Francia
Elementos para un primer balance de la huelga de PSA
30/05/2013
Una huelga minoritaria pero muy combativa y popular
Con 4 meses de huelga los trabajadores de PSA Aulnay llevaron adelante una lucha encarnizada, que constituye contraejemplo en comparación con las fábricas donde las imposiciones de las patronales y el el plan de despidos son aceptadas como una fatalidad. Siendo minoritaria, fue gracias al "apoyo pasivo" de una mayoría no huelguista que la huelga pudo sostenerse. Además, el fondo de lucha de Aulnay fue muy probablemente el más importante después del de los trabajadores de las refinerías en el 2010, mostrando como, cuando una huelga emblemática busca la solidaridad, el dinero no es más un obstáculo para mantenerse en el tiempo.
Oportunidades perdidas en la preparación de la huelga
Después de haber descubierto un documento que se refería al plan de cierre, un año antes de su anuncio, la CGT no pudo convencer a los trabajadores que se trataba de una amenaza seria, que había que prepararse para una lucha dura, y cuando el plan se oficializó en julio de 2012, la Intersindical decide postergar el enfrentamiento con la dirección a la reapertura. repousser le bras-de-fer avec la direction à la rentrée. En septiembre, la Intersindical propone jugarse con todo a la apertura de negociaciones tripartitas. La perspectiva de una huelga no fue planteada y Mercier, dirigente de la CGT y de Lutte Ouvrière, explica que "una huelga ilimitada sería un error táctico: esto nos agotaría rápidamente financieramente y no perjudicaría mucho a la empresa"
Era posible empujar las otras plantas de PSA hacia la acción
El anuncio del cierre de PSA Aulnay en el marco de un ataque global planteaba las bases de una movilización común de todas las plantas. Si bien la CGT de Aulnay temía que una huelga pudiera quedar aislada en Aulnay, no tomo ninguna iniciativa hacia la unidad con las otras plantas. En cambio la dirección de PSA no perdió el tiempo, haciendo lo imposible para dar vuelta la relación de fuerza a su favor, comenzando por vaciar la fábrica particularmente transfiriendo trabajadores a otras plantas. En enero de 2013 la CGT empezó a ver la necesidad de la huelga, empujada por los trabajadores del sector carrocería. Pero esta huelga arranco con una mala relación de fuerzas. La dirección de la CGT Aulnay subestimó la importancia de preparar un plan de lucha, lanzado en el momento adecuado y poniendo claramente en el horizonte la perspectiva de la huelga, para conjunto de Aulnay así como para las otras plantas.
La unidad de las luchas contra los despidos
Pero la coyuntura de principios de año podía permitir evitar el aislamiento: reunión de 24/01, encuentros del 29/01 y el 12/02, mostrando una aspiración a la unidad de las luchas. Lograr que esta dinámica termine en una coordinación permanente, convocar a una acción central y avanzar hacia una estrategia común, esta era la tarea del momento. PSA Aulnay estaba en inmejorables condiciones para convocarla y tomar la iniciativa.
Pero el CGT Aulnay se contentó con acciones puntuales con el pretexto que otros sectores no estaban en huelga. Sea con relación a otras plantas de PSA o con relación a otras fabricas, el punto común de esta lógica es que con el pretexto de que habia diferentes niveles de movilización en diferentes sectores, la CGT Aulnay se negó a intentar ser un factor de convergencia.
Más allá de las posibilidades de convergencia con otros sectores, era necesario intentar construir una relación de fuerza que sobrepase la de algunas decenas de obreros peleando contra una de las patronales más poderosas de Francia, especialmente impulsando a un amplio movimiento de solidaridad activa que sobrepase la reivinidcación economica y que transforme la huelga en un combate político de carácter nacional. La multiplicación de acciones del tipo « golpes de puño sorpresa »como única estrategia no facilitó las cosas en este sentido.
Una estrategia y un programa cambiantes
A pesar de la consigna «contra el cierre de PSA-Aulnay», desde el comienzo se levanto un conjunto heterogeneo de reivindicaciones. Los sindicatos le pidieron primero a Sarkozy «una reunion tripartita» para asegurar « que se mantengan todos los puestos de trabajo en la planta, al menos hasta 2016».
Hubo entonces una primera apertura a negociar el cierre de la planta despues de esta fecha. Pero fue con el anuncia del PSE que las cosas se precisaron. Mercier afirmo ese dia a la prensa: «Varin nous ha declarado la guerra, vamos a hacerle la guerra. Vamos a vender nuestra piel lo mas caro posible».
Más tarde, el primer periodico de la huelga cotiza en 130.000 dólares la "piel" de los trabajadores y plantea un "menu" de reivindicaciones mezclando diferentes posibilidades de fecha de cierre, retiros voluntarios, reubicaciones e indemnizaciones ¡Todo menos la negativa al cierre!
En vez de darse el objetivo de impedir el cierre para luego crear las condiciones que permitan conseguirlo, la política de la CGT-LO fue desarrollar reivindicaciones sobre el principio de obtener lo "posible" en función de la "relación de fuerza". Pero la relación de fuerza se construye y la voluntad y los objetivos que se dan los trabajadores de vanguardia para construirlo vale mucho. El resultado de esta política de lo "posible" es que los huelguistas se encuentran hoy en posición de debilidad, teniendo que negociar las reivindicaciones a la baja come lo indica el protocolo de fin de huelga.
Algunas lecciones para el futuro
En este combate muy difícil contra uno de los pilares del empresariado francés, nada garantiza que con otro programa, orientado sobre la expropiación de la familia Peugeot y la nacionalización bajo control obrero del grupo, intentando construir la unidad, era posible ganar. La cuestión es saber si todo lo que era posible hacer se intento, si el programa y la estrategia desplegados eran los mejores para crear la relación de fuerza necesaria, preguntarse si en el contexto de una verdadera guerra de clases por saber quién va a pagar la crisis, pudieron sentarse jalones en términos de organización de una vanguardia obrera capaz, el dia de mañana, de ser una alternativa efectiva a la burocracia sindical.