Bulgaria
Cae el gobierno en medio de multitudinarias movilizaciones
21/02/2013
Por Josefina Martínez
El miércoles 20 de febrero el Primer Ministro de Bulgaria, Boiko Borisov, anunció la dimisión en bloque de su gobierno, después de 10 días de fuertes protestas callejeras. La caída del gobierno búlgaro muestra que la crisis y las políticas de “austeridad” de la UE siguen generando fuertes tensiones políticas, mientras se desarrolla una resistencia obrera y popular creciente. Ahora es el Parlamento, donde el partido Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria (GERB) de Borisov tiene mayoría, el que discutirá si adelanta las elecciones previstas para julio. Ya que aunque Bulgaria cuenta con un presidente de gobierno, éste cumple funciones muy limitadas.
Bulgaria, país del sur de Europa, de más de siete millones de habitantes, fronterizo con Rumania, Serbia, Grecia y Turquía, es el más pobre de la Unión Europea. Allí un 49% de la población se encuentra en riesgo de caer en situación de pobreza o de exclusión, según datos de la agencia Eurostat. Cuenta también con el record de los salarios más bajos de la UE, mientras que un litro de leche cuesta lo mismo que en los países más ricos ("precios europeos, salarios búlgaros" es una frase que sintetiza el malestar general). El salario promedio es de 350 euros y 155 el salario mínimo. Las protestas que terminaron con el gobierno del político conservador Borisov son fruto de la indignación creciente frente a los altos precios de las tarifas eléctricas que aumentaron más de un 13% en 2012, un costo casi imposible de afrontar para millones de familias. En medio de un duro invierno, casi la mitad de la población tiene problemas para pagar la calefacción.
Las manifestaciones se desataron hace diez días, siendo las más numerosas el domingo pasado, con 100.000 manifestantes en más de 30 ciudades. Los últimos dos días se produjeron choques entre la policía antidisturbios y miles de jóvenes en la capital del país, Sofía, que dejaron decenas de heridos. Durante todos estos días en las calles se exigía la dimisión del gobierno (al que se acusa de “Mafioso”) y la renacionalización de las empresas eléctricas y de combustible, privatizadas durante el proceso de restauración capitalista y con el ingreso a la UE. Las empresas extranjeras que hasta ahora dominaban el mercado son la CEZ y Energo-Pro de la República Checa, y EVN de Austria, aunque a la primera se le ha revocado la licencia en medio de las protestas. Aún luego de la dimisión del gobierno algunos manifestantes plantean que continuaran movilizados para lograrlo.