Opinión: trabajador de WalMart
El acto internacionalista, una pequeña muestra del interminable legado de León Trotsky
27/08/2010
Fue mi primera vez en un acto de semejante magnitud en el que la palabra “internacionalista” tomó su verdadero valor por las diferentes personalidades que proclamaron a viva voz las raíces de una teoría que se halla más viva que nunca; además de llevarnos a un clima en el que las emociones brotaban al poner en concreto y arriba de un escenario los diferentes matices de una lucha que se da alrededor del mundo.
Y puedo decir que luego de 70 años de su muerte, Trotsky podría decir con orgullo que tiene un legado, un legado importante, que ya no es cuestionable para nadie al ver a más de 2500 almas no poder contener el eufórico grito de revolución que pareciera avecinarse con más fuerza en momentos en que la crisis del capitalismo hace mella hasta en los lugares más recónditos; y ese legado pareciera extenderse aun más en el tiempo, si tenemos en cuenta la cantidad de jóvenes que se agolparon en este acto.
El estadio cubierto de Racing parecía estallar a todo momento, parecía venirse abajo ante semejante muestra de vitalidad juvenil, los cantos jamás pararon, ese espíritu pareciera no llegar nunca al fin, ese mismo espíritu de lucha que tienen los verdaderos revolucionarios, ese espíritu trotskista que hace crujir hasta los suelos más duros, ese espíritu que debemos mantener y alimentar día a día. Un espíritu que debe ayudarnos a seguir construyendo eso que ya no es una utopía. Eso real sobre lo cual debemos reflexionar. Por lo pronto como trabajador este acto me dio fuerzas para saber que todo es posible si ponemos nuestro espíritu, si logramos reflexionar sobre lo que nos pasa y si nos acercamos al calor de esa llama trotskista que no se apagara jamás.
Trabajador de WalMart