Respuesta a los PSTU sobre Zanon
"13 años de una fábrica militante, produciendo bajo gestión obrera”
04/09/2014
El PSTU de Brasil publica en su página web un debate de su grupo hermano argentino también llamado PSTU, sobre la experiencia de Zanon, donde reconocen el peso dirigente del PTS. A continuación va nuestra respuesta.
Con más de una “década de atraso” los PSTUs nos sugieren que luchemos por la estatización de Zanon. El centro del debate que nos hacen está en el título donde nos dicen que “Luchemos por la estatización de Zanon!” luego de una década de venir haciéndolo sin interrupción.
Nos llamó mucho la atención este planteo de último momento sugiriendo la estatización, ya que fue central en la lucha de los obreros ceramistas de Neuquén, desde que pusieron a producir la fábrica, reclamando a la vez la “expropiación sin pago y la estatización bajo administración obrera”. Aunque no levantando una posición “estatista” a secas, como hacen algunos sectores de la izquierda que separan la estatización de la administración obrera (cediéndole conscientemente o por omisión, según el caso, a las estatizaciones burguesas como las del chavismo), sino ligando ambas cuestiones (ver recuadro al final). Esta posición del PTS y los obreros ceramistas la hicimos conocida no solo a nivel nacional sino incluso internacionalmente. Le aconsejamos a los compañeros del PSTU (de Brasil y Argentina) que lean los abundantes materiales de la época (publicados en varios medios provinciales y nacionales, en la página del PTS, el Sindicato Ceramista de Neuquén, el periódico obrero Nuestra Lucha y de múltiples organizaciones que lo reproducían) donde podrán constatar la coincidencia de la política definida más de una década antes y mantenida durante todo el proceso de lucha de los “obreros sin patrón”.
Zanon y Brukman (experiencia de la que también participó activamente el PTS), fueron las dos fábricas que se hermanaron en la lucha por la estatización con administración obrera, contra las propuestas del peronismo de establecer cooperativas tratando de hacer recaer en los trabajadores de las deudas de las quiebras empresarias, lo que llevó a que la mayoría de las experiencias de esas fábricas y establecimientos terminaran integradas a los mecanismos del mercado capitalista y generando en esos trabajadores una gran desmoralización. Afortunadamente Zanon pudo mostrar una alternativa que actuó como un gran factor de moralización de la vanguardia obrera y popular.
¿Estatización con Control Obrero o con Gestión Obrera?
Es necesario aclarar esta cuestión porque hace a definir con claridad la política de clase, ya que, como mencionamos al comienzo, nosotros no defendemos la “estatización a secas”. En su artículo los compañeros de los PSTUs nos llaman desde uno de los subtítulos a lograr “La máxima unidad para luchar por la estatización bajo control obrero”. Aunque en la jerga popular son sinónimos no es lo mismo control obrero que gestión o administración obrera directa. Si somos científicos debemos marcar la diferencia que no es menor. Si se lograra la estatización por ejemplo de Donnelley o la re-estatización de empresas privatizadas, nuestra consigna no puede ser que la gerencien funcionarios públicos, representantes de los gobiernos de turno y que los trabajadores sólo tengan la tarea de “controlarlos”. Porque control obrero implica que la gestión o la administración es estatal. ¡No! En caso de estatización desde el PTS y la LER-QI, luchamos para que la gerencien, la administren y la gestionen los trabajadores sin injerencia decisoria del Estado, como en Zanon.
2001: no fue sólo “la fuerza de la clase”
Los compañeros empiezan este punto diciendo que “El fenómeno de las fábricas recuperadas (ocupadas por los trabajadores) tuvo un papel muy importante para el avance de la situación que tuve su punto más alto en diciembre del 2001. Más de 10.000 trabajadores hicieron parte del proceso de ocupación de más de 150 fábricas […] Zanon excedió los límites de ser una simple fábrica y se transformó en una referencia política y social”. Estamos de acuerdo con esta afirmación, pero lo que los compañeros no explican es por qué Zanon hizo historia para la clase obrera y no hubo otro ejemplo de miles de fábrica recuperadas como parte de ese proceso, incluso muchas dirigidas por sectores de la izquierda como Grisinópolis, Sasetru o Renacer.
Es que no se puede explicar Zanon sólo por la fuerza de la clase obrera. Zanon no cayó del cielo.
