Violencia y hambre empujan a los niños lejos de Centromérica
Estados Unidos: Crisis de niños migrantes
04/08/2014
La reciente cumbre entre el presidente Obama y los mandatarios del llamado “Triángulo del Norte centroamericano” –Salvador Santos Cerén de El Salvador, Otto Pérez Molina de Guatemala y Juan Orlando Hernández de Honduras- se convocó ante la crisis por la gran afluencia de niños migrantes no acompañados a EE.UU. Entre las propuestas propiciadas por los líderes centroamericanos se encuentra el desarrollo de un plan de seguridad regional que tome elementos del Plan Colombia y de la Iniciativa Mérida: es decir, una brutal combinación de militarización de la frontera con injerencia imperialista en Centroamérica, con la excusa de combatir las redes del narcotráfico y trata de personas. Debido a las grandes contradicciones políticas domésticas que la cuestión migratoria depara, Obama no pudo ofrecer mucho, pero lo que ofreció se cirscunscribe en la línea del intervencionismo, prometiendo una oficina piloto en Honduras para revisar los casos de deportaciones sobre los parámetros actualmente vigentes. Los gobiernos cipayos –implicados en el desarrollo de la economía ilegal del capitalismo decadente (tráfico de armas, de drogas y de personas) se aprestan a profundizar la sumisión al amo del norte a través de condenar a la miseria al pueblo centroamericano.
Las causas de la migración
Son la extrema violencia y la miseria las que empujan a hombres, mujeres y niños a migrar. A pesar de los peligros que enfrentan, prefieren arriesgarse a un viaje incierto que a caer en manos de las maras, bandas juveniles que se dedican a los negocios ilegales del capitalismo en descomposición (narcotráfico, tráfico de armas, extorsiones, secuestros). Estas bandas representan la única salida para sobrevivir a buena parte de la juventud centroamericana, que no tienen acceso a estudiar, formarse en un oficio y a la cultura desde hace varias décadas. De hecho, muchos de sus integrantes ingresan a las bandas por presión de amenazas.
EE.UU.: garrote contra los migrantes
Los trabajadores y las familias que podrían ser deportadas hasta el año pasado contribuían a 8% del PBI estadounidense. De acuerdo con estudios de la CEPAL constituyen un importante aporte a la economía en particular en la industria de la construcción y las ocupaciones relativas a la reproducción social (servicios personales, trabajo doméstico, cuidado de personas, preparación de alimentos, mantenimiento y limpieza, entre otras actividades). A cambio de este importante aporte, reciben salarios muy bajos, precarización laboral, discriminación, el peligro de la separación de las familias, la amenaza constante de las deportaciones y las detenciones en cárceles privadas, donde constituyen mano de obra casi esclava para grandes corporaciones. Ahora, como subproducto de la crisis económica y la caída del empleo, los inmigrantes son tratados como mano de obra descartable, política que se apoya también en el clima social chovinista propiciado por la política guerrerista norteamericana.
El rol del gobierno mexicano
México constituye un país de tránsito hacia la ilusión de una vida mejor en Estados Unidos. En Chiapas, frontera sur del país los migrantes inician el más peligroso de los peregrinajes: están expuestos a la violencia de las maras y de los carteles del narcotráfico, a la trata de personas, al tráfico de órganos, a la violencia de las autoridades migratorias y las fuerzas represivas mexicanas, a los accidentes a bordo de La Bestia, el ferrocarril que cruza el territorio. Sólo en lo que va de este año, se deportaron de México 7,600 menores centroamericanos, de los cuales aproximadamente 6,400 eran hondureños. Mientras se define la deportación, algunos niños son alojados en albergues del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). Respecto al albergue de Tapachula, municipio chiapaneco que colinda con Guatemala, varios niños denunciaron que no hay agua potable, reciben comida en mal estado y las condiciones edilicias son muy precarias.
Enrique Peña Nieto, brazo derecho de Obama en la región, no sólo por la entrega de los recurso energéticos del país con la reciente aprobación de las reformas estructurales, sino también con militarización del país en aras de la supuesta “lucha contra el narco”, ha endurecido el trato hacia los migrantes centroamericanos: se multiplican las deportaciones.
Los trabajadores tienen la palabra
Es necesario que los trabajadores de El Salvador, Honduras y Guatemala se pongan de pie: sólo ellos pueden poner un alto a la situación de miseria y opresión en que vive inmerso el pueblo. Es indispensable que se organicen en forma independiente para luchar contra la militarización de sus países y por el cese del pago de la deuda externa. Esos fondos deben destinarse a salud, educación y un plan de obras públicas, bajo control de los trabajadores, que atienda las necesidades de la mayoría de la población. Así también se podrán crear puestos de trabajo genuinos y de conjunto pueden elevarse las condiciones de vida de las masas. Asimismo, los trabajadores centroamericanos deben pedir la solidaridad activa de sus hermanos de clase en México y en Estados Unidos, para frenar la ofensiva contra los migrantes en ambos países.
Solidaridad con los migrantes
Para terminar con esta terrible odisea de los migrantes centroamericanos, es necesario que los trabajadores mexicanos apoyen el libre tránsito por el país, y la estancia legal de aquellos migrantes que quieran establecerse aquí, con plenos derechos sociales, sindicales y políticos. Es necesario que la clase obrera mexicana se libere del yugo de las direcciones charras, que pactó con el gobierno las reformas estructurales, incluyendo la laboral. Es indispensable que los trabajadores luchen contra la militarización del territorio nacional y de las fronteras, por el cese de las persecuciones y la discriminación contra los hermanos centroamericanos. Enfrentando el ataque y las persecuciones contra los trabajadores salvadoreños, hondureños y guatemaltecos ganaremos fuerza y nuevos aliados para la lucha contra las reformas estructurales y la expoliación del país. ¡La clase obrera es una y sin frontera!
Las cifras de la migración infantil
Según el Pew Research Center, en el año fiscal 2013 (1/10/2012-30/09/2013) la policía migratoria apresó a 31,420 niños no acompañados y a 7,339 niñas. Este año (1/10/2013 hasta el 31/05/2014), fueron detenidos 33,924 niños y 13,008 niñas. Emprenden un peligroso viaje desde El Salvador, Guatemala, Honduras y México. En este último país, cuando los detectan, los detienen para luego deportarlos. En 2013, se detuvo en México a 9,893 menores en 2013, de los cuales 50 obtuvieron refugio, 1,493 tenían familia aquí y se deportaron 8,350 niños (84% del total).
De acuerdo con datos de la ONU, Honduras registró una tasa de homicidios de 90.4 cada 100,000 habitantes, El Salvador de 41.2 y Guatemala de 39.9.
Las “maras” y los negocios el capitalismo en descomposición
Las maras se originaron en Los Ángeles, EE.UU., en las décadas de 1970 y 1980. Eran centroamericanos que emigraron sin papeles al vecino del norte, empujados por la represión de los ejércitos nacionales -a su vez entrenados por los militares de la dictadura militar argentina y financiados por fondos estadounidenses para aplastar a la guerrilla en la región-. La imposibilidad de acceder al trabajo y la educación en el nuevo país orilló a un sector de la juventud a crear pandillas. Muchos fueron encarcelados, y luego deportados a su país de origen, donde desarrollaron las ramas de la economía “ilegal” del capitalismo. A ese peligroso escenario están deportando a miles de niños centroamericanos.