y menos derechos.
Es un punto de inflexión porque hasta ahora la clase patronal estaba confiada en que mantendría por siempre divididos a los trabajadores entre trabajadores de primera y de segunda, y a su vez, divididos sindicalmente en múltiples sindicatos. Una vez más, se equivocaron. Bajo el lema de “dividir para reinar”, se aseguraban sus multimillonarias ganancias.
La clase trabajadora le opone a esta impunidad patronal, su propio lema: “la unidad hace la fuerza”, y comienza un proceso de unificación de las fuerzas de la clase trabajadora.
La reacción de la clase patronal
Unidas sus fuerzas, unidos los dirigentes patronales, con sus políticos patronales de la Concertación y la derecha, con Carabineros defendiendo sus ganancias en cada huelga, con sus medios de comunicación, con sus economistas, todos unidos, ahora, claman al cielo contra la formación de lo que llaman “megasindicatos”, y hablan con argumentos técnicos. Por ejemplo, que cada empresa debe negociar con su pequeño sindicato de empresa porque las productividades de cada una son diferentes. Sin embargo, a los sindicatos de empresa los hostigan con sus prácticas anti- sindicales. Sin embargo, las llamadas ganancias de productividad, sólo engordan sus bolsillos. Se trata nada más que de los argumentos técnicos de las técnicas necesarias sólo para aumentar sus ganancias. A costa de los trabajadores.
A esos falsos argumentos técnicos, se suma la represión de Carabineros a las huelgas y luchas justas de los trabajadores.
A esos falsos argumentos técnicos y la represión, se suma la arrogancia de decir que es “imposible” pagar bonos de $500.000 mientras depositan en bancos 28.0000 millones de dólares, y sus maniobras en las mesas de diálogo.
A esos falsos argumentos técnicos, la represión y la arrogancia, se suman las campañas de sus medios de comunicación, horas y horas hablando contra las demandas de los trabajadores, contra sus supuestos excesos, o al revés, silenciando sus luchas.
A esos falsos argumentos técnicos, la represión, la arrogancia, las campañas mediáticas, se suman las prácticas anti- sindicales, despidiendo a los dirigentes sindicales, o a trabajadores por sindicalizarse.
Falsos argumentos técnicos, represión, arrogancia, campañas mediáticas, prácticas anti- sindicales, y además, la unidad de la clase patronal contra la clase trabajadora. Lo que sigue por delante no será más fácil que hasta ahora.
Fortalecer las organizaciones sindicales de los trabajadores. Viva la unidad organizada de los trabajadores. Basta de trabajadores de segunda, a igual trabajo, igual salario: por un Tarifado Nacional del Cobre.
Basta de subcontratación
Es necesario fortalecer este paso adelante que significa la formación de la Confederación. Hay que llamar a la más amplia sindicalización de trabajadores contratistas en cada una de las empresas.
Hay que fortalecer la Confederación y cada sindicato basándolos en Cuerpos de Delegados, con delegados por cada sección de trabajo, revocables por la asamblea, con la asamblea como instancia máxima resolutiva para toda decisión que sea de importancia, con la práctica de elegir por asamblea y en forma rotativa a delegados como enviados a las mesas de negociación, y también a las directivas sindicales.
En definitiva, construir una nueva política sindical, recuperar las organizaciones sindicales y construir sindicatos allí donde no los hay: sin confiar en las mesas de diálogo social que nos montan para evitar que luchemos por nuestros derechos e intereses, y organizados según los métodos de la democracia directa de los trabajadores.
Conseguir el bono de reconocimiento y el cumplimento de los compromisos, es necesario, porque es justo, y porque es nacer con un logro. Pero es necesario unir las demandas de todos los trabajadores contratistas del cobre. Y tenemos un piso de cinco demandas que deberían ser bandera inamovible:
– Primero, y como planteamos hace ya más de un año desde estas páginas, podemos comenzar por plantear la simultaneidad de todas las negociaciones colectivas mineras, para avanzar en los hechos a la negociación colectiva por rama.
– Segundo, basta de trabajadores de segunda. A igual trabajo, iguales salarios y derechos. Esto sólo podrá conseguirse con el fin de la subcontratación. Todos los trabajadores a planta permanente.
– Tercero, luchemos por un Tarifado Nacional del Cobre que estipule un salario mínimo para cada trabajo que se realice -salario que sea igual al que hoy gana un trabajador contratado directamente por Codelco- para terminar con las diferencias de salarios entre los trabajadores de planta y los trabajadores contratistas por hacer el mismo trabajo. Todos a planta permanente. Prohibición de subcontratación del giro de las empresas y todos los servicios necesarios para su funcionamiento, como fue hasta antes de la dictadura de Pinochet.
– Cuarto, la unidad de los trabajadores contratistas de todas las ramas y sectores de la economía, unidos en una sola Confederación unida, y parte de la CUT, para terminar con la división entre trabajadores permanentes y trabajadores subcontratistas.
– Quinto, por la renacionalización del Cobre bajo el control de los trabajadores.
– Lea también: LA SUBCONTRATACION Y LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES (de Clase Contra Clase-Chile)