Empecemos por decir que si contamos la etapa de organización de la fábrica primero en forma clandestina (que inició nuestro compañero Raúl Godoy), podemos afirmar que todo el proceso no comenzó en el 2001, sino a mediados de los años ´90, fue previo incluso a la conquista de la Comisión Interna en el ´98.
Las tareas preparatorias que encaramos desde el PTS y luego junto al activismo independiente, permitieron primero ganar la comisión interna que promovió la unidad de la fábrica y dos años después, arrebatarle el sindicato a la burocracia para ponerlo al servicio de los trabajadores. Estos primeros pasos fueron fundamentales, junto al funcionamiento en asambleas soberanas, porque marcaron el inicio de recuperación de la moral proletaria, restableciendo la confianza en sus propias fuerzas, que nosotros desde el PTS contribuimos a infundir. Todo esto lo hacíamos en medio de un escenario mundial restaurador y de reacción ideológica, de derrota de la clase obrera y desarrollo de ideologías que atacaban al marxismo en toda la línea y en consonancia con este retroceso el trotskismo internacional se adaptaba a las “nuevas ideologías” de moda y, en nuestro país la mayoría de la izquierda incluso la que se reivindica trotskista, se hizo “piquetera” (privilegiando el trabajo en desocupados con colaterales partidarias y subestimando el trabajo entre los sectores ocupados), incluso el Partido Obrero llegó hasta acuñar la “teoría del sujeto piquetero”. Una pseudo teoría que ubicaba a los desocupados como el nuevo sujeto social que venía a jugar el rol hegemónico en reemplazo de la clase obrera de conjunto, que fue refutada al poco tiempo por la realidad.
Zanon fue el producto de un fenómeno de fábricas recuperadas y un partido que se preparó previamente y pudo confluir y fusionarse con un sector de vanguardia obrera y contribuir a mantener y desarrollar una perspectiva de clase. Una “fábrica sin patrones” y puesta a producir por sus trabajadores que impidió el ingreso del síndico que buscaba administrar la empresa y siempre desde que la pusieron a producir hace ya 13 años, ha sido una fábrica bajo gestión de sus trabajadores.
Y ahora dándonos otra vez más la razón emerge otra experiencia de fábrica ocupada y puesta a producir por sus trabajadores, la gráfica Donnelley, pero esta vez en a zona norte del Gran Buenos Aires donde se concentran los batallones más importantes de la clase obrera, donde los principales dirigentes también pertenecen al PTS -se organizaron previamente durante más de 5 años- desarrollaron una perspectiva clasista de pelear no solo por los intereses de su fábrica sino de toda la clase obrera y ya difundieron públicamente que ellos siguen los pasos de Zanon: pelean por la expropiación sin pago y la estatización con administración obrera. ¿Cuál es el contenido concreto de esta política?
Pelear por la expropiación sin pago, que se declare la fábrica de utilidad pública al servicio de las necesidades del pueblo. Que el estado la considere proveedor privilegiado y bajo gestión obrera directa y una cooperativa provisoria para funcionar. Pero no somos ingenuos y sabemos que esta política no cae del cielo. Conocemos las presiones productivistas que surgen de la necesidad de mantener los puestos de trabajo que en Zanon nos llevó y nos sigue llevando a múltiples luchas políticas con sectores obreros y de la izquierda, por eso la clave es la pelea por establecer una relación correcta entre las tareas de producción, de lucha y políticas, considerándola una fábrica militante como Zanon, abierta y al servicio de los trabajadores y el pueblo.
La crisis actual y como combatirla. La sugerencia de los PSTUs que SÍ cayó del cielo
Aseguran que “la situación actual de la fábrica es realmente terminal”. Desde el PTS no somos tan categóricos en dar por “muerta” la gestión obrera (¿qué significa sino “terminal”?), pero reconocemos que la situación productiva es acuciante y políticamente la fábrica no es la misma que cuando estaba “bajo fuego”. Como dijimos arriba, esto ya era un problema en el 2009, que solo se vio agravado en estos cinco años transcurridos desde entonces. Pero es completamente forzada la oposición “terminante” que hace el PSTU diciendo que la única salida es la “unidad para luchar por la estatización bajo control obrero”. Esta “sugerencia” que nos hacen los compañeros 13 años después es lo que se vino peleando durante años, exigiendo que la Legislatura votara la estatización sin pago, no sólo con administración obrera, sino que el propio Estado se hiciera cargo de la inversión en nueva maquinaria. En 2009 el MPN se vio obligado, por la tenaz lucha ceramista, a votar la expropiación pero se negaron al proyecto de los ceramistas de estatización. ¿Qué hubiera hecho el PSTU si hubiese tenido un diputado provincial?, ¿votado en contra? Como ya dijimos, para nosotros fue acertado haberla aceptado, sin haber bajado no sólo las banderas de la estatización sino la de la independencia de todos los gobiernos, que son las banderas que seguimos defendiendo desde el PTS en Zanon. Arrancar un crédito para renovación tecnológica será un pequeño paso para que la gestión obrera ceramista, rodeada de un mundo capitalista como reconocen los compañeros de los PSTUs, pueda seguir produciendo y defender los puestos de trabajo y una forma concreta de que el estado se haga cargo, que es en última instancia parte del reclamo de estatización.
