Honduras: Nueva ruptura del diálogo
Retomar las calles y preparar el boicot a las elecciones
12/11/2009
A una semana del acuerdo reaccionario alcanzado entre el presidente depuesto Manuel Zelaya y el golpista Roberto Micheletti, Zelaya anunció su retiro del llamado pacto Tegucigalpa-San José. Este acuerdo, alcanzado bajo la tutela del imperialismo norteamericano comprendía, entre otros puntos, un gobierno de unidad nacional con los golpistas y la validación de las elecciones fraudulentas, mientras que la restitución de Zelaya debía ser resuelta por el Congreso, que aun no se ha pronunciado.
El jueves 5/11 a la medianoche, Micheletti anunció la instauración del gobierno de unidad nacional que él mismo encabezaría. Zelaya rechazó la propuesta y anunció que el diálogo estaba roto. Al mismo tiempo llamó a la Organización de Estados Americanos (OEA) a que se pronuncie sobre la actual situación, sembrando (una vez más) expectativas en que la OEA presione a los golpistas para que aceleren su restitución en el Congreso.
Como hemos venido denunciando en estas páginas, la política de acuerdos y diálogos ha sido absolutamente funcional al fortalecimiento de los golpistas, al punto tal que hoy Micheletti se propone como cabeza del gobierno de unidad mientras que el Congreso dice que no tiene fecha para tratar la restitución de Zelaya. Paralelamente, y con la venia de Estados Unidos, se preparan las elecciones que intentarán servir como legitimación del régimen golpista. Como si faltaran pruebas del apoyo de EE.UU. a esta política, el embajador norteamericano Hugo Llorens declaró que las elecciones “van a ocurrir, esto es claro, el pueblo hondureño tiene derecho de elegir su presidente (…) y sería un error histórico y de grandes proporciones negar ese derecho”. De esta forma, preanuncia el respaldo que le otorgará al régimen que resultante.
Aunque el secretario general de la OEA anunció que ese organismo no enviaría veedores para las elecciones, y a pesar de que varios países anunciaron en la reunión extraordinaria que no reconocerán su resultado (como Argentina, Venezuela o Brasil), se prevé la imposibilidad de un pronunciamiento unánime ante la situación en Honduras. Las declaraciones del embajador interino de EE.UU., Lewis Amselen, así lo anticipan: “La OEA no debe dar la espalda al acuerdo y debe seguir persiguiendo la plena ejecución del pacto”. Una vez más, EE.UU. brinda su apoyo a los golpistas, legitimando el fraude electoral. Al mismo tiempo, Obama volvió a enviar un emisario esta semana, Craig Kelly (subsecretario adjunto para el Hemisferio Occidental), para redoblar la presión para que todas las partes se mantengan dentro del reaccionario acuerdo Tegucigalpa-San José.
Frente a tal bravuconada de los golpistas, y cuando se ha retirado la lista de la candidatura independiente encabezada por Carlos Reyes, la propia dirección del Frente Nacional de la Resistencia, que ha venido apoyando la política de presión impulsada por Zelaya, ha llamado el 9/11 a desconocer las elecciones y ha convocado, aunque tardíamente, a boicotear el fraude electoral que busca la “validación de la dictadura de la oligarquía a nivel nacional e internacional”.
Esta nueva demostración del carácter reaccionario de los acuerdos y del fraude electoral que preparan los golpistas para legitimarse exige redoblar la movilización y la lucha consecuente por el boicot efectivo de las elecciones. En contraposición a la vía de los acuerdos y los pactos, que demuestran a cada paso su absoluta funcionalidad a la consolidación de los golpistas, la disposición a la lucha de los trabajadores, la juventud, las mujeres y los campesinos mostraron que otro camino es posible: derrotar a los golpistas retomando las calles y con la huelga general.