Discursos
Francia: Stephane del Groupe Communiste Révolutionnaire Internationaliste
30/07/2008
Compañeras, compañeros,
Desde el Grupo CRI, traigo un caluroso saludo desde Francia a los compañeros del PTS y a la clase trabajadora de Argentina.
Quisiera intentar exponerles a grandes rasgos los desafíos a los cuales están confrontados las trabajadoras y trabajadores de Francia a un año de la victoria de Sarkozy.
El candidato de la derecha había hecho una campaña alrededor del tema de la “ruptura”, una ruptura imprescindible para la burguesía francesa que necesitaba dar un salto en la rapidez y en la profundidad de los ataques contra la clase trabajadora. Efectivamente, el capital francés, al avanzar menos rápidamente que sus competidores con relación a la destrucción de las conquistas sociales, pierde en términos de competitividad en el mercado mundial y ve su dominio imperialista cuestionado. Después de las derrotas de los ochenta y a pesar de un nivel de conflictividad relativamente bajo en el sector privado, los proletarios de Francia están oponiendo una resistencia significativa a la ofensiva neoliberal, desde las grandes huelgas de noviembre y diciembre del ‘95 hasta la gran lucha de los estudiantes apoyados por los trabajadores contra el CPE en EL 2006. En esta situación, el Partido Socialista (PS), liderado en las elecciones de 2007 por Ségolène Royal, defendió un programa fundamentalmente idéntico al de la derecha, demostrando una vez más que representa también los intereses de la burguesía francesa. Por ser más coherente y determinado, Sarkozy obtuvo un triunfo rotundo. Esto le dio más legitimidad para llevar su discurso reaccionario a la práctica.
Sin embargo, todo esto era aún insuficiente: le hacía falta la colaboración activa de las direcciones sindicales. Es por esto que, después de haber festejado su victoria en un restauran selecto (o como dicen acá, “paquete”) de Paris con los patrones más importantes de Francia, Sarkozy invitaba a los principales dirigentes sindicales a comer en las mejores mesas de la capital para acordar con ellos como comerse a los trabajadores. Además de eso propuso a algunos miembros del PS ser parte de su gobierno. Tomando en cuenta la profunda similitud de los programas del Partido Socialista y de la derecha, éstos obviamente aceptaron sin vacilar. Es más, en aquel mismo momento, Dominique Strauss-Kahn, uno de los principales dirigentes del PS accedía a la dirección general del FMI.
Después de su triunfo electoral, con aquel equipo de choque, Sarkozy eligió golpear primero a los sectores más combativos. Atacó las jubilaciones de los ferroviarios, de los trabajadores del subte y de los electricistas extendiendo a 41 años en vez de 37 los aportes jubilatorios. A pesar de que la dirección del principal sindicato del sector, la CGT, aceptara la reforma, los ferroviarios y los trabajadores del subte hicieron 9 días de huelga. Al mismo tiempo, los estudiantes pararon en más de la mitad de las universidades, las ocuparon y construyeron una coordinadora nacional para oponerse a una ley que favorecía la penetración de la patronal en las universidades y reemplazaba a los contratos estatales por contratos precarios. En varios lugares, trataron de ligarse a los ferroviarios en huelga. Pero este paro, aislado por las direcciones de los sindicatos docentes y no docentes, terminó también derrotado.
No obstante, la caída del poder adquisitivo de los trabajadores a raíz de una inflación creciente, la impopularidad de las primeras contra-reformas, y la forma descarada en la cual Sarkozy ostentaba una vida de lujo, todo esto hizo caer brutalmente su nivel de popularidad. En esta situación, uno hubiera podido imaginarse que iba a frenar el ritmo de las reformas. Todo lo contrario. ¿Y por qué, compañeros? ¿Por qué?
Porque la burocracia sindical reformista dio un salto en su colaboración de clase. Firmó varios acuerdos de regresión social abierta con la patronal y el gobierno, permitiéndole a Sarkozy proseguir con las contra-reformas: se incrementó la precariedad laboral, se facilitó los despidos, se suprimieron masivamente puestos de estatales en sectores como la educación o la salud, se introdujo la posibilidad de firmar acuerdos en las empresas por debajo de las normas legales, se implementó medidas que hacen más difícil la constitución de comisiones internas en los lugares de trabajo, se restringió el derecho de huelga, etc. Y estos son sólo algunos ejemplos de los ataques de la ofensiva que viene llevando adelante la burguesía francesa.
El Partido Socialista (PS) criticó el estilo de Sarkozy pero fundamentalmente apoyó la casi totalidad de esas medidas. El Partido Comunista (PC), que está más preocupado por salvaguardar a sus funcionarios después de sus pésimos resultados electorales, se contentó con protestar en forma testimonial.
A pesar de esto algunas luchas se desarrollaron (como en docentes, como en el Ministerio de Economía, como la huelga de trabajadores ilegales). Pero la burocracia sindical se opuso categóricamente a unificar esas luchas y a transformarlas en un poderoso movimiento, así como a oponer al programa capitalista de Sarkozy una salida que corresponda a los intereses de la clase trabajadora y de la juventud. La burocracia multiplicó jornadas de acción dispersas, nos dividió a los unos y a los otros, a los del sector público y privado, aisló las luchas de los trabajadores sin papeles. Sin embargo la clase trabajadora y la juventud no están aplastadas y estamos convencidos que van a salir de nuevo a la lucha contra los ataques del gobierno. ¿Pero con qué dirección a su frente?