¿Por qué ahora este debate con el PTS y la LER-QI?
Para comenzar digamos que el PSTU de Argentina es un grupo pequeño que no tiene inserción en el movimiento obrero, a diferencia del PSTU de Brasil que sí logró una importante estructuración conquistando puestos de dirección en sindicatos a nivel nacional y hasta puso en pie una coordinadora nacional de trabajadores: Conlutas. Sin embargo como hemos señalado desde la LER-QI (Brasil) todo ese peso dirigente conquistado lamentablemente no han servido para dejar alguna enseñanza en la lucha de clases para la vanguardia obrera de su país y menos aún de América Latina. Su práctica es la de una corriente que no se diferencia del sindicalismo brasilero y de lo que se llama en Brasil el “modo petista de militar” limitado a luchas reivindicativas y de presión, marchas testimoniales y festivas, exigencias al gobierno del PT con un poco de propaganda de la clase obrera y el socialismo. Lamentablemente no han contribuido a la educación de la vanguardia, ni a desarrollar la conciencia obrera en donde tienen peso dirigente y lugares claves como la fábrica General Motors o la fábrica de aviones Embraer ambas en Sao José dos Campos donde dirigen el sindicato y aceptaron miles de despidos como producto de derrotas sin lucha. Siempre planteando que no había condiciones de resistir, lanzando la responsabilidad sobre los mismos obreros, sin relacionar ni tomar ninguna responsabilidad de su responsabilidad por la política que vienen sosteniendo como dirigentes desde hace años y que, obviamente ayudó a construir ese estado de ánimo. Mismo con un layoff anunciado en la General Motors no prepararon ninguna lucha seria, limitando su política a pedirle a Dilma (la presidenta) que no permitiera los despidos. Nunca buscó hacerlo trascender, ni transformarla en una gesta popular de la región con una demanda tan popular, como es la defensa de los puestos de trabajo, ni menos aún proyectarla a nivel nacional, manteniendo una perspectiva corporativa, es decir meramente sindicalista.
Mientras tanto el PTS de Argentina y la LER-QI de Brasil se prueban en la lucha de clases, avanzan en la inserción en la clase trabajadora, buscan desarrollar la alianza obrera y popular y utilizar las brechas en el régimen para nacionalizar y hacer conocida sus experiencias, como estamos haciendo en las luchas de Lear y Donnelley en Argentina, o la lucha de la Universidad de San Pablo en Brasil, donde tenemos peso dirigente.
Porque el PTS conquistó diputados nacionales y provinciales, senadora, concejales, logró con el FIT obtener 1.200.000 votos a nivel nacional y llegó en algunas provincias como Mendoza el 15% de los votos para sus candidatos. Pero sobre todo nuestros avances no se limitan a la conquista superestructural, sino que además se prueban en los conflictos más emblemáticos como el de los mecánicos de Lear -que despierta una enorme simpatía nacional con su demanda “familias en la calle nunca más” y ahora también con la nueva experiencia de los obreros gráficos de Donnelley una nueva fábrica sin patrones. O la LER-QI de Brasil dirigiendo la gloriosa huelga de la Universidad de San Pablo, como parte de la dirección del sindicato de los trabajadores de la universidad (SINTUSP) que lleva más de tres meses y se proyectó a nivel nacional en defensa de la educación pública de calidad, resistiendo la represión, con piquetes combativos, comités de lucha, asambleas y apoyo de intelectuales y estudiantes que, más allá de los resultados, está mostrando una experiencia de calidad en la lucha de clases.
Probablemente nos combaten cambiando incluso nuestras verdaderas posiciones, por los avances que estamos obteniendo que nos ubican en un lugar de destaque desde el trotskismo.
