Cientos de mineros muertos
Turquía: La culpa es del gobierno y la explotación patronal
15/05/2014
El martes 13 de mayo, más de 250 mineros murieron en Soma/Turquía en la explosión de una mina, varias decenas más fueron gravemente heridos. Siguen estando cientos de trabajadores atrapados en la mina a 400 metros bajo tierra peligrando su vida. Por la gran cifra de trabajadores ilegalizados en el sector minero turco no hay una cifra concreta cuántos mineros siguen atrapados. Pero está claro que esta tragedia no es un accidente de trabajo sino una masacre. El Primer Ministro Erdogan relativizó los muertos como víctimas de un accidente normal, llamando a la gente a rezar y declarando un luto nacional de tres días. Luego de llegar a Soma su auto fue atacado por manifestantes y tuvo que refugiarse en un supermercado para huir de los manifestantes enfurecidos.
La política neoliberal del régimen turco tiene su expresión en condiciones de trabajo altamente precarias y un amplio sector de mano de obra barata. Por falta de seguridad de trabajo, el año pasado murieron 1203 personas por accidentes de trabajo, entre ellos nueve mineros de Soma. Un reclamo desde partidos opositores en el parlamento, en abril de ese año, por las condiciones de seguridad en el trabajo en Soma fue rechazado desde el gobierno por “injustificado”. La empresa anteriormente estatal se volvió cada vez más hostil a los trabajadores en el marco de la nueva ola de privatización neoliberal y de precarización. En la mina en Soma existen 14 empresas subcontratadas. Muchos mineros trabajaban para esas empresas por debajo del salario mínimo de 300 Euros. También un joven trabajador ilegal de 15 años se encontró entre los muertos. Turquía está en el primer lugar en Europa en cuanto a las peores condiciones de trabajo, y en el tercero al nivel mundial. Solo ofrece condiciones catastróficas a los trabajadores. Pero tampoco hay que engañarse y creer que un capitalismo más “humano” puede ofrecer mejores condiciones a los trabajadores, sobre todo en un país semicolonial como es Turquía. Mientras las condiciones laborales sigan siendo meros factores de gasto para los capitalistas, morirán trabajadores para sus ganancias. Sólo derrumbando al capitalismo, los trabajadores podrán tener condiciones de trabajo realmente dignas y seguras.
El miércoles tuvieron lugar huelgas universitarias y manifestaciones contra el gobierno en varias ciudades turcas. La demanda central del movimiento de protesta es la renuncia del gobierno como responsable de la masacre. Las grandes federaciones sindicales DİSK (Confederación de los sindicatos obreros revolucionarios), Türk-İş (Confederación de los sindicatos obreros de Turquía), KESK (Confederación de los trabajadores públicos), TMMOB (Sindicato de arquitectos e ingenieros) y TTB (Sindicato turco de médicos) llamaron a manifestaciones y el jueves 15/5 a un paro nacional de un día. El hipócrita gobierno turco resolvió un luto nacional de tres días por los acontecimientos mientras sus manos están bañadas en la sangre de cientos de mineros.
La crisis del régimen turco se agudiza por la cuestión social no resuelta, los duros conflictos laborales y los conflictos en la burguesía. Apoyamos al movimiento de protesta contra el gobierno. Pero opinamos que los sindicatos, más allá de paros simbólicos de un día, tienen la tarea de llamar a la huelga general política e indefinida hasta que las minas sean nacionalizadas bajo control obrero y los ministros y el primer ministro responsables hayan renunciado. La burocracia sindical jugó un rol de freno en las luchas laborales en auge en los últimos meses. Eso significa: las luchas heroicas de las masas oprimidas de Turquía en las calles y fábricas desde el principio de la rebelión de Gezi encontraron sus límites porque no hubo una política antiburocrática y revolucionaria en los sindicatos, ni intervino el movimiento obrero en el movimiento de masas por encima de acontecimientos aislados.
Al contrario, ante la crisis del gobierno cada vez más impopular por su política neoliberal, antidemocrático y proimperialista, es necesario que el movimiento obrero se una a los jóvenes de la plaza Taksim, con sus propios métodos de huelga, piquetes y ocupaciones de fábricas, para construir una alternativa antiburocrática y revolucionaria de los trabajadores que derrumbe el gobierno y luche por una salida obrera y popular a la crisis.