Una “ayuda humanitaria” al servicio de los intereses imperialistas
Mientras la prensa imperialista propagandiza el envío de tropas, la ocupación militar y la toma de control de Haití como “ayuda humanitaria” y los estados imperialistas y sus multinacionales intentan cubrirse con la apariencia benévola anunciando “donaciones”, el gobierno brasileño intenta utilizar el catastrófico terremoto para vender la imagen de que su liderazgo en las tropas de la ONU (MINUSTAH) que ocupa ese país desde 2005 cumple un supuesto papel “humanitario”. Sin embargo, la enorme dimensión de la catástrofe por un lado, y el conflicto entre distintos intereses impeiralistas y capitalistas por otro, viene intentando evidenciar la realidad detrás de estos discursos. Las organizaciones obreras y populares e incluso la misma prensa burguesa y las organizaciones de asistencia social ligadas a las tropas ocupantes han mostrado cómo las tropas de EEUU y de la MINUSTAH vienen actuando de acuerdo a los intereses de cada país ocupante y de las élites locales, en detrimiento de las necesidades de la aplastante mayoría del pueblo haitiano que padece sufrimientos inimaginables. No ha sido posible esconder que, desde el principio de la supuesta operación “humanitaria”, el control del aeropuerto y de los puertos está al servicio de traer contingentes y aparato militar y transportar la élite privilegiada del país, en detrimiento de la distribución de alimentos, remedios, médicos y auxílio para el rescate de personas bajo los escombros. Salta a la vista la “prioridad”dada al “salvamiento” de los barrios ricos, hoteles de lujo e instalaciones de la ONU en detrimiento de los barrios pobres. La propaganda ideológica que intenta justificar el recrudecimiento de la ocupación y de la acción represiva militar con los saqueos que el pueblo justamente realiza en su búsqueda por la supervivencia contrasta con los depósitos de víveres y remedios de la ONU rigurosamente guardados por las tropas imperialistas.

El juego de escena diplomático...

En los últimos días, hemos asistido en la prensa un verdadero “show business” (para no decir “show de horrores”), en el que, mientras los haitianos están sumergidos en la catástrofe, Brasil, EEUU, ONU y Unión Europea disputan los focos y posiciones sobre este territorio, cada uno adjudicándose mayores “laureles” por la “ayuda humanitaria”; cada cual buscando reservar para sì parte más importante en el “botín” de la reconstrucción. A tal punto que el ministro de Italia responsable por la operación de salvataje ante el terremoto en ese país el año pasado llegó a denunciar que la cantidad de muertos fue mucho mayor debido a la falacia de la “ayuda humanitaria” orquestrada por el imperialismo en Haiti.La “Conferencia Preparatoria Ministerial en favor de Haití”que reunió cerca de 20 países e instituciones en Canadá el día 20/10 se esforzó en mostrar al gobierno de Haití como “líder” del país. Lo que no pasa demera formalidad diplomática frente al brutal aumento de tropas exranjeras; frente al “consenso” de esta misma Conferencia de que la ocupación durará como mínimo 10 años más; o frente a la declaración dada por Hillary Clinton al diario The New York Times en su primera visita al país después del terremoto,sobre su sutil”sugerencia” al presidente de Haití para que decrete el “estado de sitio”. El decreto daría al gobierno una cantidad enorme de autoridad, que, en la práctica, sería delegada a nosotros”. El servilismo del gobierno haitiano queda aún más evidente cuando públicamente defiende a EEUU ante el sinnúmero de denuncias de que el “amo del norte” estaría aprovechando la situación para reforzar su ocupación militar. Por más que el gobierno brasileño y el gobierno norteamericano se esfuercen para transmitir la ideade que no existen mayores conflictos entre ellos en la “gestión” de la catástrofe, las palabras vienen siendo permanentemente desmentidas por los hechos.De un lado, EEUU, por más que declare su papel como “pasajero”,refuerza su presencia en Haití con más de 16 mil soldados (mientras las tropas de la Minustah no pasan de 9 mil, con autorización reciente para ser adicionadas 3,5 mil más),controlan solos los principales puntos estratégicos,como el aeropuerto y el puerto, y no aceptansomenter sus tropas al comando de la ONU.Por otro lado, Brasil, que hoy tiene 1,3 mil hombres en suelo haitiano y recientemente aprobó el envío de 1,3 mil más reivindica para sí el liderazgo de lo que viene siendo llamado “proceso de reconstrucción”. Ante la propuesta del FMI de un “Plan Marshall” para Haití (en alusión a la iniciativa de EEUU para reerguir a Europa después de la Segunda Guerra Mundial), el ministro de Relaciones Exteriores,Celso Amorim, trató de contraponer su propuesta de implementación de un “Plan Lula”.Amorim así explicitó su visión sobre los respectivos papeles de Brasilia y Washington en Haití. “Nuestra presencia aquí es de largo plazo, y la de las fuerzas americanas es pasajera”. Incluso en el ámbito militar estos conflictos se han evidenciado,no solo en las declaraciones de protesta del Comandante de las fuerzas brasileñas en el país, Floriano Peixoto, sino incluso en maniobras como la distribución de alimentos por las tropas brasileñas frente a los destrozos del Palacio de Gobierno haitiano, para disgusto de EEUU que controlan ese lugar.