En esta situación en la cual el Partido Socialista se parece cada vez a la derecha, es decir que defiende un programa totalmente burgués, los trabajadores más avanzados ven con creciente interés a lo que nosotros llamamos en Francia la « extrême gauche », la extrema izquierda, que sí se opuso a las contra-reformas neoliberales. Sectores bastante amplios ven con interés a Liga Comunista Revolucionaria (LCR) y a su popular vocero, Olivier Besancenot, que acaba de lanzar su proyecto de Nuevo Partido Anticapitalista (NPA); sectores de vanguardia miran también al PT lambertista y a su proyecto de Partido Obrero Independiente o a Lutte Ouvrière. Estas tres organizaciones tienen un peso significativo entre la vanguardia, influencian centenares de comisiones internas y juntan varios millones de votos en las elecciones.
Lamentablemente estos partidos que se reivindican trotskistas (aunque, para decir la verdad, cada vez menos) no proponen a los trabajadores una política de independencia de clase, lamentablemente no desarrollan un programa transicional coherente y consecuente capaz de unificar las luchas inmediatas contra la patronal y el gobierno, y lamentablemente no militan para que los trabajadores se doten de organismos de auto-organización en las luchas. No ayudan a los trabajadores para que vayan hasta el final en su ruptura con el PS y sus aliados: siguen llamando a votar al Partido Socialista en la segunda vuelta de las elecciones, con el pretexto de derrotar a “la derecha”, como si el Partido Socialista no fuera también un partido de nuestros enemigos de clase. Estas organizaciones se niegan a denunciar las traiciones de la burocracia sindical y a organizar el combate en el interior de los sindicatos construyendo con los militantes combativos una corriente clasista. Habría que regalarles un pasaje a Argentina para que ustedes les puedan enseñar lo que se suele decir aquí: "¡se va a acabar la burocracia sindical!" Estos partidos, compañeros, no plantean abiertamente a la vanguardia que la lucha coherente y consecuente contra el capitalismo es necesariamente una lucha revolucionaria, y que esto supone trabajar a la construcción de un partido abiertamente revolucionario.
El grupo del cual formo parte, el Groupe Communiste Révolutionnaire Internationaliste (CRI), milita a favor de una política realmente comunista, revolucionaria e internacionalista y para tratar de ganar a esa perspectiva los sectores de vanguardia. Es por esto que, sin tener ninguna ilusión en la dirección de la Liga Comunista Revolucionaria, el grupo CRI decidió participar del proceso constituyente del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) lanzado por Olivier Besancenot. La LCR invita a construir un partido anticapitalista, democrático, que retome las mejores tradiciones del movimiento obrero y reconozca el derecho de tendencias públicas. Para el Grupo CRI, ese NPA tiene que ser un partido revolucionario. Por eso planteamos abiertamente que queremos constituir dentro del NPA, con otros militantes de vanguardia, una corriente comunista revolucionaria para dar esta pelea. Esto es muy difícil, compañeros, ya que si la dirección de la LCR se muestra particularmente abierta hacia los antiliberales centroizquierdistas y reformistas de topo tipo, coqueteando inclusive con ex-asesores del intendente social-liberal de Paris, es mucho menos amistosa con los revolucionarios y pretende incluso apartar a los militantes del Grupo CRI del proceso de nuevo partido.
Más allá de nuestra intervención en este proceso, estamos convencidos que la reconstrucción del marxismo revolucionario, su inserción en los sectores de vanguardia del proletariado no puede concebirse en un marco estrechamente nacional. Después de años de retrocesos y derrotas para la clase obrera, después de años de confusión, de capitulaciones y divisiones dentro de la vanguardia y más particularmente entre las corrientes que surgieron de la crisis de la IV Internacional, hoy en día estamos asistiendo a los principios de una recomposición de la clase obrera, a luchas de masas, que crean condiciones nuevas para la emergencia de núcleos trotskistas principistas que militen a favor de la fusión del marxismo y de la vanguardia de clase. En estas condiciones, tanto el Grupo CRI como la Fracción Trotskista por la Cuarta Internacional consideraron que, a pesar de algunos puntos de debate que tenemos que zanjar, los acuerdos programáticos existentes entre nuestras dos organizaciones eran lo suficientemente profundos para permitir nuestra integración a la FT-CI como sección simpatizante en Francia.
Compañeras y compañeros, en nombre del Grupo CRI, estoy muy orgulloso de haber participado a la Va Conferencia de la FT-CI, muy satisfecho por los debates y las discusiones que llevamos adelante con los compañeros de los distintos grupos de la FT.
A 70 años de la fundación en la periferia de Paris de la organización creada por uno de los principales líderes de la revolución de Octubre, León Trotsky, a 40 años de la huelga general de obreros y estudiantes más grande de la historia, que hizo temblar en Francia el poder gaullista, a cuarenta años del Mayo de 68 cuyas brasas, estamos convencidos, siguen ardiendo.
Volvemos a decir junto con ustedes, como en el ‘68: “Ce n’est qu’un début, continuons le combat!” ¡Esto no es nada más que un inicio, prosigamos el combate!
¡Viva la IV Internacional!