Avance imperialista en la peninsula coreana
La burocracia stalinista norcoreana se abre al mundo capitalista
11/10/2007
En las últimas semanas se han producido cambios significativos en la península de Corea.
En primer lugar, Corea del Norte ha aceptado un calendario para iniciar las etapas de su desnuclearización, comprometiéndose en desmantelar sus instalaciones nucleares de Yongbyon antes del 31 de diciembre. Además, se ha comprometido a presentar una lista con todas las instalaciones nucleares que posee en la actualidad. El encargado de controlar el programa de desnuclearización será EE.UU. A cambio, Corea del Norte recibirá ayuda energética y garantías de seguridad, que incluyen la normalización de las relaciones diplomáticas entre Pyongyang y Washington y, posiblemente, la retirada del régimen norcoreano de la “lista negra” de países que financian el terrorismo, donde figura desde 1988.
En segundo lugar, las dos Coreas realizaron su segunda cumbre en 50 años en Pyongyang (capital de Corea del Norte) con el compromiso de buscar conversaciones con China y EE.UU. para formalizar el final de la guerra entre ambos, según la declaración firmada por sus líderes. Ambos países están técnicamente en guerra tras el conflicto de 1950-53. A su vez, el lider norcoreano Kim Jong-il y el surcoreano Roh Moo-hyu han llegado a varios acuerdos para impulsar la reconciliación y la paz, acuerdos que incluirían el restablecimiento del tráfico ferroviario a través de la frontera, otro marítimo y el impulso de las conversaciones a seis bandas para la desnuclearización del país comunista.
Ambos acuerdos significan un giro de la crisis nuclear norcoreana que ya lleva más de una década y media. Esta pegó un salto a finales de 2002, cuando Pyongyang reconoció haber desarrollado en secreto un programa nuclear en violación de un acuerdo de firmado con EE.UU. en 1994.Transcurridos unos años que colocaron a Kim Jong-il en la cabeza de lista de los “villanos” internacionales, Corea del Norte probó en julio de 2006 siete misiles balísticos, uno de ellos de largo alcance. Pero el lanzamiento de misiles sólo fue el prólogo de la gran noticia que supuso en octubre de 2006 el anuncio de que Pyongyang había efectuado satisfactoriamente una prueba nuclear subterránea, en un desafío sin precedentes a EE.UU. Después de haber utilizado la carta nuclear hasta sus extremos, el régimen de Corea del Norte inicia un camino de normalización o “detente” diplomática (relajación de una situación diplomática tensa).
Apertura al mundo y mercado capitalista, garantizando la sobrevivencia del régimen burocrático
El objetivo de la burocracia norcoreana blandiendo el tema nuclear era romper el aislamiento internacional en que había quedado su régimen después de la debacle de la burocracia moscovita y de su area de influencia y del giro restauracionista de la burocracia china desde fines de los ’80 / comienzos de los ’90, los principales sostenes en que se basaba el monstruoso y atrasado estado obrero burocratizado norcoreano en esta zona caliente de la ex Guerra Fria.
Corea del Norte es un estado obrero deformado en fuerte descomposición subproducto de su propia versión del modelo stalinista de construcción socialista en un solo país. A su vez esta nación se encuentra estrujada entre una fuerte Corea del Sur, apoyada por EE.UU. por un lado y por una China que utiliza sus relaciones con Pyongyang como pieza de cambio de sus relaciones con las superpotencias, en especial con el amo del norte.
Los dos acuerdos señalados más arriba muestran la voluntad del régimen stalinista de Corea del Norte de abrirse al mundo y el mercado capitalista, lo que puede implicar un salto cualitativo en la restauración capitalista. Al mismo tiempo, Pyongyang quiere asegurarse que su propio régimen no está amenazado mientras inicia su apertura, en especial por Corea del Sur y EE.UU. Aunque no puede descartarse que el régimen de Kim Jong-il podría volver a sus viejos métodos, los pasos dados por el mismo señalan que prefiere ahora lograr sus objetivos por otros medios.
De esta manera, los acuerdos alcanzados señalan un avance parcial, pero avance al fin, del imperialismo en esta zona del planeta, aunque una rápida reunificación capitalista de Corea, al estilo de la anexión de la ex Alemania Oriental por el poderoso imperialismo alemán, es altamente improbable y está aún plagada de obstáculos. A su vez, en el plano internacional contribuyen a la campaña de aislamiento internacional de Irán que señalamos en La Verdad Obrera n° 253, donde hoy se concentra lo esencial de la política del imperialismo norteamericano.
La poderosa clase obrera de Corea del Sur, junto con sus hermanos de clase del norte, son los únicos que pueden dar una salida progresiva al drama que ha implicado la división de la península, luchando por una Corea Unida obrera y socialista contra los capitalistas del sur y la burocracia restauracionista del norte.