... y los reales intereses en juego en Haiti

Las contradicciones entre os gestos diplomáticos conciliadores y los conflictos que se han desarrollado entre los países que intervienen en Haití se explican porlos interesesimperialistas y capitalistas, políticos y económicos, en juego en este país. Como se dice en la misma prensa imperialista, Obama quiere que Haiti sea para su gobierno lo contrario de lo que fue el Katrina para el gobierno de Bush. Sin embargo, existen otros intereses inmediatos y estratégicos detrás de la magnitud del aparato militar enviado por EEUU. En primer lugar, quieren garantizar que la debilidad del Estado haitiano y de las tropas de la ONU no de lugar a un proceso de rebelión y revuelta popular. Ligado a este temos, quieren garantizar la “integridad” del capital que ha invertido en ese país. Los monopolios capitalistas norteamericanos poseen significativos negocios en Haití, en los que se vinculan con las clases dominantes nativas,latifundistas y grandes burgueses, que representan cerca del 3% de la población. El gobierno estadounidense fue responsable por la creación de un polo de industrias maquiladoras en este país, donde corporaciones como Nike y Adidas produzcan sus artículos deportivos pagando un salario de hambre a sus trabajadores. Por las planillas oficiales, una costurera en la capital, Puerto Príncipe, debería recibir US$0,50 por hora, contra US$3,27 en Brasil y US$16,92 en EEUU. Son personas que viven, tanto en sus casas como en las empresas, en verdaderos campos de concentración, extremadamente militarizados, trabajando para exportar productos a precios irrisorios para EEUU. Simultaneamente a la ocupación de la Minustah, el Congreso norteamericano creó una ley irónicamente llamada “Hope” (Haiti Hemispherie Oportunity Trough Partnership Encourajement”, cuya sigla en inglés irónicamente significa “esperanza”), cuya función es imponer a Haiti que a cada m2 de ropa hecha con tela extranjera para exportación a EEUU, Haitì debe usar 3 m2 de tela local, de EEUU, o de países que tengan TLCs con EEUU. Más allá de estos intereses económicos inmediatos, EEUU obviamente también están interesados en obtener su parte (cuando mayor, mejor) en el “botín” de la llamada “reconstrucción” de Haití. Las multinacionales yanquis ya tuvieron una “excelente” experiencia de lo que significó para sus ganancias la participación en el “botín” de la “reconstrucción” de Irak. Ahora, no podría ser distinto, menos cuando serán “ayudados” por los significativos cofres de las donaciones destinados a Haití. Desde el punto de vista estratégico, no podemos descartar que EEUU pueda estar interesado en consolidar una posición militar más fuerte en el Caribe que pueda servir como un elemento más de presión para la restauración capitalista en Cuba; o para prevenir nuevas crisis que vengan a desarrollarse en su “patio trasero” en función de la crisis económica mundial o de los fenómenos de polarización social que viene atravesando América Latina y el Caribe en los últimos años. Este análisis de la perspectiva estratégica para la política de EEUU está ligada al apoyo velado, pero fundamental, que el país yanqui tuvo en la consolidación del golpe en Honduras; y en la instalación de las bases norteamericanas en Colombia.Todo esto puede ser encarado como una política preparatoria para momentos más álgidos de la lucha de clases que pueden abrirse en la región en un futuro no distante; lo que por otro lado, también podría abrir nuevas contradicciiones para EEUU en la medida que aún no resolvió los problemas de Medio Oriente. Aunque esperemos la evolución de los acontecimientos para definir más precisamente los objetivos estratégicos del brutal refuerzo militar de EEUU sobre Haití, lo que ya está claro es que Obama se vale de su legitimidad internacional para aumentar la presencia yanqui en la región.