Nosotros con esta respuesta a los compañeros de los PSTUs, esperamos contribuir también al debate de cara a la vanguardia obrera y la juventud que busca orientarse en hacia una política de clase y revolucionaria. Y afirmamos junto con Gramsci que un partido se tiene que medir por lo que aporta a su clase.
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Cooperativas y “autogestiones” ¿Un debate contra quién?
Aunque sin mencionar al PTS, en el mismo artículo los PSTUs de Argentina y Brasil discuten contra los límites de los proyectos de “autogestión y cooperativos”. Hablando de cómo funciona el mercado capitalista, pasando por los anarquistas de los Siglos XIX y XX y llegando a hacer decir a Trotsky que “la lucha por la estatización, como parte integrante y como puente, hacia la lucha de los trabajadores por el poder” (¡?), quieren insinuar que el PTS tiene como estrategia las cooperativas o la “autogestión” (que nunca se sabe bien qué significa).
No se entiende realmente contra quién o quienes debaten, ya que como ellos mismos deben reconocer por omisión (no existe una sola cita del PTS al respecto), es conocido (parece que para los compañeros no) que el PTS nunca tuvo el “cooperativismo” como estrategia, por el contrario siempre lo cuestionamos -aunque no tuvimos una posición sectaria con las experiencias de fábricas recuperadas que optaron por las cooperativas [1] Como dijimos siempre, y repetimos ahora para los recién informados, sólo aceptamos la expropiación (con pago) que hizo el MPN y la “cesión” de la fábrica a la cooperativa FaSinPat como un paso táctico cuando, después de ocho (¡8!) años de lucha y producción en total “ilegalidad”, no se pudo imponer por la relación de fuerzas la estatización sin pago bajo administración obrera y se buscó algún elemental marco de “legalidad” para sacar del medio cualquier nuevo intento de desalojo y poder pelear por la renovación tecnológica para sostener los 480 puestos de trabajo, pero mucho antes tomamos el recaudo de hacer unos estatutos especiales porque no reconocíamos las reglas burguesas que rigen a las cooperativas. Tal vez tampoco sepan, pero el reclamo de renovación tecnológica ya era parte de la pelea en el 2009 cuando se votó la expropiación, pero el MPN se negó a incluirlo.
La verdad sobre el cooperativismo
Le contamos a los compañeros de los PSTUs que desde el 2001 se desarrolló un debate al interior del movimiento de ocupación de fábricas, que se extendió a todos los movimientos militantes surgidos en la época, entre la perspectiva señalada por Zanon y Brukman (cuyo programa planteaba “estatización bajo gestión obrera”, coordinación para la lucha entre ocupados, desocupados y asambleas populares, perspectiva nacional, etc.) y la del cooperativismo, cuyos principales exponentes eran el MNER (Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, dirigida por Murúa y el abogado peronista Luis Caro). Para nosotros siempre, desde el punto de vista político, el cooperativismo intenta bloquear la lucha de los trabajadores evitando el terreno de la lucha de clases, promoviendo la “autogestión”. Intenta que el norte de los trabajadores esté puesto en “la producción”, en sacar adelante “nuestra empresa”, etc. y no en la solidaridad de clase, la lucha conjunta con ocupados y desocupados, etc. es decir en desarrollar una perspectiva de clase anticapitalista. Esos movimientos alimentan las ilusiones de los trabajadores en que su futuro depende de sus sacrificios y de la buena voluntad de los jueces y los políticos del régimen.
Así, legitiman el régimen de explotación ante los ojos de los propios trabajadores. El discurso permanente de los líderes de estos movimientos no es de clase, no es contra los explotadores en general, sino contra los malos patrones, contra los que llevaron sus empresas a la quiebra.
En nuestros reiterados debates nosotros sosteníamos contra el cooperativismo que llevaba a la auto-explotación. Un funcionario del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires había dado una buena explicación de las “bondades” de las cooperativas desde un punto de vista capitalista, en polémica con la perspectiva señalada por las obreras de Brukman. Y su razonamiento que partía nada menos que de consideraciones sobre las cooperativas de Rosa Luxemburgo, hablaba de “regular la utilización de la fuerza de trabajo” y llegaba a la conclusión que: “el objetivo del Gobierno es evitar cualquier tipo de subterfugio y que estas empresas establezcan, consoliden, desarrollen y profundicen vínculos comerciales con otras firmas y sean capaces de desenvolverse en un entorno de negocios capitalista”. Nosotros le respondimos que ese “regular la utilización de la fuerza de trabajo”, en concreto se traducía en el enorme sacrificio que se ven obligados a hacer los obreros de numerosas cooperativas que durante meses o años obtienen “retiros” (pues así se llaman los salarios de los “socios”) de hambre, trabajan extensas jornadas, no tienen obra social, etc. Es una forma elegante de hablar de “flexibilidad laboral” auto-impuesta.
