Chile, incendio en Valparaíso
Siempre paga el pueblo trabajador
17/04/2014
Fuera los milicos de las calles. Ayuda obrera, estudiantil y popular
Es el peor incendio en la historia de Valparaíso. Fueron 7 cerros (La Cruz, El Vergel, Monja, Mariposas, Las Cañas, San Roque, Ramaditas) afectados, 15 muertos, de 12.500 evacuados y 2.500 viviendas dañadas o completamente destruidas.
Castigo al pueblo trabajador
“Lo perdí todo”, declaran muchos pobladores y vecinos. “El infierno pasó por Valparaíso”, agregan otros más. Esa es la magnitud del impacto sobre el pueblo trabajador. Como siempre, el más castigado con los desastres naturales. Porque en sus barrios la precariedad de la vida domina, donde, por ejemplo, muchos de los grifos no tienen agua.
En los cerros afectados, 6 de cada 10 hogares pertenecen a los sectores obreros y populares (datos de la Oficina Atisba, en base del último Censo). En Valparaíso hay 64 campamentos (villas miserias), con escasos servicios básicos como agua y electricidad (en toda la Región (Provincia) de Valparaíso hay 174, a nivel nacional son 700). Una periodista preguntaba por qué habían instalado sus casas en zonas tan precarias, y la pobladora entrevistada respondió: “Los pobres no elegimos donde vivir”.
Bando n° 11
Los gobiernos, sean de la derecha o de la Concertación, no solo condenan al pueblo trabajador al abandono y a la precariedad, haciéndolos más vulnerables a estos desastres naturales. Responden una vez más con la militarización de las ciudades.
Por un lado recorren las calles cientos de estudiantes, trabajadores, vecinos, movilizándose para llevar su ayuda y solidaridad, con centros de acopio, o acercándose a los lugares del desastre.
Por otro lado, el Gobierno saca a los militares a la calle. Sin pérdida de tiempo, Bachelet declaró el “estado de excepción por catástrofe”. Y vemos unidades de milicos con armas largas en distintas esquinas, custodiando la propiedad privada de los patrones, carros con soldados recorriendo la ciudad. Medidas represivas a la mano que el estado de excepción les permite, entre otras: el mando de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad Pública asumen el control de la ciudad: la entrada y salida de la zona y el tránsito en ella; el establecimiento de condiciones para la celebración de reuniones en lugares de uso público; las decisiones para el mantenimiento del orden en la zona.
¡Los milicos pueden determinar las “condiciones para la celebración de reuniones”! Cuando cientos de estudiantes, pobladores y trabajadores justamente se reúnen para asegurar el acopio y las acciones de solidaridad, se establece la posibilidad de condicionarlas y se intimida con la presencia de milicos armados por las calles.
A la vez, el alcalde declara que la ayuda solo podrá canalizarse con las instituciones que determina.
Para reforzar la autoridad, se emitió el bando N° 11, firmado por el contralmirante de la Armada Julio Leiva, jefe de la Defensa Nacional para el estado de catástrofe en Valparaíso, con el que "se prohíbe la instalación de carpas y todo tipo de elementos tendientes a la instalación de damnificados en plazas y demás bienes nacionales de uso público" de la ciudad. En el documento se añade que "todos los damnificados que requieran apoyo en relación con habitabilidad deben instalarse en los albergues dispuestos por la Municipalidad de Valparaíso, especialmente para tal efecto".
Es que emergió una espontánea ayuda desde los estudiantes, trabajadores y vecinos.
Poner en pie la Ayuda Obrera, Estudiantil y Popular
Esa espontánea ayuda impactó nacionalmente. Un diario tituló: “Voluntarios se transforman en la columna vertebral tras la tragedia en Valparaíso” (La Nación, 15/4). Otro señala: “Ola de solidaridad con Valparaíso: Ya hay 15 mil jóvenes inscritos para ayudar” (La Segunda, 15/4).
Y en las calles se los ve circular, subiendo a los cerros, acopiando alimentos, ropa, utensilios, organizándose en cuadrillas. Como expresión de un nuevo ánimo, los sindicatos, como los mineros, de la salud, portuarios, Correos, etc., organizan sus cuadrillas.
El Gobierno, con las fuerzas de represión desplegada, quiere evitar todo atisbo de organización independiente.
De lo que se trata es de potenciarla y organizarla. Desde el PTR planteamos la necesidad de sacar a los milicos de las calles, y poner en pie una Ayuda Obrera, Estudiantil y Popular. Junto con las Secretarías de Unidad Obrero Estudiantil de Filosofía de la U.de Chile e Historia de la USACH, con el Centro de Estudiantes de Historia de la UPLA, con la Coordinadora contra los ataques anti-sindicales de Santiago y Valparaíso, convocamos el jueves 17 a una reunión en la UPLA para ponerla en pie, con los trabajadores peonetas de la Coca Cola, de la CCU, trabajadores portuarios, trabajadores de Correos de Chile, trabajadores de Starbucks, trabajadores de TurBus, todos con sus casas destruidas.
Exigimos a los gobiernos nacional y regional el inmediato envío de ayuda material como colchones, abrigo, alimentos y medicinas, y financiera (exención de impuestos, entrega de subsidios e indemnizaciones a todos los afectados), así como reconstruir las viviendas total o parcialmente destruidas. Los grandes empresarios deben entregar inmediata y gratuitamente los productos necesarios para paliar la situación de los damnificados.
Hay que poner en marcha ya un plan de obras públicas financiado con impuestos progresivos a las grandes fortunas, para garantizar el amplio acceso a los servicios esenciales de las zonas obreras y populares como agua y luz, así como la infraestructura necesaria para prevenir y mitigar futuras catástrofes.
Llamamos a las organizaciones obreras y populares a impulsar una gran campaña por estas demandas urgentes al mismo tiempo que sostenemos e impulsamos el desarrollo de la Ayuda obrera y popular que se viene generando espontáneamente.
16-4-2014