Venezuela
Nicolás Maduro, listo para pagar “hasta el último dólar” a los buitres
19/09/2014
Frente a la proximidad del vencimiento de los compromisos de Venezuela por concepto de la deuda externa en el mes de octubre, una avalancha de analistas tanto a nivel nacional como internacional salió a alertar sobre la probable incapacidad de pago del país y la entrada en un eventual default, haciendo entrar el fantasma de Argentina en el país caribeño. Lo que se leyó como una presión por parte de Wall Street buscando crear un clima de ansiedad, para presionar al gobierno de Nicolás Maduro tuvo su efecto. El Presidente de Venezuela, temeroso de una reacción negativa que se expresara en la caída de la cotización de los bonos venezolanos, salió a declarar: “Estamos listos para seguir cumpliendo nuestros compromisos internacionales completicos,… hasta el último dólar”.
Una puntualidad religiosa
Los bonos de Venezuela son instrumentos financieros utilizados por el Estado de Venezuela o PDVSA para financiar su deuda ya sea externa o interna. Para el mes de octubre el Gobierno de Maduro se enfrenta a importantes vencimientos por estos instrumentos financieros por el orden de los US$7.132 millones.
Según el cronograma de pago, la República deberá desembolsar el próximo 8 de octubre un total de US$2.492 millones, siendo US$1.500 millones en capital más US$992 millones en intereses por los llamados bonos venezolanos; y por los bonos de PDVSA, que vencen el 28 del mismo mes, se debe cancelar US$3.000 millones en capital y US$1.640 millones por intereses devengados.
Tratándose de un monto significativo, y tomando en cuenta que el Gobierno ha estado restringiendo las divisas para las importaciones así como el pago a sectores económicos internos, en un país prácticamente en recesión y con una leve caída en los precios del petróleo, los temores de los buitres internacionales no se hicieron sentir. Es que Wall Street quería garantizarse “hasta el último dólar”, como luego le aseguró Maduro que lo haría, haciendo gala del “honor” que goza el chavismo desde que llegó al Gobierno en febrero de 1999, que ha desembolsado con diligencia los pagos de deuda externa.
A pesar de esto, se ha transformado en una constante azuzar el fantasma argentino del default sosteniendo que a Venezuela le estaría costando cumplir con los pagos de bonos internacionales. Ahora, a pesar de que el gobierno venezolano ha garantizado cumplir sus compromisos, se insiste sobre el "riesgo de default de pago en los dos próximos años". Pero si en algo se parece Venezuela a Argentina, es que ambos países, usando una expresión que se ha acuñado en el sur rioplatense, son “pagadores seriales”, y que a pesar de esto, aún pueden ser víctimas de los buitres del mundo financiero.
Deuda para financiar buena parte del sector empresarial
Lo que poco se dice, sobre todo entre los sectores empresariales, es que el Estado venezolano no solo se ha endeudado para dar cuenta de sus necesidades estatales, sino también como mecanismo para financiar a gruesos sectores económicos, y por esa vía, también enriquecer a la banca.
A partir del 2005 la estrategia de endeudamiento del Gobierno estuvo enfocada en la colocación de papeles en el mercado internacional, con la emisión de los bonos bolívar-dólar o convertibles en divisas para facilitar, donde buena parte de los mismos empresarios compraban con bolívares bonos en divisas que luego revenden en el exterior para obtener dólares legalmente paralelamente al control de cambios.
Para hacer atractivos estos bonos, Venezuela ha tenido que colocar deuda con tasas de interés que oscilan entre un 5,25% y 12,75%, lo que en su momento aseguraba el “éxito” de las colocaciones de estos activos para conseguir recursos, pero aumentando vertiginosamente tanto el monto de la propia deuda como también el costo de la misma.
Frente a sus oscilantes movimientos por la debilidad económica del país, y evitar la caída de los bonos, al Gobierno no le resta más que aumentar las tasas interés, transformándose en una espiral de mayor deuda, sangrando al país a la hora de los vencimientos del pago. El “socialismo” venezolano se transforma bajo esta vía en un buen pagador, al tiempo que satisface la sed de ganancias de los capitalistas locales.
Pagando a Wall Street, restringiendo al pueblo
Hace pocos días y con tres meses de atraso, el Banco Central de Venezuela (BCV) anunció por fin los índices de inflación, llegando el acumulado hasta agosto de este año al 39%, y la anualizada al 63%, la mayor en años, golpeando fuertemente el ingreso de los trabajadores.
La inflación galopante que se come los ingresos obreros y populares registró un aumento, por ejemplo, solo en el rubro de los alimentos, de más de 90% en un año. Al mismo tiempo que esto ocurre, el Gobierno cede en toda la línea a los empresarios atendiendo sus “reclamos”, haciendo múltiples mesas de acuerdos de donde salen medidas proempresariales, como los aumentos de precios, el relajamiento del control de cambio, millonarios subsidios y créditos baratos a los capitalistas, autorización de decenas de miles de despidos a nivel nacional.
La publicación por parte del gobierno del resto de los indicadores económicos, como el de la actividad económica, se encuentra atrasada, cuando esto lo hacía con la puntualidad que establecen sus propias normas. Esto podría estar significando que muy saludables no son, y que el país ya está en una fase de contracción económica o recesiva, que al combinarse con la escasez y el desabastecimiento, se hace sentir con fuerza en los hogares populares. A este ritmo, se atiende los compromisos internacionales pagando hasta el “último dólar”: entre Wall Street y el pueblo trabajador, el Gobierno de Maduro ya ha tomado una decisión.