Brasil | Eleciones 2014
¿Por qué no votar al PT como un "voto útil" o “mal menor"?
13/08/2014
A partir de ahora hasta las elecciones una de las cosas que más escucharemos será que “el PT es malo, pero el PSDB es peor.” La campaña de Dilma se hace eco de la cantinela de que los tucanos (seguidores del PSDB) son pesimistas sobre el futuro del país. Afirman que Aécio representa una vuelta al neoliberalismo de los años 90, con altos niveles de desempleo, privatización y reducción salarial.
Pero no se trata solo de lo que dicen los petistas. Los trabajadores que consideran la posibilidad de un "voto útil", se basan en su propia experiencia: sienten que su vida familiar de hecho ha mejorado en los últimos años y que la gente que conocen han mejorado sus vidas. Perciben en la práctica lo que muestran las estadísticas - sea por el aumento del empleo, el aumento del salario mínimo o los programas de bienestar, como el plan Bolsa Familia - una relativa disminución de la pobreza en el país.
La “competitividad” capitalista determina la política del PT
No creemos en la continuidad de una mejoría gradual de las condiciones de vida para los próximos años. Basta con mirar la disminución del empleo en la industria, los despidos en algunas ramas, la mayor dureza empresarial en las discusiones de convenios o los bajos niveles de producción, consumo e inversión. Son los primeros pasos de una crisis que aún no es generalizada, como lo demuestra el bajo nivel de desempleo en la economía tomada de conjunto. Pero lo que está en la base de estos primeros síntomas es un problema estructural que todos los candidatos están obligados a reconocer: la falta de "competitividad" de la industria brasileña frente a la competencia extranjera.
Para responder a este problema estructural, la burguesía ha otorgado millones en subsidios fiscales a los empresarios y alimentado artificialmente el consumo con crédito barato. Pero estas medidas tienen límites pues la capacidad de endeudamiento del Estado y las familias no es infinita. Hay sólo una manera posible de superar estos límites: reducir los costos de producción, cuya forma principal es a través de la reducción de los costos de la fuerza de trabajo; reducir el gasto del Estado en servicios públicos y avanzar en las privatizaciones para financiar a los capitalistas. Aunque no están claros los ritmos, este es el único "secreto" que los candidatos intentan ocultar para recuperar la famosa "competitividad".
Todos defienden la flexibilización de los derechos laborales
Desde este punto de vista, ¿cuál es la diferencia entre petistas y tucanos? En el auge de la crisis económica mundial de 2008, los tucanos propusieron modificar directamente la Consolidación de las Leyes del Trabajo (CLT) con una enmienda constitucional en el Congreso para flexibilizar los derechos y aumentar la explotación. En ese momento el PT contra atacó y tomó otra salida: cerrar acuerdos de flexibilización de los derechos "fábrica por fábrica." Ahora, a pesar de que en un evento de la CUT Dilma prometió no atacar las leyes laborales, fue su gobierno el que, después de una caída en las ventas de las automotrices, redactó un proyecto de ley que generaliza en todo el país y extiende hasta un año la suspensión temporal de los contratos de trabajo; proyecto que sólo no se está tramitando en el Congreso para evitar el desgaste electoral. En la misma semana en que formuló esta propuesta a la CUT, en una entrevista con representantes de las empresas en la Confederación Nacional de Industrias defendió una reforma laboral "con diálogo". Nada muy distinto a las prácticas de Aécio, quien en la puerta de fábrica junto a Força Sindical promete una cosa y a los empresarios otra.
Aunque se vanaglorian por la creación de millones de empleos y el aumento del salario mínimo bajo sus gobiernos, el PT nada dice de que más del 90% de los mismos son extremadamente precarios, logrando la mayor expansión de la precariedad del trabajo a niveles jamás vistos en el país, basados en salarios que están lejos de satisfacer las necesidades básicas de una familia, sometidos a condiciones de superexplotación y alta rotatividad.
Están preparando un "ajuste" económico
Armínio Fraga, neoliberal reconocido elegido por Aécio para encabezar el discurso y el programa económico de su campaña, se apresuró a defender que el control de la inflación debería realizarse "a cualquier precio" (léase: desempleo, reducción salarial y tarifazos y cortes del gasto social). Dilma, a su vez, busca diferenciarse, insistiendo en que no hará ningún ajuste. Pero Guido Mantega, ministro de Economía, ya anunció aumentos en las tarifas de la luz y los combustibles. El aumento del desempleo y la devaluación salarial ya son un hecho. Si hasta hoy el PT nunca tuvo problemas en recortar el gasto en educación y salud para garantizar el pago de la deuda pública a los banqueros, incluso en períodos de bonanza económica, justamente porque “honrar los contratos" con el capital financiero se convirtió en un principio fundamental para el PT. No hay razón para creer que, después de una caída en la recaudación presupuestaria por el deterioro general de la economía, los gastos sociales no serán las primeras víctimas.
Las “bondades" de la asociación entre lo público y los privados y del BNDES
El PT grita a los cuatro vientos que los tucanos son los grandes privatizadores. Si hasta ahora no superaron el récord de privatizaciones del PSDB, eso no impide que Dilma se lleve el "premio" a la privatización del principal yacimiento de petróleo del país, la cuenca de Libra. Después de la privatización de los aeropuertos siguen en la lista del PT los puertos, las carreteras e innumerables asociaciones público-privadas que sustentan la construcción de hidroeléctricas, obras para la movilidad urbana, etc. ¡Fin a la bondadosa ayuda del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) a los contratistas!, no por casualidad son los mayores aportantes a la campaña del PT.
