Crisis política en Ucrania
26/11/2004
La situación en Ucrania se ha vuelto extremadamente tensa. En medio de denuncias de fraude y de movilizaciones de masas, Viktor Yanukovich, el candidato oficialista, abiertamente apoyado por el premier ruso Vladimir Putin, fue declarado ganador en las elecciones presidenciales realizadas el domingo 21 de noviembre. Su contrincante, Viktor Yuschenko, declarado pro-occidental y con el apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea, ha rechazado el resultado electoral. Estos bloques están peleando por ganar a Ucrania para sus respectivas esferas de influencia, dada la creciente importancia geoestratégica que ha adquirido este país.
A pesar del crudo invierno ucraniano, alrededor de 200.000 votantes de la oposición han tomado las calles y plazas de Kiev exigiendo el reconocimiento de Yuschenko como presidente, incluso se está desarrollando al cierre de esta edición una huelga general con acatamiento dispar. Los manifestantes tienen como modelo lo que se conoció como la “Revolución de las rosas”, una serie de protestas pacíficas que, junto con la presión internacional, llevaron a la renuncia del ex presidente Shevardnadze en Georgia el año pasado.
El 25 de noviembre en un giro inesperado y ante una creciente amenaza de que pudieran escalar las protestas, la Corte Suprema de Ucrania dejó en suspenso temporariamente la victoria de Yanukovich y prohibió que se publicara el arbitrio de la Comisión Electoral Central hasta que se aclaren las denuncias de fraude y abusos. Por su parte, Yuschenko ofreció una salida negociada para descomprimir la situación social que puede salirse de control, y estaría dispuesto a que se repitiera la votación.
La prensa occidental pretende presentar esta disputa como un conflicto entre las “fuerzas democráticas de la oposición” por un lado y el “régimen autocrático” de Kuchma por otro, basándose en el hecho cierto de los recortes a las libertades democráticas, de los rasgos bonapartistas del régimen ucraniano –incluido el asesinato de periodistas opositores o críticos del gobierno- y del alto nivel de corrupción del gobierno de Kuchma. Pero estas “preocupaciones democráticas” de las potencias occidentales son un verdadero fraude con el que pretenden ocultar sus intereses en el triunfo de Yuschenko.
En realidad se trata de un enfrentamiento entre dos bandos totalmente reaccionarios, dos sectores de la elite dominante que viene saqueando al país luego de la desaparición de la Unión Soviética. A tal punto el “demócrata” Yuschenko es parte de esta misma elite, que fue director del banco central ucraniano entre 1993 y 1999 y primer ministro desde 1999 hasta abril de 2001, ambos cargos bajo la presidencia de Kuchma. Como titular del banco central fue uno de los principales arquitectos de la política de privatizaciones y reformas neoliberales.
Sus diferencias actuales se resumen en que mientras Yanukovich, financiado esencialmente por los oligarcas de la industria pesada, es partidario de mantener a Ucrania en la esfera de influencia de Rusia (por eso Putin intervino directamente en la campaña electoral y reconoció inmediatamete su triunfo) Yuschenko continuará las reformas neoliberales internas y en el plano exterior busca ubicar a Ucrania como socio menor de las grandes potencias de occidente, con relaciones tanto con Estados Unidos como con la Unión Europea.
La crisis política tiene dimensiones internacionales, ya que Estados Unidos, Alemania y otras potencias europeas no reconocen al sucesor de Kuchma y han exigido explícitamente un recuento de votos, bajo supervisión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea.
Los trabajadores ucranianos, que están entre los más pobres de Europa, con un ingreso promedio de 65 dólares al mes, no tienen ningún interés en común con estos oligarcas, que pertenecen a la pequeña elite de nuevos ricos que ha acumulado una enorme riqueza con el proceso de restauración del capitalismo.