Por Sara Povo, Clase contra Clase

Se ha cumplido un año del 15-M, el movimiento que hizo conmocionar al mundo con imágenes de cientos de miles en Plaza del Sol (Madrid), en la Plaza Cataluña (Barcelona) y en todas las plazas del Estado español, y que recorrió las portadas de la prensa mundial. El movimiento de la juventud indignada que hace un año comenzó a cuestionar el régimen del ‘78, ha vuelto en los días de su aniversario a las calles y plazas de todo el estado, contra los banqueros, contra los partidos del régimen, contra las desigualdades, contra la monarquía.

Después de un año siguen apretándonos las tuercas

A un año del 15-M los gobiernos de turno y ahora el de Rajoy, siguiendo los dictámenes de Europa y el FMI, siguen apretando las tuercas a la clase obrera y los sectores más desfavorecidos y profundizando en la políticas de recortes, despidos y desalojos. Mientras estamos sufriendo retrocesos históricos con las sucesivas reformas laborales y la cada vez más salvaje ofensiva contra la sanidad y la escuela pública, cientos de miles de indignados hemos recorrido las calles y vuelto a inundar las plazas de más de 80 ciudades del estado español.

El domingo 13 de Mayo una pugna de cifras se veía en los periódicos, entre los organizadores y las cifras oficiales, pero la imágenes hablan por sí solas, cientos de miles en todo el estado, masivas movilizaciones en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, entre muchas otras.

Las movilizaciones recorrieron las ciudades con un aire reivindicativo esta vez más organizados, ya que a los jóvenes y no tan jóvenes indignados se les sumó la indignación de la “Marea Verde”, los trabajadores de la enseñanza que marcharon contra los recortes en la educación y en defensa de la educación pública, pero también la “Marea Blanca” vestidos con sus batas blancas, que alzaron la voz en defensa de la sanidad pública. Este fenómeno que se expresó en las masivas manifestaciones del sábado 12-M responde a la terrible agresión que el gobierno trata de propinar contra nuestra educación y nuestra sanidad. Es un primer paso que fortalece el movimiento y muestra que puede comenzar a empalmar la lucha de los indignados con la de los trabajadores. Aunque es de lamentar que no se viera ni una sola bandera de los sindicatos apoyando las movilizaciones del 15M.

Basta de represión contra los luchadores

Al finalizar las movilizaciones, se realizaron multitudinarias asambleas en las plazas, en Madrid la delegación del gobierno había prohibido acampar y permanecer en Sol más allá de las diez de la noche. Pero Sol seguía inundada pasada la media noche a un nivel que a los cuerpos represivos del estado se les hacía imposible la intervención debido a la masividad de la protesta. Fue entrada la madrugada, en el momento en que comenzó a vaciarse la plaza y unos cientos de personas se quedaron acampadas, cuando se dio la orden de desalojar y los antidisturbios entraron en Sol, amedrentando, increpando y agrediendo físicamente a los acampados. Esta intervención represiva se saldó con 18 detenidos y en varias ciudades y casi de forma simultánea los antidisturbios entraron a desalojar violentamente a los acampados.

Esta es la línea represiva del gobierno, que ya desde el 29-M dio un salto. Numerosas huelgas estudiantiles han tenido lugar a lo largo y ancho del estado durante este curso. Masivas movilizaciones de Valencia a Barcelona, de Madrid a Zaragoza, de Galicia a Extremadura. Esta ha sido la respuesta contundente de los estudiantes de enseñanzas medias y universitarios ante el tremendo ataque y los recortes que se están dando contra la educación pública.

La gran jornada de huelga del 29-M

El 29 de Marzo este movimiento confluyó brillantemente en la lucha con la clase obrera, paralizando las aulas y marchando junto a los trabajadores en las masivas manifestaciones que se dieron en todo el estado. Esto marca una enorme diferencia en la situación de hace un año. Y es una gran oportunidad que ha llevado la indignación de las plazas a las aulas universitarias y secundarias.

Este aniversario del 15-M, se da después de que la clase obrera entró en escena el 29-M con una gran huelga general que paralizó el país. En ese momento los trabajadores demostraron que tienen la fuerza que puede poner en jaque a la burguesía del estado español. Además fue una huelga con un componente distinto, la juventud y los estudiantes confluyeron con la huelga general uniendo la fuerza de los jóvenes al enorme potencial que ha demostrado históricamente la clase obrera, la clase que maneja los engranajes que generan riqueza y hacen que el mundo se ponga en marcha cada mañana. Pero los estudiantes no solo pararon el 29-M, sino que marcharon en las multitudinarias manifestaciones junto a los trabajadores. Sin embargo este enorme potencial en lugar de haber sido extendido y profundizado con un plan de lucha que enfrente seriamente los ataques históricos de los que estamos siendo víctimas, la burocracia sindical de CCOO y UGT ha tratado de contenerlo y paralizarlo convirtiendo la huelga en algo meramente folclórico.

De la indignación a la lucha por la revolución

Solo a través de la alianza de los indignados con los trabajadores se puede comenzar a dar pasos profundos para transformar radicalmente la sociedad. Las masivas movilizaciones y las ocupaciones de las plazas fueron un paso importante donde los jóvenes comenzaron a protestar y a debatir, pero no podemos quedarnos ahí. Debemos llevar la indignación a los trabajos, a los centros de estudios y organizarnos desde allí, exigir desde esas asambleas a la burocracia sindical que es necesario un Plan de lucha para derrotar a este gobierno y comenzar a dar una salida a la crisis. Es necesario que el movimiento de un paso adelante y reflexione sobre cuál es la nueva situación en la que nos encontramos, el potencial que la clase obrera demostró el 29-M, la fuerza con la que los estudiantes han irrumpido en el panorama político, enfrentándose sin miedo a la represión. Los profesores organizados en la “marea Verde” los trabajadores de los hospitales en la “Marea Blanca”. Por todo esto, podemos decir que hoy estamos en mejor situación que hace un año para transformar la indignación en la lucha consciente por la revolución.

Fue precisamente al calor de las experiencias del 15-M que junto a un sector de jóvenes que nacía a la vida política, y con quienes los compañeros de CcC fuimos a las fábricas, a los hospitales en conflicto, a apoyar la lucha de los trabajadores de TUZSA o de FCC Parques y Jardines, cuando decidimos construir la Agrupación Revolucionaria No Pasarán. En la que planteamos que la centralidad de la clase obrera es clave, a la vez que luchamos por recuperar nuestros sindicatos y barrer de ellos a la burocracia sindical, en la que peleamos por la máxima democracia en los trabajos y lugares de estudio a través de las asambleas, en la que creemos firmemente en el potencial de la unidad obrero estudiantil, en la que repudiamos el régimen del ‘78 y el proceso de transición pactada. Y hoy apostamos por seguir construyéndola con jóvenes en todo el estado. Para que verdaderamente pasemos de la indignación a la lucha consciente por la revolución.