Las migajas de la asistencia social
Muchos consideran al plan Bolsa Familia "una gran conquista". Al hacerlo, no tienen en cuenta que el importe total destinado a este programa es equivalente al 1% del presupuesto público federal, mientras que el 42% se destina al pago de la duda pública a los banqueros y el 10% a subsidios fiscales a los capitalistas. No es coincidencia que Aécio afirme que convertirá al programa en ley.
La militarización de las favelas y la criminalización de la pobreza
La prueba de que la reducción relativa de la pobreza está lejos significar un combate real a la misma reside en el hecho de que bajo los gobiernos petistas, con el slogan de "Unidades de Policía Pacificadora" y con el pretexto de la Copa del Mundo, nunca hubo tal militarización de los barrios pobres del país. El PT asume la gestión de un estado que depende estructuralmente de la represión policial para contener las contradicciones inherentes a la pobreza crónica y de la instrumentalización de la misma a través del crimen organizado que se entrelaza con el poder estatal. Desde el año 2003 la población carcelaria del país se ha más que duplicado.
Los sindicatos y movimientos sociales cooptados
El único atributo que realmente distingue al PT es la relación orgánica que tiene con los principales sindicatos y organizaciones populares del país (sindicatos y movimientos sociales vinculados a la CUT, el MST y UNE) direcciones históricamente vinculadas al partido. De esta manera, el PT impone obstáculos a las luchas de la clase obrera y el pueblo pobre para defender los intereses del gobierno y sus aliados dentro del movimiento de masas.
Sólo así es posible entender por qué al momento de realizar un balance de los gobiernos del PT, muchos trabajadores visualizan que hubo una mejora en las condiciones de vida de los pobres en comparación a la década del 90; pero lo que no queda tan claro es que la burguesía nunca se benefició tanto como en los últimos años. Esta segunda comparación es esencial para entender que la reducción relativa de la pobreza fue resultado del crecimiento económico y no de la política de un gobierno más favorable a los trabajadores que a la burguesía; por tanto, frente a escenarios de crisis económica, mantener la misma orientación significará que los trabajadores pagarán los costos de la crisis para preservar las ganancias patronales.
Es necesario construir una perspectiva estratégica de la clase obrera
Desde el punto de vista del ajuste que será necesario hacer después de las elecciones, las diferencias entre el PT y el PSDB son sólo cosméticas. Tampoco son grandes las diferencias en relación a las formas de gestión: Sarney, Collor y Maluf, el PT asumió como propia la alianza con lo más podrido de la política brasileña. Todo vale en nombre de la llamada "gobernabilidad", incluyendo ceder ante las camarillas más reaccionarias del país.
Algunos trabajadores visualizan esta situación y evalúan la posibilidad de votar por Eduardo Campos por ser el único candidato "viable" más allá de Aécio y Dilma. Sin embargo, Campos, que busca emerger como una "tercera vía", demagógicamente defendiendo una "nueva política" ajena del "toma y daca", es uno de los principales aliados históricos del agronegocio (frente a los cuales Marina Silva decidió subordinarse para ser vice) y promete una reforma laboral "con diálogo", como Dilma. Al hacer demagogia con la propuesta de” pase libre” en el transporte, esconde que en el estado en que gobierna esta política ha sido financiada con más dinero público a los capitalistas del transporte y está restringido a los estudiantes de las escuelas públicas.
Los trabajadores no podemos apoyar a ninguno de los candidatos burgueses porque este tipo de apoyo, incluso como "mal menor", otorga legitimidad a las políticas que implementarán contra nosotros después de las elecciones. Debemos aprovechar este período electoral para defender las demandas más sentidas por los trabajadores, que no se podrán implementar por la vía electoral sino con la movilización de las masas en las calles como ocurrió en junio del año pasado. Sólo vinculando estas demandas a las luchas del pueblo explotado y oprimido, fortaleciendo la organización independiente de los trabajadores en alianza con el pueblo pobre, podremos poner en pie una perspectiva estratégica por la que los trabajadores puedan hacerse del gobierno arrancando a la burguesía del poder y construyendo una sociedad basada en la democracia directa de las asambleas en lugares de trabajo,
¡Que cada diputado, juez o funcionario de alto rango gane lo mismo que un maestro o profesor y aumento salarial para los profesores! ¡Que todo representante político sea elegido en asambleas locales y sea revocable por los que lo eligieron!
¡Que todos los servicios públicos sean 100% estatales y sean controlados por los trabajadores y usuarios! ¡Servicios públicos de calidad y por obras públicas necesarias financiadas con el no pago de la deuda pública!
¡No a la flexibilización de los derechos laborales! ¡Efectivización de los tercerizados y salario mínimo según el costo de la canasta familiar! ¡Ajuste salarial automático según la inflación! ¡Reducción de la jornada de trabajo sin reducción salarial para evitar los despidos! ¡Que los capitalistas paguen los costos de la crisis que se avecina!