La estatización que defendemos
Debemos aclarar aquí para los compañeros del PSTU (de Brasil y Argentina) que no conocen la historia, aunque sea reiterativo, que el planteo de “estatización bajo administración obrera” siempre fue concebido por quienes lo impulsamos haciendo hincapié en la expropiación sin pago y la gestión obrera y como parte de un programa de conjunto, que apunte a poner en cuestión la rapacidad de los capitalistas nativos y extranjeros, y que pueda señalar la necesidad de planificar y organizar la economía nacional en función de las necesidades de las explotados, es decir, como parte de un programa revolucionario. Así, el planteo de estatización es inseparable de la gestión obrera, y lejos de buscar fortalecer este estado burgués, pretende fortalecer a la única clase capaz de derribarlo para establecer un estado de los trabajadores en lucha por el socialismo. Por esto, es equivocado sostener que con la estatización de una fábrica se puede “sustraer de los mecanismos de mercado la producción de la empresa”. Las fábricas estatizadas no se sustraen de los “mecanismos de mercado” mientras los capitalistas sigan dominando la sociedad, y porque el comando del estado está en manos de una casta de políticos al servicio de los patrones.
Ahora bien, si la estatización de una fábrica aislada abandonada por sus patrones se consiguiera, manteniendo la gestión obrera, significaría un paso progresivo. Esto se debe a que, en muchas ocasiones, el estado burgués se puede ver obligado, como medida política frente a la lucha de los trabajadores o como medida económica para garantizar servicios baratos a los capitalistas privados, a limitar el accionar de la ley del valor al interior de las empresas bajo su órbita. En el primer caso, permite condiciones de trabajo más estables y con mayores beneficios sociales. En el segundo caso, subsidia a las empresas estatales para que éstas a su vez subsidien mediante precios bajos de sus servicios a los grandes capitalistas privados. Casi siempre, una cuestión va ligada a la otra. Pero es posible que, como respuesta a la lucha de clases, el estado se vea obligado a mantener los puestos de trabajo y todas las conquistas salariales y de seguridad social. Por los efectos en la defensa de las conquistas obreras que puede significar el limitar el accionar de la ley del valor en las empresas del estado, es que muchos trabajadores demandan la re-estatización de los servicios públicos privatizados.
Los marxistas levantamos un programa para que los trabajadores, mediante su experiencia, lleguen a la comprensión de que es necesaria una lucha revolucionaria de conjunto, no sólo contra los patrones sino contra el mismo estado. La demanda de estatización bajo gestión obrera que levantaron las obreras de Brukman y los obreros de Zanon apunta en este sentido: denunciar no sólo a las patronales vaciadoras sino desnudar al estado mismo que dice defender los intereses de los “ciudadanos” pero se niega a tomar la más mínima medida tendiente a organizar la economía en función de las necesidades sociales. La administración obrera para definir ¿qué se produce? ¿En qué condiciones? ¿A quiénes benefician? Por eso nuestro planteo desde los inicios estaba vinculado a plan de obras públicas empezando por viviendas populares. En la experiencia del movimiento obrero una escuela de administración, como aprendizaje para un futuro estado obrero. La “escuela” de Zanon y Brukman llegó a popularizar la frase, sentida profundamente por sus obreros/as, que “si los obreros podemos manejar una fábrica, también podemos manejar un país”.
NOTASADICIONALES
[1] En el Segundo Encuentro de Fábricas Ocupadas. “Surgió la necesidad de profundizar la unidad que logramos entre Brukman y Zanon con el Primer encuentro y vimos la necesidad de hacer todos los esfuerzos por unirnos con los trabajadores de otras fábricas que estaban ocupadas, muchas de las cuales habían decidido transformarse en cooperativas […] Nos sentimos orgullosos cuando las compañeras de Brukman y los compañeros de Clínica Junín de Córdoba decidieron ser parte de la convocatoria. Las tres fábricas que luchábamos por la estatización bajo control obrero estábamos unidas […] Se plasmó la unión entre dos formas de gestión, las empresas “bajo control obrero” y las que habían decidido transformarse en cooperativas […]”.